24 septiembre 2006

S P Q R

Queridos todos:

En Roma me he llevado una gran sorpresa: No hay gatos en las ruinas del Foro. Los han mudado al emplazamiento en donde se encuentran las ruinas de Torre Argentina, antiguo templo del 300 A.C. Allí una ONG gatuna les protege y alimenta y permiten que los turistas puedan visitarles los domingos. Incluso los ofrecen en adopción a los ciudadanos de Roma.

Roma es como un joyero que guarda prendas de valor en un entorno desconcertante y anárquico. No ha cambiado mucho desde la última vez que la visité, pero esta vez me di más cuenta de sus “limitaciones” Por ejemplo, no cuenta con una avenida señera como la quinta de Nueva York, o la 9 de Mayo de Buenos Aires o nuestro espectacular paseo Prado-Recoletos-La Castellana. Sus comunicaciones no son tan versátiles como las de Madrid (para mi las mejores del mundo) o New York. Sólo cuenta con dos líneas de metro y la tercera lleva en construcción una barbaridad de tiempo. A cada piquetazo de más de 3 metros de profundidad, empiezan a aparecer vestigios de toda clase: templos, vasijas, entierros, casas romanas. Un chistoso me contó que el día menos pensado encuentran una de las tetas de la loba capitolina que amamantó a Rómulo y Remo. La ciudad sigue con su característica y marcada suciedad y el caos del tráfico es casi una denominación de origen. Sin embargo, sus gentes, los romanos mantienen esa apertura de espíritu, simpatía y actitud conversadora de toda la vida. Me da por pensar que buena parte del carácter venezolano está formado por la mezcla proveniente de los inmigrantes italianos y canarios a la Venezuela de los años 50. Pero ya lo dije, Roma es un joyero. Y todo se olvida cuando admiras las ruinas del Imperio, las Iglesias, los museos, los Palacios o simplemente viendo tanta manifestación de arte en cada plaza, fuente o lugar de encuentro de esa ciudad no solo eterna, sino ilimitada, pues nunca terminas de verla. Me llamó mucho la atención los precios. Roma es hoy por hoy, una ciudad muy costosa. Un ejemplo sencillo: pedí una cerveza sentado en una de las terrazas de Piazza Navona. ¡Pagué por ella 10 euros! Pensé que además del “rico liquore” me cobraban, el lugar con más de veinte siglos de historia (albergó el circo de Domiciano) y la cautivante visión de las esculturas de Bernini en la Fontana dei Quattro Fiumi que remata en su centro con uno de los obeliscos del Antiguo Egipto. A guisa de querer comparar me senté otro día en una terraza frente a Piazza Indipendenzia un lugar con poco arte y nula historia y muy cerca de mi hotel, pues bien, la misma cerveza allí me costó 8 euros. Y otro día, ya para tratar de calmar mi encendido y castizo cabreo, me metí en la tienda de un chino, compre un tercio de cerveza italiana y me indigné cuando el oriental me cobró 3 euros. Mi escándalo viene porque la misma cerveza cuesta en España 30 céntimos de Euro en el chino; y en un bar 2 euros y en una terraza de alcurnia no más de cinco euros, ¡Ah! y además acompañada de una buena “tapa”. Y como eso todo…

Una de mis sorpresas, esta vez en la Fontana de Trevi, fue ver entre la multitud variopinta de turistas provenientes de todo el mundo, a un grupo de soldados uniformados de la República Bolivariana de Venezuela. Chiquillos veinteañeros que ¡sabe Dios que estaban haciendo en Roma! De lo que estoy seguro es que son premios de ‘Ojo Pelao’ a su ejército. Al escucharles, me ofendió la pobreza de espíritu y la hiriente ignorancia de esos incautos representantes del “ejército libertador” quienes también tiraban, de espaldas, su monedita a la fuente y repetían de manera histérica las fotos del grupo al grito de “otra más; otra más…” Y otro día leo, en Il Tempo la siguiente noticia: “Il 14 e 15 settembre torna a Roma l'Orchestra Giovanile "Simón Bolívar" guidata dalle bacchette di Claudio Abbado e Gustavo Dudamel. Duecento giovanissimi musicisti reduci dai trionfali concerti alla Filarmonica di Berlino” La representación era en el Auditorio Santa Cecilia; tuve intenciones de ir, pero como anunciaban previo a la orquesta la proyección de “un documental” cuya bolivariana finalidad presupuse, que unido a las gratuitas loas, hoy en boga, hacia Dudamel, me abstuve.

Por lo general cuando me venden insistentemente algo o alguien suelo ponerme en guardia. Eso me pasó recientemente con el muy leído “Código da Vinci” y con la colección de “Harry Potter”. Ambos no los he leído y creo que tampoco leeré. Ahora me está ocurriendo algo similar con la Orquesta Simón Bolívar (que nombre tan infeliz para una orquesta) De hecho me han llegado mensajes de esos de tipo “omni omniorum” que se difunden por Internet, en donde valoran y ensalzan de una manera, a mi juicio, imprudente, arriesgada y casi rayando en lo sublime al mentado Dudamel. Ya al pobre le he cogido cierta ojeriza primordial de la que me debo curar. El es un muchacho de 25 años que aún tiene “mucha tela que cortar” en el plano de la dirección musical, sin que ello signifique que carezca de algunos méritos. Llegar a la gloria de manera temprana, impetuosa, gratuita; diría incluso que, profesionalmente suicida, es muy de Venezuela y los venezolanos. Lo he visto con boxeadores, beisboleros y hasta con la “Vino tinto” el equipo de fútbol. En el tiempo la realidad se impone y entra en juego la competencia de alto nivel. Allí “la cosa se pone apretada” independientemente que se tenga un potente padrino como lo es de Dudamel el célebre director Claudio Abbado, quien me parece que está como Pavarotti, “recogiendo” de donde sea y a como de lugar. Tiempo al tiempo y veremos -ojala sea así- si este muchacho y novísimo director mantiene su prestigio consistentemente a nivel Internacional. Pero para eso viene como anillo al dedo la escena que le ocurrió a un famoso violinista (no recuerdo bien si fue a Stern o Haifetz) en el metro de New York, cuando viendo el violinista que llegaba tarde al concierto le preguntó a uno de los pasajeros cómo llegar lo antes posible al Carnegie Hall. El pasajero de marras le miró de arriba abajo con su traje de músico y el violín debajo del brazo y pausadamente le dijo: “practicing Sir, practicing…” A todas estas me pregunto qué será de la vida de Eduardo Marturet

Ese mismo día fui por la noche al Trastevere. Por allí deambulé de un sitio a otro hasta que llegué, sin pretenderlo, a la iglesia basílica de Santa María in Trastevere, uno de los “titulus” más antiguos de Roma, con estupendos mosaicos medievales del maestro Cavallini. Al ingresar en ella, ¡Oh grata sorpresa! estaba por comenzar el rito de la exaltación de la cruz. Me senté en uno de sus bancos y disfruté de un coro excepcional y sus canciones magistralmente interpretadas, eso si, sin documentales previos ni previamente sesgados ni orquestas con nombres de personajes históricos cuya única relación con la música ha debido ser la de haber bailado, no se sabe cuan bien, algún minué. Después, ya afuera de la iglesia, en la plaza del mismo nombre comencé a cavilar sobre eso de “la exaltación de la cruz”…. Y recordaba el texto evangélico que había escuchado: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. (Juan 3,13-17) ¡Tiene tela!

Un día lo dediqué a visitar Firenze (Florencia). Como saben, allí, en la Chiesa de la Santa Croce nació esa exquisita enfermedad que aquejó al novelista francés Stendhal, tras un largo día paseando por Florencia, entrando en iglesias y museos, admirando tallas, estatuas, fachadas, cúpulas, frescos, cuando repentinamente sintió una extraña angustia acompañada de vértigos. Recurrió a un médico que, tras tomarle el pulso y mirarle los globos blancos de los ojos, le dijo que padecía una sobredosis de belleza. Había nacido el “Síndrome de Stendhal”, enfermedad que debe ser algo más que una mera anécdota cuando es seriamente estudiada en un departamento exclusivo del Hospital Santa María Novella y diagnosticada y medicada por los profesionales. Pues bien, los florentinos parecen estar acostumbrados a ello, pues cuando me encontraba en el Museo de la Academia admirando el David de Miguel Ángel, de pronto me di cuenta que una mujer, sentada muy cerca de mi, había quedado como en éxtasis y transportada, sin poder hablar ni caminar. De inmediato llegó una ambulancia y unos enfermeros cargaron con ella mientras nos advertían a los presentes que era una víctima del síndrome. De Firenze no puedo hablar porque si empiezo creo que no termino. Es realmente infinita la cantidad de cosas hermosísimas por ver en esa singular ciudad. Regresé a Roma en el tren de Alta Velocidad que tarda solo hora y media en alcanzar la estación romana de Términi.

En Italia quise darme más de un gusto gastronómico pues no es secreto que la comida italiana se encuentra entre mis favoritas. Me encontraba por el barrio judío de Roma tomando fotos y vi un portal muy pintoresco y original. Una persona se detuvo para esperar a que tomase la foto. Yo me negué y le dije que por favor siguiese que yo la tomaría después. En ese momento me dijo que el iba a entrar en el restaurante. Si no es por él jamás abría adivinado la presencia de un restaurante detrás de ese portal pues no tiene ningún aviso o indicación. Además me dijo que era muy bueno, de los mejores de Roma y a buen precio. Ni corto ni perezoso seguí su consejo y entré en el local. Era pequeño, casi rústico pero con muy buen ambiente y sin ningún turista. Eso me extrañó. Me informó uno de los camareros que solo podían entrar los “socios del club” Me quedé perplejo, pero todo se arregló cuando el Señor que espero a a que yo tomase la foto me presentó. Inmediatamente me hice miembro de esa sociedad cultural y gastronómica que se llama Sora Margherita. El dueño es un artista pintor que se llama Mauro Zirolli quien se sentó a comer a mi lado. Tuvimos una conversación muy animada en la cual terminaron participando todos los comensales. La familia del pintore Zirolli atiende el restaurante. Entre sus curiosidades está el menú que es hecho diariamente a mano. Antes de irme, el artista tuvo a bien hacerme un dibujo de Piazza Spagna en un menú, el cual conservo con agrado. Por si a alguno le interesa, la dirección del restaurante es: Piazza delle cinque Scole 30, Roma y su teléfono: 06 687 4216 y como dice Karlos Arguiñano, a comer rico, rico, rico. Dato: Alcachofas a la juliana. ¡Bocato di cardinale!

A mi regreso el Papa que siempre fue escritor y agudo metafísico, le dio por citar la cita de la discordia en uno de sus escritos en Ratisbona. Menuda polvareda ha levantado en el Islam. Desde mi punto de vista no hay relación causa efecto formal sino que los fanáticos están atentos a cualquier detalle para “justificar la guerra santa” La cosa se pone intensa e interesante. Ya veremos en la próxima Colectiva. Un fuerte abrazo. Arrivederci
__________

TITULO: Senatus PopulusQue Romanus – El Senado y el Pueblo de Roma

09 septiembre 2006

A DIVINIS

Queridos todos:

“Entre todas las teologías abracadabrantescas, prefiero recurrir a los pensamientos alternativos a la historiografía filosófica dominante: las personas con humor, los materialistas, radicales, cínicos, hedonistas, ateos, sensualistas y voluptuosos. Pues ellos saben que solo existe un mundo y que toda promoción de los mundos subyacentes lleva a la pérdida del uso y beneficio del único que hay. Pecado realmente mortal…” Con estas palabras termina el último libro que he leído: “Tratado de ateología” por Michel Onfray. (Editorial Anagrama –Colección Argumentos-)

Este autor no trata de demostrar la inexistencia de Dios en su libro, sino enfocarse en las consecuencias que ha traído y trae la creencia en Dios a la humanidad, haciendo ver los valores de una sociedad laica, o por decirlo más crudamente, atea. La obra me recordó por momentos a dos pensadores: Ludwig Feuerbach y Friedrich Nietzsche quienes subyacen en toda la obra.

El primero fue un famoso alumno del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, cuyo idealismo filosófico rechazó más adelante, algo parecido a lo que Aristóteles hizo con su maestro Platón. En su obra clave “La esencia del cristianismo”, Feuerbach sostiene que la existencia de la religión sólo es justificable en tanto que satisface una necesidad psicológica; la preocupación esencial de la persona guarda relación con uno mismo y el culto a Dios no consiste más que en la idealización de uno mismo; una proyección enfermiza del Yo personal. Así como para el creyente, Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, para Feuerbach, por decirlo de manera muy sucinta, el hombre también hizo a Dios a su imagen y semejanza. Más importante que su psicología religiosa es su materialismo. Según Feuerbach, el pueblo y sus necesidades materiales deben ser el fundamento de la teoría social y política. Los individuos y sus mentes, dice el filósofo, no son más que productos de su entorno; la conciencia de una persona es el resultado de la interacción de sus órganos sensoriales y el mundo externo.

El segundo, Friedrich Nietzsche muy conocido por su tesis sobre la “muerte de Dios”. De hecho, en su obra “Ecce Homo” en el Nº 8 “Por qué soy un destino”, que el mismo Onfray cita, escribe: ¡El concepto de Dios ha sido inventado como antinomia de la vida; en él se resume, en una unidad espantosa, todo lo que es dañino, venenoso, calumniador, la entera hostilidad a muerte contra la vida! El concepto del más allá, del mundo verdadero, no ha sido inventado más que para despreciar el único mundo que existe, para no conservar ya a nuestra realidad terrenal ninguna meta, ninguna razón, ninguna tarea. ¡El concepto de alma, de espíritu, y, en fin de cuentas, también el de alma inmortal, ha sido inventado para despreciar el cuerpo, para hacerlo enfermar -hacerle santo-, para contraponer una ligereza horrible a todas las cosas que merecen ser tomadas en serio en la vida: las cuestiones de alimentación, de alojamiento, de régimen intelectual, los cuidados a los enfermos, la limpieza, el clima! ¡En vez de la salud, la salud del alma, quiero decir una ‘folie circulaire’ que va desde las convulsiones de la penitencia hasta la histeria de la redención! ¡El concepto de pecado ha sido inventado al mismo tiempo que el instrumento de tortura que la completa, el libre arbitrio, para extraviar los instintos, para hacer de la desconfianza para con los instintos una segunda naturaleza! En el concepto de desinteresado, de negador de sí mismo, encontramos el verdadero emblema de ‘décadence’, el quedar seducido por lo nocivo, el ser-incapáz-ya-de-encontrar-el-propio-provecho, la destrucción de nosotros mismos, han llegado a ser cualidades, son el deber, la santidad, la divinidad en el hombre. Por último y esto es lo más horrible, en el concepto de hombre bueno, nos declaramos a favor de todo lo que es débil, enfermo, malogrado; a favor de todo lo que sufre de sí mismo, de todo lo que debe perecer -, invertida la ley de la selección, convertida en un ideal la contradicción del hombre orgulloso y bien constituido, del que dice sí, del que está seguro del futuro, del que garantiza el futuro - hombre que ahora es llamado el malvado... ¡Y todo esto fue creído como moral! - Escrasez l'infame!

Para Onfray, en estos momentos que vivimos, Dios no solo es la proyección del hombre sino que además no esta muerto. Está renaciendo tanto en oriente como en occidente. Por ello aboga por un ateismo positivo respecto a la vida, la historia y el mundo y llene los espacios vacíos que están ocupando los fundamentalismos de las religiones, principalmente las que provienen del patriarca Abraham.

Recuerdo que cuando inauguramos la sucursal del Citibank en Maracaibo como una nueva “Model Branch” de esa Institución Financiera, invitamos al Obispo de la ciudad, Monseñor Roa Pérez a llevar a cabo el tradicional acto de bendición de dicho establecimiento. Mi jefe de entonces, Don Salvador López de Azúa, hombre culto y elocuente y según el mismo, de verbo “espeso” no encontraba en esa oportunidad mucho tema de conversación con el representante de la iglesia. Quizás por ello, y para romper el hielo, le dijo: -Monseñor, esta visto que la gente quiere creer en Dios. Es una especie de manía innata en la mayoría de los hombres. El ejemplo más palpable lo tenemos en el reciente derrumbamiento del bloque soviético: No pasó un solo día cuando las Iglesias estaban llenas de feligreses y los popes realizando sus misas, después de ¡setenta años! de persecución religiosa. Es un hecho que pierden su tiempo todos aquellos que quieren imponer el ateismo como una forma de vida; y también está claro, que pierden su tiempo y sufren importantes consecuencias quienes se empecinan en ir en contra del mercado, pues la gente no solo quiere creer en Dios, sino que además desea producir riqueza, su propia riqueza. La moraleja es: Ni contra Dios ni contra el Mercado. Y ese fue el gravísimo error del comunismo, pues iba contra ambos. El Obispo quedó impresionado por estas palabras, y a raíz de ellas fluyó una intensa e interesante conversación.

Lo cierto es que como explica Onfray en su libro, un mismo libro, ya sea la Biblia o el Corán, tiene tantas lecturas como lectores. El Corán es capaz de generar un insufrible peso de conciencia a un humilde musulmán porque accidentalmente arrolló con su coche un inocente animalillo y simultáneamente, en el corazón de otro creyente es capaz de insuflarle un demoníaco deseo y obligación de martirio capaz de derrumbar a las torres gemelas de Nueva York eliminando con ello a más de tres mil personas o “infieles” y la Biblia es capaz de generar a un mismo tiempo, verdaderos titanes de la humanidad como la madre Teresa de Calcuta, o al padre Ferrer en la india, o al Padre Vélaz en Venezuela creando la señera obra educadora de “Fe y Alegría” en múltiples países latinoamericanos así como también la inquisición, las Cruzadas o la quema de “brujas” por citar algunos ejemplos.

Si, aceptamos que la humanidad quiere creer en Dios y en lugar de luchar contra eso, creo que se debería enfatizar y potenciar las lecturas positivas de esos libros “sagrados” capaces al menos de no entorpecer el desarrollo y de ayudar sensiblemente al prójimo. Lo discutible está en el tipo de ayuda que se otorgue, y en esto entra en escena el mercado; es decir la economía. El billete verde ostenta orgullosamente el lema: “In God we Trust” un perfecto epítome de lo que significa creer a un mismo tiempo en ambos: Dios y Mercado. El equilibrio entre ambos ciertamente es difícil: Una excesiva creencia en Dios puede y normalmente deteriora la libertad de mercado. Un apasionado peso valorativo en el mercado suele acabar en un mórbido materialismo. Benjamín Franklin en su obra “Libro del hombre de bien” nos da ejemplos prácticos sobre el balance entre ambos Dios y el dinero.

El creyente tiene la vara para medir sus actos. Las “palabras divinas” son el patrón que decide cuando se esta obrando “bien” y cuando “mal” independientemente que se sufra por un animalillo arrollado o se muera en martirio masacrando a más de 3000 inocentes en flagrante acto de terrorismo. Al Ateismo o mejor dicho, al ateo se le suele ver como un ser “sin vara que le mida” sus actos. Esa fue la verdadera preocupación de un filosofo como Inmanuel Kant cuando en la “Crítica de la Razón Práctica” levanta todo un andamiaje ético que antes había destrozado como “efecto colateral” con la “Crítica de la Razón Pura”. No existiendo Dios ¿cómo podemos decir que un acto es “bueno o “malo”?. Y en esto el metódico pensador de Königsberg casi llega al perfeccionismo no solo casuístico sino cómico. Veamos un ejemplo:

Imaginemos a una persona en peligro de muerte y que puedo salvarla pero decido no hacerlo, porque le debo dinero y su muerte me librará de la deuda. En este caso habremos obrado por inclinación, no siguiendo mi deber sino mi deseo de no saldar mi deuda. Este sería según Kant un “Acto contrario al deber” y obviamente malo. Ahora bien, si el que está en peligro de muerte es el deudor y muere, entonces el acreedor no podrá recuperar el dinero y para evitar eso el prestamista va y le salva. En este caso, el deber coincide con la inclinación; inclinación mediata, porque el hombre salvado es un medio a través del cual conseguiré un fin (recuperar el dinero). Desde un punto de vista ético, es un acto neutro (ni bueno ni malo) catalogado por Kant como “Actos de acuerdo al deber y por inclinación mediata”. Pero no termina aquí el asunto. Resulta ahora que quien está en peligro de muerte es alguien a quien no solo conozco sino que además amo y por ello le salvo. En este caso, el deber coincide con la inclinación, pero es una inclinación inmediata porque la persona salvada no es un medio sino un fin en sí misma (la amo). Para Kant, este es también un acto moralmente neutro y lo cataloga como “Actos de acuerdo al deber y por inclinación inmediata”. Pero si el que está en peligro de muerte es un desconocido; o peor aún, es un enemigo, a quien deseo la muerte pero a pesar de ello le salvo contrariando mi inclinación. Este sería el único caso en que Kant considera que se trata de un acto “moralmente bueno”, pues se procede conforme al deber sin seguir inclinación alguna y lo cataloga como “Actos cumplidos por deber”. ¡Nuts!

Lo importante de todo este galimatías es el deseo de ubicar ontológicamente los actos humanos; la necesidad intrínseca de una moral. Esto es una manifestación más de la demencia del mono humano. Y abre una nueva dimensión que es realmente abrumadora: la relatividad de la moral. Lo que hoy es “bueno” mañana puede que sea “malo” así como lo bueno para un grupo humano es malo para otro grupo… Creo que deberíamos adoptar la “moral” de los animales: lo bueno es lo que protege a la especie; no al individuo. ¿Verdad Lukizarra?. Este tema me ha puesto muy nervioso y para calmarme nada mejor que un paseo por el Foro de Roma viendo sus gatos. Ya les contaré. Hasta la próxima semana. Ciao.

__________

TITULO: (Apartado de las cosas divinas)

03 septiembre 2006

MONS URIUM

Queridos todos:

Durante nuestra reciente visita al convento de Santa Clara y de la Rábida, por Moguer y su entorno, saltó la pregunta del por qué estos lugares onubenses habían sido protagónicos en la epopeya del Descubrimiento de América. Hoy voy a dar un poco el tostón a mis queridos lectores, con un texto algo inacabado e inexacto pero verdadero en sus términos y que trata de responder a la siguiente:

LA PREGUNTA: Siendo Moguer y su zona de una importancia irrelevante, causa sorpresa ver que el viaje del Descubrimiento sale de allí y no de un sitio o puerto de mayor importancia, Sanlucar de Barrameda, Sevilla o Cádiz como ocurrió con los viajes posteriores. ¿Qué explica la elección de Moguer para su partida?

EL LUGAR: Los restos humanos más antiguos en Moguer se remontan a la Prehistoria y parece ser la antigua Urium citada por Ptolomeo en sus obras. En el siglo II AC se asentaron los romanos en su territorio y construyeron una villa (Mons-Urium) con su torre (origen del actual castillo), además de varias salazones en su ribera a lo largo del río Tinto. Después, durante la dominación musulmana, Moguer fue una aldea de Niebla, capital de la Cora (provincia árabe). Los almohades, utilizando la torre defensiva romana, levantaron el castillo. En 1240 fue reconquistada por la Orden de Santiago, a la cual Fernando III de Castilla la cede en señorío. Tras un breve paréntesis en el cual perteneció al Concejo de Niebla, (ya cristiana) Alfonso XI la cedió definitivamente en el 1333, a Alonso Jofre Tenorio, Almirante Mayor de Castilla en título de señorío y funda el monasterio de Santa Clara y el Convento de San Francisco. Por sucesivos matrimonios, el señorío de Moguer quedaría al poco vinculado al linaje de los Portocarrero. Hoy en día, el título de señoría de Moguer lo ostenta, Cayetana Fitz-James Stuart, es decir, la mismísima duquesa de Alba. Su importancia tanto política como económica fue mínima desde su reconquista hasta el 1492, año del Descubrimiento.

EL PROTAGONISTA: Cristóbal Colón fue fundamentalmente una persona con grandes vacíos de información sobre su vida. Después de Cristo con sus 30 años de vida oculta, parece que le sigue a la saga en esta “competencia” de vida oculta y en su caso, oscura. Para darnos perfecta cuenta de ello, basta leer la biografía del Almirante escrita Don Salvador de Madariaga, una de las mejores y más documentadas obras sobre el origen del Descubridor de América y que recomendamos encarecidamente. Por ello, y para no marear mucho la perdiz, afirmo que Colón no era ni tan navegante ni tan piadoso ni tan “trigo limpio” como se nos ha querido vender en nuestros estudios de historia. Fue fundamentalmente un comerciante, avaro y ególatra como lo demuestra entre otros hechos el de haberse embolsado el premio real de 10 mil maravedíes, correspondientes a Rodrigo de Triana, por haber sido el primero que vio y gritó: ¡TIERRA! Pero entre sus pillerías, quizás la de más rédito, fue esta que sigue:

ALONSO SANCHEZ DE HUELVA: La primera noticia que tenemos de este piloto es de Juan López de Velasco, quien habla de él en el 1547, cuando todavía es probable que aún vivieran protagonistas de la hazaña del 12 de octubre y, sin duda, conocedores suyos y descendientes inmediatos. A partir de entonces, las citas son innumerables. En 1590 el P. José de Acosta en su Historia Natural de las Indias, ignora cómo se llama ese piloto: "...cuyo nombre -escribe- aún no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuyera a otro autor, sino a Dios". No obstante, relata el hecho: "Aquel marinero, habiendo, por un terrible e impetuoso temporal, reconocido el Nuevo Mundo, dejó por paga del buen hospedaje a Cristóbal Colón la noticia de cosa tan grande..." En 1639, en su libro Varones ilustres del Nuevo Mundo, Fernando Pizarro Orellana, escribe: "El piloto Sánchez de Huelva al hallarse en tierra (la tierra casualmente descubierta) tomó todos los datos náuticos y escribió detalladamente su aventura y, luego de proveerse de víveres, se lanzó al mar de vuelta sin saber el derrotero de su regreso."(…) "No lograron pisar La Gomera más que seis de los tripulantes, entre ellos el mismo Alonso Sánchez de Huelva, que fue a la casa de Cristóbal Colón..." Sánchez de Huelva falleció en la casa del Almirante en La Gomera (hay quien piensa que le asesinó por razones obvias) y Colón “heredó” de esa forma sus papeles de navegación conservándolos en el más profundo secreto.

PRIMER ACTO: Colón tenía pues, la ruta para llegar a las Indias; ahora faltaba el proyecto y su financiamiento. Después de haber fracasado su “venta” en Portugal y en Francia (hecha por su hermano Bartolomé), Colón se decide por España. ¿Por qué no lo hizo antes? El problema se centraba ahora en cómo hacer partícipe a sus majestades católicas de semejante aventura. Llegó por primera vez en 1485 a Córdoba, donde se hallaba la corte. Según el cronista Antonio de Herrera, "en Córdoba comenzó á tratar su negocio, y en quien mas acogimiento halló, fue en Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de Castilla, hombre prudente y que tenia gusto en cosas grandes y por parecerle persona de estimación, le daba de comer, porque de otra manera no se pudiera entretener tanto tiempo en tan larga demanda”. Para el Inca Garcilaso “solamente Alonso de Quintanilla, Contador mayor, le daba de comer en su despensa, y le oía de buena gana las cosas que prometía de tierras nunca vistas”. En Córdoba, no logró hablar con los reyes y traza una estrategia de lobbing que cristalizó en Moguer o Palos que era un villorrio extendido de Moguer, por eso siempre se llamó Palos de Moguer. Colón toca la puerta del Monasterio de la Rábida junto con su hijo Diego. Allí hizo amistad con el prior Juan Pérez, ex Funcionario de la Casa Real durante su juventud, y ex confesor de la reina Isabel. Este fraile le presentó al físico Garci-Fernández y también tuvo la oportunidad de conocer a fray Antonio de Marchena, superior de la Orden Franciscana en Sevilla; además de ser un experto en astronomía y cosmografía. Con él y con Garci-Fernández habló de sus propósitos de buscar una ruta occidental al Extremo Oriente y verificó la ruta establecida por Sánchez de Huelva. De esta manera Colón se gana al ex-confesor de la Reina al tiempo que ya puede argumentar que la ruta tiene el “nihil obstat” de ambos eruditos. Paralelamente Colón visitó en numerosas ocasiones el Convento de Santa Clara de Moguer, para rezar y encomendarse al Altísimo para lograr su viaje, pero “sub angelo lucis” lo que le interesaba era lograr una estrecha relación con la abadesa del mismo. ¿por qué? Muy sencillo: Doña Inés Enríquez, Abadesa de Santa Clara de Moguer era tía carnal de su majestad Fernando el Católico. De esta manera vemos como Colón va logrando lo que le hacía falta para poder elevar su proyecto ante los reyes de España, pues por los frailes tenia acceso a la Reina, y con la abadesa a el Rey. Ahora vamos viendo más la luz…

SEGUNDO ACTO: Como era de esperarse, Fray Juan Pérez Escribió a la reina Isabel, su antigua hija espiritual, pidiéndole ayuda y atención para Colón y el rey Fernando ya estaba enterado de la devoción, talento e “inquietud” del amigo de tita Inés. Los Reyes Católicos ya enterados, por activa y por pasiva del proyecto de Colón, le reciben el 20 de enero de 1486, en Alcalá de Henares, en el lugar que en esta, mi vecina ciudad, se denomina “la casa de la Entrevista”. Tiempo después, Alonso de Quintanilla Contador Mayor de la Real Hacienda, presenta Colón al Cardenal Mendoza, pero en 1490 la junta de cosmógrafos de Salamanca, presidida por Hernando de Talavera, dictamina en contra de la “empresa de Indias”. En ese momento es crucial el apoyo a Colón del guardián de La Rábida fray Juan Pérez, gracias al que la reina Isabel recibe a Colón en Santa Fe (Granada). La entrevista real acaba en desastre por la desmesurada ambición de Colón de ser nombrado virrey de las tierras por descubrir, pero la intervención de Alonso de Quintanilla fue fundamental pues junto con el judío converso Luís de Santángel -escribano de ración o pagador del reino-, convencen a la reina de aceptar las aspiraciones de Colón limitadas a las tierras nuevas. La reina exigió que se esperara a reducir gastos de guerra en la conquista de Granada. “Y que si todavía parecía que se efectuase luego, tenia por bien que sobre algunas joyas de su Cámara, se buscase prestado el dinero que fuese menester.”

SHOW ME THE MONEY: El 17 de abril de 1492 la reina firma la Capitulación de Santa Fe, que reconoce a Colón un quinto de las mercancías, un diezmo del oro y un octavo de los beneficios comerciales. Pero es Quintanilla junto a Santángel quienes financian el viaje con un millón de maravedíes y hace posible partir el 3 de agosto. ¿Cuál fue el retorno para Quintanilla y Santángel de este préstamo? Es un punto apasionante que se debe investigar. Aparte de las ganancias económicas, la idea de Colón reunía grandes aspiraciones para el mundo cristiano de la época, como el comercio directo con Oriente, el contacto con los misteriosos reinos cristianos del Preste Juan y el remate al ideal de Cruzada con la toma definitiva de Jerusalén. El móvil económico del viaje a las Indias era encontrar una ruta alternativa a las islas llamadas Molucas o de las Especias, para importar clavo y canela, evitando la ruta por tierra a través de Asia Menor, controlada por los turcos y por mar a través de la costa africana, controlada por los portugueses.

LOS JUDIOS: Salvador de Madariaga, citado supra, en su obra: "Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón", escribe sobre el origen hispano-judío de Colón y afirma que: "la forma 'Colom' era una característica de judíos catalanes. Los Colombo eran por consiguiente, genoveses de orígen judeo-catalán. Colom era y aún es hoy nombre frecuente en toda la España de lengua catala". Por otra parte, Moguer contaba con la segunda población de judíos más numerosa del territorio andaluz, sólo superada por Sevilla capital. Fue en Moguer donde el hacendado de ascendencia judaica Juan Rodríguez Cabezudo proporcionó la mula en la que Fr. Juan Pérez se trasladó al campamento de Santa Fe, en Granada, para convencer a los Reyes Católicos de la conveniencia del viaje que proyectaba Colón; judío era también Luis de Torres, que acompañó al Almirante en el primer viaje con el cargo de políglota y entre todos ellos muy importante la figura del financista Santángel de quien ya hablamos.

Colón tuvo un gran mérito: la persistencia y el coraje para llevar a cabo uno de los viajes mas importantes de la Historia Universal. Por encima de la pequeñeces humanas y de los aspectos hoy en día criticables de su persona, ese viaje cambió para siempre el curso de la historia y la vida de los humanos en todo el planeta tierra. Puede que muchos otros hayan visitado anteriormente el actual continente Americano, pero la única visita trascendente fue la de Cristóbal Colón. Hasta la semana que viene. Agur

__________

TITULO: Monte de escoria de oro –Moguer-