28 mayo 2006

HUAÑUCHUN YANKIS

Queridos todos:

Reconozco que últimamente padezco de una atípica alergia a los telediarios y prensa en general. No termino de ver o leer la noticias cuando me asalta un incontrolado cabreo. De entre ellos, el que me produjo la reunión entre Morales y Chávez, allí en el nido de la droga cuando el indígena presidente boliviano declaró este viernes que: "Esta lucha va a continuar, hay mucho que hacer, y quien dice que se deteriora la democracia, está equivocado", sostuvo en alusión al vaquero Bush, de quien dijo que "parece que quiere ver a la democracia boliviana sometida". Y repitió su creencia, o mejor dicho, puso en práctica la estrategia aprendida de Castro y Chávez, de que existe una conspiración en su contra. Cuando terminó su discurso con un grito en quechua: "Huañuchun yanquis" (que se mueran los yanquis), ya la bilis me salía por las orejas... Ahora entendéis por qué esta Colectiva no comienza con el habitual latinazo.

Reunidos en el fortín de la región cocalera del Chapare, Chávez y Morales, encargados por el azar de mantener vigente la maldición de Torquemada, establecen alianzas pero sin olvidar lanzar duras críticas a los Estados Unidos (aparentemente el culpable de todos los males de este mundo). Y en un acto en el Palacio de Gobierno en el que también participó el vicepresidente cubano, Carlos Lage, firmaron 16 convenios de cooperación que serán 100% financiados por la Venezuela bolivariana en “beneficio de Bolivia” y así, sentimentalmente abrazaditos, anunciaron que sus países están por la labor del socialismo para combatir la política "imperial" de Estados Unidos... ¡Y dale que te pego!

Algo, desde luego, propio del mas barroco surrealismo de la zona tórrida, pues al mismo tiempo que el Banco Central de Venezuela muestra ¿por primera vez en la historia? Números rojos, ¡sí rojos! (quizás para estar más acorde con el color del socialismo bananero) el sátrapa de Sabaneta promete al “pueblo boliviano” la compra de bonos del Tesoro General de la Nación de Bolivia por parte de Venezuela, por un valor de 100 millones de dólares, y la creación de una sociedad entre las estatales petroleras de ambos países para explorar y explotar hidrocarburos en Bolivia a la vez que “asistencia técnica” a estudiantes, profesionales y militares bolivianos; es decir, adoctrinamiento salvaje. Por supuesto todo este sainete tercermundista lleva la bendición del cubano quien se derretía alabando los acuerdos boliviano-venezolanos y sostuvo que, contra los males del capitalismo, las revoluciones cubana, bolivariana y de los movimientos sociales de Bolivia "prueban que otro mundo es posible, necesario y urgente". Revolución cubana cuyo mayor logro económico no ha sido la apertura del mercado sino la apertura de piernas de las pobres cubanas a turistas con ojos saltones... y lograr ubicar a Castro como el 7º en el ranking de los millonarios de este mundo. “Otro mundo es posible...” ¡Manda h...! es decir un mundo lejos de Estados Unidos y de su “American way of life”. Aunque parece que ese “otro mundo” no le cuadra bien a Chávez, pues, no deja de venderle petróleo venezolano al “imperio del mal” para que este tenga la energía suficiente para continuar desangrando y empobreciendo a los “subyugados”, “nobles”, “entregados”, “ordenados” y “laboriosos” pueblos del tercer mundo, principalmente los latinoamericanos y de esa manera bloquear la aparición del mentado “otro mundo posible...” ¡Menudo sadismo el de Chávez! Si mal no recuerdo la picota en Caracas estaba por el barrio de la Pastora...

Ya lo decía Carlos Rangel en su obra “Del buen salvaje al buen revolucionario”: El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: “He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1. la América (Latina) es ingobernable para nosotros; 2. el que sirve una revolución ara en el mar; 3. la única cosa que se puede hacer en América (Latina) es emigrar; 4. este país (la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador) caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5. devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6. si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América (Latina)”. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica:
1. El éxito desmesurado de los EE.UU., en el mismo “Nuevo Mundo” y en el mismo tiempo histórico.
2. La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica.
3. La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas.
4. La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión.
5. La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se pueden citar excepciones, que no son sino eso).
6. El crecimiento demográfico desenfrenado, mayor que el de cualquier otra área del planeta.
7. El no sentirse Latinoamérica indispensable, o ni siquiera demasiado necesaria, de manera que en momentos de depresión (o de sinceridad) llegamos a creer que si se llegara a hundir en el océano sin dejar rastro, el resto del mundo no sería mas que marginalmente afectado."

En fin unos “paisitos” (expresión de Don Octavio q.e.p.d.) que siempre buscan a un “culpable externo” para explicar su situación actual de miseria política, económica y moral y que esperan de un “Mesías externo” capaz de sacarles de esas miserias. Primero España, ahora los Estados Unidos: He aquí los dos culpables de la miseria Latinoamericana. Afirman ellos. Quinientos años después: España y Estados Unidos los dos mayores inversores en aquellas tierras. Inversiones para generar trabajo y riqueza a sus ciudadanos.. pero ¡Ay mísero de mí! También generan riqueza a los empresarios que son quienes asumen el riesgo de invertir. Y Como esos empresarios “ganan mucho dinero” resulta, al final del día, que debido a ello son unos “execrables explotadores de la clase obrera latinoamericana” ¿Y quien arregla el entuerto? Pues lo gritan uno detrás de otro, todos esos innumerables políticos cantamañanas: ¡Un socialismo! Pues el capitalismo es una nefasta máquina productora de ricos... Este pensamiento es el que “mutatis mutandi” esgrime toda esa caterva de gobiernillos “tiranuelos” socialistas-populistas de L.A. independientemente que hayan logrado el poder democráticamente o no y ese discurso “cala” universalmente en las mentes del gran público que con júbilo y candente deseo de “justicia” manifestará masivamente frente a las embajadas de esos países y destrozaran los establecimientos de los oprobiosos explotadores: Mc Donald, BBVA, Citibank, Santander, Repsol, Texaco, etc, etc... Y todo esto es una reconocida herencia del perverso “gen político” que se originó en la Revolución Francesa y que aún se mantiene vivo en Francia. No hay país en el mundo donde sus cuidadnos sean, casi de nacimiento antinorteamericanos y antiliberales. “Libertad, Igualdad y Fraternidad” si, ¿pero de qué? ¿será la del costalero que se agacha? Sin embargo, esos ciudadanos parecen olvidar que en la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos sólo en la batalla de las Ardenas -en Francia- perdieron 70 mil de sus mejores hombres. Y lo notable de este imperialismo norteamericano es su disposición a no conservar los territorios ocupados cosa muy distinta el imperialismo soviético que al establecerse creció en el siglo XX, como lo hizo el francés o el inglés en el siglo anterior. Además, terminada la guerra los norteamericanos ayudan la reconstrucción de Europa con el famoso plan Marshall, mientras que los soviéticos mantenían en la destrucción a los subyugados países del este. Los norteamericanos invirtieron en Europa, ese fue el desembarco de la Normandia económica y ¿que hicieron los soviético? Esclavizar a toda la URSS en la única industria de la cual “vivían”, la militar y exportar “La Revolución” a todos los desheredados pueblos de África, América Latina y sudeste asiático.

Para terminar esta agria colectiva, vuelvo al citado libro de Rangel: “uno de los primeros intelectuales hispanoamericanos (Carlos Fuentes) podía escribir: “Existe (para la América Latina) una perspectiva mucho más grave: a medida que se agiganta el foso entre el desarrollo geométrico del mundo tecnocrático y el desarrollo aritmético de nuestras sociedades ancilares, Latinoamérica se convierte en un mundo prescindible para el imperialismo. Tradicionalmente hemos sido países explotados. Pronto ni esto seremos: no será necesario explotarnos, porque la tecnológica habrá podido—en gran medida lo puede ya—sustituir industrialmente nuestros ofrecimientos monoproductivos. ¿Seremos, entonces, un vasto continente de mendigos? ¿Será la nuestra una mano tendida en espera de los mendrugos de la caridad norteamericana, europea y soviética? ¿Seremos la India del hemisferio occidental? ¿Será nuestra economía una simple ficción mantenida por pura filantropía?”. Como el de Bolívar, el pesimismo de Fuentes es insoportable para el amor propio latinoamericano. El mismo Fuentes pasa de esas reflexiones pavorosas al postulado de una acción revolucionaria, una ruptura indispensable para rescatar o crear una identidad latinoamericana menos lamentable, un proyecto modesto, pero propio y viable, que nos permita ser dentro del mundo, si no indispensables o distinguidos, por lo menos independientes. En todo caso, desde Bolívar hasta Carlos Fuentes, todo latinoamericano profundo y sincero ha reconocido, al menos por momentos, el fracaso —hasta ahora— de la América Latina.
Las colectividades humanas, enfrentadas con la realización de que otros formulan proyectos envidiables y los cumplen con éxito, pueden intentar la emulación, o bien el rechazo de los valores implícitos en los proyectos y los éxitos envidiados. También es posible (y este es el caso de América Latina) intentar la emulación, y al no tener el éxito esperado, refugiarse en la mitología como explicación para el fracaso e invocación mágica de un desquite futuro.”
Un fuerte abrazo a todos. Agur

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TITULO: Que se mueran los yankis -en quechua- (gracias a los misioneros españoles que aprendieron esta lengua indígena y conservaron gramaticalmente hasta nuestros dias)

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