14 mayo 2006

HINC LACHRIMARUM VALLE...

Queridos todos:

España es rara; un grupo de “fieles” busca formar una cofradía y después de años de espera, llenos de ruegos, méritos y súplicas, las autoridades eclesiásticas dan la aprobación.... Las cofradías tienen una organización piramidal que no es otra cosa que una demostración de prestigio y poder; de exclusivismo. Ser costalero tiene precio. Cualquiera no puede estar ahí abajo llevando a hombros una imagen venerada. Terminada la Semana Santa, esos mismos costaleros, esos mismos cofrades seguirán siendo, en su vida diaria, ateos, beatos, agnósticos... y les importará España muy poco, al extremo que ni siquiera se molestarán en ejercer su derecho al voto en las próximas elecciones. Me admiro cuando algunas veces me entero de alguien que jamás ha ido a dar su voto en elección alguna. Y me cabreo cuando me entero que añade a su peligrosa irresponsabilidad política, una especie de orgullo y pavoneo por su reiterada abstención a las urnas. ¡Mentecatos! ¡estorbos sociales! Y además lo afirma como un logro, como un éxito, algo, nuevamente, exclusivo. Nadie les ha leído (él normalmente no lee) aquello de Platón: “A quien no le interesa la política le diremos que no tiene nada que hacer aquí...” Ese mismo elemento, costalero, peñero de fútbol, o taurino que deambula por las calles de cualquier ciudad o pueblo de España asume que el Estado le debe todo. Es casi un favor que él le hace a la Nación por estar vivo. Y en ello ejerce una acción cuasi de Fiscal del Estado. Su familia y la sociedad le han inculcado ese perverso mensaje. Por eso no tiene más horizonte que un “chollo”, un trabajillo pagado por el estado de por vida. Es decir ser un cuasi parásito para esta sociedad saturada de parásitos (Los analistas hablan de un exceso de funcionarios en España de hasta un 66%). Ser funcionario es el sueño dorado de la inmensa mayoría de los costaleros-peñeros-taurinos y además, no votantes, de la generalidad de los hijos de la vieja Hispania... Y hablo de los costaleros porque todavía se ven por Madrid las gotas de cirio derretido en algunas de sus calles y porque eso de “costalero” tiene mucha, pero que mucha miga. En España todos tenemos algo de costalero: queremos estar abajo, para estar arriba y en lo posible nos agachamos un poco para que el peso de la imagen, del “paso” que yo debía soportar, decaiga en los otros, que a su vez hacen lo mismo en el momento que pueden. ¿Será esa la causa del anárquico meneo que reciben las imágenes de parte de sus costaleros? España es una imagen venerada. El gran paso de una inacabable Semana Santa. España, es la verdadera Virgen de las Angustias y los Dolores y la Reina de las grandes putadas de sus amadísimos hijos, que a causa de esas agachadas, ahora yo, después tu, se va destrozando poco a poco... Y peor aún cuando sabemos que el hermano mayor, completamente decidido y mentalmente convencido a cambiar de imagen por “una mejor” se ha propuesto desencajarla, destrozarla, eliminarla, de una buena vez. En su limitada mentalidad nuestro hermano Zapatero, perdón, mayor (lapsus calami pues posee una zapatería con el curioso nombre de “La Nueva España”) puede llegar a creer que esa “nueva imagen” es la verdadera Madre de las Angustias y de los Dolores... y por ahí se dice que le vino esa inspiración mientras veía la película de Bambi por millonésima vez. El pobre, ¿que te puedes esperar?... Pues una España de tambor, como el irritante y pedante conejo de la película. Portugal, nuestra querida vecina y como buena vecina con actitudes envidiosas, perversamente envidiosas y puñeteras, inició este proceso. El proceso de destrucción, que algunos pueden y suelen llamar de secesión. Lo continuaron los Virreinatos y provincias de América. España fue grande. No tuvo Colonias era ella misma allende los mares. Lo de Cuba fue desgarrador, aún no nos hemos repuesto de ello, y ahora el hermano mayor y sus cofrades (Tambor y resto de animalillos insufribles) hacen el beneficio de continuar y catalizar el proceso de desunir la única verdadera y exitosa visión de futuro y de empresa que hubo en toda la historia de este país, por obra de sus Católicas Majestades. ¿Total para qué? Ahí lo ves: Portugal no es otra cosa que una provincia “virtual” de España y las actuales naciones latinoamericanas junto con las Filipinas, un verdadero desastre de mezquindades, corrupciones, criminalidad y miseria, mucha miseria y la peor de todas, miseria moral. Para muestra un botón: ya me ha llegado ese desesperanzador argumento que en estos momentos esgrimen muchos venezolanos: “Carlos Andrés Pérez es quien puede ponerle un ‘frenao’ a Chávez”... Esto no es otra cosa que una manifestación más de esa imbecilidad congénita que nos atenaza sin dar tregua. Allí en el Perú vemos lo mismo, “pujando” Alan García con el Umala chavista. ¡Piedad Señor, piedad! Me gustaría cantarte una saeta llena de compasión; la misma que Tu debes tener a este tu pueblo del otrora Imperio Español, siempre lleno de corrupción, de hambre y de un vacío cerebral abominable... Pero claro! Como buenos españoles que son, aunque les pese, siguen pensando, los muy pendejos, que son muy ricos... y que el resto del mundo esta muy pendiente de ellos. ¡Cuanta razón tenía Torquemada cuando profetizó: “Seréis pobres eternamente...” En fin, ¡infelices del mundo uníos!

Un verdadero costalero no se agacha. Agacharse para que el resto soporte mi parte tiene muchas manifestaciones en esta herida piel de toro: sinvergüenzas dados como “inútiles” por la seguridad social que cobran un sueldo y además, siendo “inútiles” ganan otro sueldo trabajando en otro asunto. Empresarios que cuando ven reducida su participación de mercado piden e incluso logran subvenciones del Estado; gente que casi a diario acude a la seguridad social porque hay que de alguna manera “rescatar” lo que a ella se ha pagado. Y el chollo de los chollos: el retiro. La fe de estos infelices costaleros españoles llega al extremo de la tranquilidad peligrosa pensando que a partir de los 65 años el Estado les mantendrá vivos hasta el día de su muerte ¡Cuanta lástima me dan! Yo he cotizado, dicen, y eso les parece la patente de corso para obtener, la dada por hecho, jugosa prebenda de la edad dorada. En fin! Los pasos aumentan, el olor a incienso invade el ambiente, afuera todos observan, nadie actúa; en el mejor de los casos aplauden; y el impostor, el hermano mayor, saluda al público con reverencia y estudiado talante al tiempo que destroza el paso. Y yo me pregunto: ¿Quedará España?

Suena el teléfono. Es Oscar y acaba de darme la noticia del desnacimiento del tío Octavio. No me ha extrañado la noticia pero si lo he sentido mucho. Con Octavio y su familia siempre estaré en deuda. A casa llagaban frecuentemente ediciones espectaculares, libros de lujo editados en su empresa Cromotip, allá en la calle del Loro, detrás de la Baralt y cerca del “Rey del spaghetti”, allí donde Ignacio Cabrujas escuchaba las conversaciones de los taxistas en un español muy distante al de Góngora. Cuando integré el grupo de teatro de la UCAB y participamos en el Festival de Teatro de Manizales (Colombia) el generosamente nos produjo las invitaciones y el Programa de la obra. No olvido los viajes a su finca en Bejuma de donde regresábamos con una buena dosis de huevos XXL. Su afición a los libros era notoria. Ostentaba la más grande biblioteca de toda la familia. Una apretada selección de libros de calidad tanto por su contenido como por su continente. Me queda un recuerdo de esa colección, un incunable de 1724 que tuvo a bien regalarme: “Cinco palabras del Apóstol San Pablo, comentadas por el Angélico Doctor Santo Thomas de Aquino y declaradas por el menor carmelita descalzo Fray Francisco de la cruz” En mi regreso a la ciudad de Valencia viví en su casa sita en la urbanización La Viña de Valencia y mi hija Isabel participó como niña en el cortejo de los matrimonios de Chavela y María. Hay más; recuerdo que antes de irse a Bejuma, pensó en abrir una librería. Es decir, comprarle a Moulines su librería Politécnica y yo era el candidato elegido para encargarme de ella. ¡Qué de cosas! La muerte de Octavio me deja un deseo no satisfecho: el de acompañarle en su posible viaje a Cortes de Tajuña y restos de lugares de su infancia y juventud en España. El me dijo: “Iremos para despedirme de todo aquello” No fue así. Salió de España para nunca más volver...

Unamuno decía que tres formas seguras de inmortalidad son: sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Octavio sembró muchísimos árboles, me dio tres extraordinarios primos y no escribió un libro, pero si sus “colectivas” las más densas y luengas de todas. Hoy, como homenaje póstumo quiero terminar citando un texto de una de ellas al tiempo que le robo su título para esta mía:

Domingo 31 de Julio.- San Ignacio de Loyola (¡Huy, huy, huy!). San Germán. Hasta la fecha he recibido las CC-s 80 a 83 y Requiescat in pacem, Citius, altius, fortius y Bonum vino laetificat cor homini. Han transcurrido 40 días desde la última entrada (el 21-06-05) y SEIS MESES desde que arranqué el 1º de Febrero. Shame on me! Lo único que puedo decir, a modo de excusa, es que ha sido un semestre bastante atípico: signado desde el comienzo por la peripecia adversa de Cabeza desatada por un humilde insecto en la ulica Serowarska de Wroclaw-Lesnica, y que según parece va a culminar en la Peñarrubia de Cortes de Tajuña. Ejemplo muy representativo de cómo afecta la combinación de los “cambios de aguja circunstanciales y somáticos” (CC-s 79 y 80). Me sorprende un poco el capricho de Fernando de que sus cenizas sean esparcidas por esa Peñarrubia. Aunque no recuerdo ni por asomo dónde se encuentra, no debe de estar muy lejos de una parcela que cultivaban los primos y tenía una curiosa particularidad: cuando labraban la tierra el arado desenterraba numerosas “piedras”, de aspecto muy similar, de unos 5 ó 6 cm de longitud y 2 ó 3 cm de diámetro, con tres lóbulos bastante marcados y varias estrías en la superficie. Después supimos que se trataba de crustáceos fósiles, y más tarde aprendimos que dichos bichejos abundaron en todo el planeta durante la era paleozoica, hasta el extremo de que esa época se conoce también como “la era de los trilobites”, nombre con el que fueron bautizados debido a la trilobación característica de su cuerpo. Sin saber cómo ni por qué, se extinguieron al igual que otras muchas especies que han desaparecido de la faz de este lachrymarum valle. Lo mismo que, indudablemente, desaparecerá el “simio demente” para felicidad y reposo de lo que quede, si es que deja algo. Mira por donde, las cenizas recientes de “La Gloro” parece que descansarán (¿?) en una especie de “cementerio” de fósiles (eso que Teofrasto denominaba λτθονμιενοζτ, o sea, cuerpos orgánicos transformados en piedras, a diferencia de λτθος o piedras propiamente dichas). Hay que destacar que al paleozoico pertenecen los terrenos de sedimento llamados primarios, porque en ellos se han encontrado los más antiguos vestigios de vida animal. Lástima que esos crustáceos no supieran dejar algún indicio de cómo carrizo vinieron a dar en lo que es hoy Cortes de Tajuña. Quizá sea más fácil invertir la interrogación y tratar de averiguar, por mera curiosidad, quién o quiénes fueron los primeros homúnculos que hollaron el camposanto este de los trilobites para dar origen a esas camadas que salieron de Cortes de Tajuña y sus alrededores. Por ahí nos acercaríamos un poco a nuestras “raíces”. No sé para qué, pero pejes hay que le dan mucha importancia a la vaina esa de las “raíces”

Descansa en Paz, Octavio, en tu Peñarrubia particular y hasta la próxima queridos lectores. Agur.

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TITULO: En este valle de lágrimas...

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