17 diciembre 2005

CACOETHES SCRIBENDI

Queridos todos:

Azorín decía que la técnica de la escritura consiste en decir una cosa después de otra; en colocar una palabra después de la otra sin saltarse el tema. Así de sencillo veía ese insigne representante de la generación del 98 el arte de la escritura. Otros, como Vargas Llosa, se lo toma como un trabajo de oficina: escribe de 9:00 a 2:00, interrupción para comer, con siesta incluida, y comenzar nuevamente de 17:00 a 20:00. En fin cada cual según le sople la Musa, esa malcriada a la que hay que doblegar pues de lo contrario tu “Opera Omnia” no superaría diez cuartillas. Así pues, la escritura, tu escritura, no es otra cosa que una suerte de mezcla, un cóctel desequilibrado entre Azorín y Vargas Llosa; entre técnica y disciplina al que añadiría algo más: el estilo. ¡Ahí está el detalle! como diría Cantinflas. ¿Cómo demonios adquirimos un estilo? No me atrevo a contestar esa grave pregunta. Al igual que en la pintura, muchos autores comienzan imitando a los maestros para luego ir poco a poco dejando aflorar su estilo propio. ¿Propio dije? ¡Qué sabemos cuanto de propio tiene un estilo...!

Estamos en navidades. Para nosotros estas fechas significan la reunión anual de toda la familia. Federico está en estos momentos en Nueva York atendiendo una reunión de trabajo. De allí partirá a España. Mañana domingo 18 le iré a buscar a Barajas. Manuel saldrá de Boston el 22. Este año cambiaremos de escenario y nos iremos a celebrar la Navidad a Moguer, mi pueblo natal, junto con mis familiares onubenses. A este respecto el martes 20 Federico y yo viajaremos en AVE a Sevilla y de la hispalense estación de Santa Justa, en coche alquilado, saldremos con rumbo a la cuna de Platero. El resto de la familia bajará, junto con Manuel, con el coche de casa el día 24. Aunque parezca mentira esta será la vez primera que Federico va a Andalucía. El ambiente de jolgorio y buen vivir del sur de España le fue ahorrado como producto de una estrategia nuestra. Cuando venía a España siempre le insinuamos cualquier otro lugar menos Andalucía. El carácter abierto, social y alegre de Fede mezclado con la continua festividad andaluza, pensamos seria una mezcla peligrosa y explosiva que podría ocasionar el abandono de sus estudios. Hoy en día, ya con Grado Universitario, Master y trabajo en Philips Morris los temores se disipan. Así pues, tendré una oportunidad extraordinaria de mostrarle y presentarle los lugares y gentes de donde proviene el 50% de sus raíces hispánicas.

Una vez me preguntaron sobre qué comidas extrañaría en caso de irme de Venezuela. Yo contesté que tres: El queso blanco, los cambures (plátanos) y las hallacas. De las tres cosas solo el queso blanco tiene alguna deficiencia pues el que aquí se vende es de tradición Colombiana y Ecuatoriana. Las otras dos se logran y con creces en España. Nuestras hallacas, modestia aparte, quedaron extraordinarias. Como dijo nuestra vecina Katina de Terrazas del Club Hípico la vez primera que las probó: “Son una experiencia religiosa” Afortunadamente gracias a la gran inmigración de Sudamérica presente en esta Comunidad, es muy fácil obtener todos los productos para hacer las hallacas y, ¡oh sorpresa!, de mejor calidad que en Caracas. Las hojas de plátano vienen de Ecuador exquisitamente preparadas, limpias y sin desperdicio; la harina pan es de calidad de exportación, sabe realmente a maíz y no a detergente de lavar ropa como últimamente me sabían las arepas en Venezuela. El onoto es estupendo y... agárrense: la panela la tienes tanto en su tradicional forma de ladrillo como pulverizada, con lo cual se facilita su proceso de disolución, amén que, por controles de calidad de la UE es 100% azúcar virgen de caña y no mezclada con ceniza. Existe además una manteca de cochino mezclada con pimiento (pimentón) que localmente se conoce como “manteca colorá” utilizada sobretodo en Andalucía y Extremadura como la mantequilla sobre el pan en el desayuno, que es ideal para añadirla a la masa por el exquisito sabor que le aporta. En definitiva, queridos lectores, cuando quieran comerse una buenas hallacas de primer mundo, vengan por Madrid. Hallacas que por otra parte mis hijos venden como las mejores con la diferencia que no son de su mamá, sino de su papá... jajaja.

Un punto al cual quiero hacer referencia es a mi graduación. Como recordarán durante este año hice el curso para Corredor de Seguros. Lo culminé en Septiembre y el pasado 1º de Diciembre fue la ceremonia de Graduación. Como todo este tipo de eventos, tuvimos nuestra sesión de fotos y la parafernalia de la entrega de diplomas. Lo novedoso para mi fueron tres cosas; la primera el verme con 58 años recibiendo un nuevo diploma y haber estado durante este año con las mismas angustias de exámenes y devaneos de cafetín universitario como en mis años de la UCAB. La segunda el uso de la beca, que no es dinero que me regalaron, sino una banda que tradicionalmente se coloca el graduando en el pecho en forma de uve (ve de vaca) y la tercera la “Lectio Magistralis”. Fue realmente MAGISTRAL. Al contrario de lo que suele ocurrir en otras graduaciones, esa clase fue de tanta altura, con tanto conocimiento, con tan excelente exposición, tan brillante en argumentos y datos así como tan agradable al escucha que, desde el principio al fin estábamos prácticamente en trance de éxtasis. La dictó el Director General de Normativa del Reino de España y el tema era, por su título, como para salir corriendo (excepción hecha de mi cuñado Germán Acedo quien lo percibiría hasta “excitante”): “La normativa en el marco de la Industria del Seguro en España” Pues bien a este tema tan espantosamente árido, monótono y aburridísimo, ese genio lo llenó de cultura, de interés, de brillo, de sabiduría y de magnífica exposición. Al finalizar, espontáneamente, toda la sala se puso en pie y le hemos aplaudido por un espacio no menor de 15 minutos como a un Pavarotti después de una de sus más logradas arias, pero en este caso de las leyes. ¡Qué gustazo da encontrar gente así! Afortunadamente abundan en España. Como comprenderán, en mi caso no pude evitar acordarme de Uslar Pietri, y su soledad en ese conjunto de gente brillante allá en Venezuela... Aquí don Arturo sería simplemente uno más. “Laudeamus te, Magíster...” El acto concluyó con los tradicionales vivas al Rey y a España y las notas musicales del Himno Nacional, la Marcha Real.

Recordaba, supra, que estamos en navidad. Y ayer por la tarde se oficializaba cayendo la primera “nevada” en la capital. Copos espesos y blancos flotaban desde el aire y caían sobre los niños que gritaban de alegría a su alrededor. Lo llamativo es que la nieve no era fría y sólo caía en la Plaza de la Villa. Un coro de villancicos aclaraba a los despistados transeúntes de que no se trataba de una fiesta infantil de la espuma, sino de la celebración de las Navidades que organizó el Ayuntamiento de Madrid, sustituyendo de esa manera el tradicional pregón que cada año leía (y en ocasiones amenizaba con improvisados villancicos) el Alcalde de la ciudad desde uno de los balcones del Consistorio. El espectáculo muy vistoso e imaginativo lo vimos por Telemadrid y es un adelanto de cómo será la famosa cabalgata de los Reyes Magos en esta ciudad. La Navidad en España es muy bonita pues las calles las engalanan de luces y motivos propios de la celebración así como también lo hacemos los particulares en nuestras respectivas casas: el arbolito, el nacimiento y los adornos sueltos por todos los sitios. El bullicio, las compras y algo muy importante: La lotería del Gordo. Yo creo que no existe persona en este país que por estas fechas no haya comprado al menos un décimo de esa famosísima lotería. Es un verdadero espectáculo ver las inmensas colas que se forman para adquirir un número principalmente el la Agencia de “Doña Manolita” en la Gran Vía madrileña. Y claro está en cada peña, compañía, sindicato, barrio, grupete, o asociación cualquiera se juega tradicionalmente a un número. Personalmente tengo tres décimos; uno que juego en unión con mis vecinos de calle, otro con los compañeros de trabajo y otro (no íbamos a librarnos) que hemos empezado a jugar este año con el personal de nuestra guardería. A ver que haya suerte... porque esta visto que si no lo juegas sale el número y si lo juegas no sale... ¡Murphy, Murphy!... La otra cosa típica de España por estas fechas son los dulces: Mazapanes, turrones, polvorones, quesadillas y un largo etcétera. A Jeannette la trae por el camino del vicio los mazapanes. Ayer le traje unos que son la leche de buenos, pues son de Sonseca, pueblo de Toledo famoso por ello. En el Nº 10 de la Calle Mayor de Madrid hay un establecimiento llamado El Riojano con más de 100 años de actividad en donde las colas son kilométricas para comprarlos. El dueño se da el tupé de cerrar los días de diciembre de 2:00 a 5:30 de la tarde (hay que dormir la siesta) como un día cualquiera cuando a su alrededor todas las tiendas están prácticamente abiertas de sol a sol. Tiene todo el año vendido por adelantado y se consumen hasta en nuestra antípoda Nueva Zelanda.

Anoche fue un día de cenas de compañías. Encontrar una mesa en cualquier restaurante es misión imposible; por lo tanto las empresas hacen con suficiente anticipación la reserva, algunas incluso de un año para el otro. Escuché en las noticias que solamente esa noche en Madrid los restaurantes ingresan en redondo unos 60 millones de euros. Nosotros no podíamos ser menos y también organizamos nuestra cena de empresa con nuestro personal de la guardería. Obviamente la tuvimos en Alcalá, que esta tanto o más congestionada a la hora de encontrar un establecimiento que Madrid. La pasamos fabulosamente bien. El grupo esta muy integrado, formado por profesionales jóvenes, con mucha gana de marcha y muy simpáticas. Son siete chavalas más nosotros tres, 10 en total. Comimos exageradamente hasta el extremo de no poder consumirlo todo. Anécdotas, comentarios sobre algunos padres y niños, chistes, y lo mejor de todo la personalidad de cada una de ellas fuera del ambiente de trabajo. Paralelamente sentíamos una satisfacción muy especial. Allí estábamos, con nuestra gente. Con españoles que gracias a nuestro espíritu empresarial han obtenido un puesto de trabajo con todas las de la ley en España. Salarios que incrementan la economía de este país, que pagan impuestos y Seguridad Social. Dinero que hemos inyectado y que ayuda en su modesta proporción en sostener e incrementar el porcentaje del crecimiento de la economía nacional. Si solo un millón de españoles o extranjeros hubiese hecho lo mismo, se habría creado en un solo año 8 millones de empleos fijos e indefinidos en ese tiempo. Comparemos esta cifra con los 4 millones de puestos de trabajo que se crearon durante los 8 años del Gobierno de Aznar. Jeannette y yo nos sentimos muy orgullosos por ello. Cuando al final de la cena brindamos, en mi copa estaba presente lo antes dicho, al tiempo que cumplíamos con el ritual de: ¡arriba, abajo, al centro y pa´dentro...!

Salud, pues por ellas, por ustedes mis queridos lectores, por nosotros que logramos nuestra meta, por tantos y tantos amigos de nuestra Venezuela y por España a la que tenemos mucho que agradecer. Un fuerte abrazo y ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y UN VENTUROSO Y PROSPERO AÑO NUEVO 2006! Agur.


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TITULO: La incurable manía de escribir... Iuv. 7, 52

04 diciembre 2005

TE IGITUR

Queridos todos:

En la última prometí contar alguna de las historias que diríamos los tres mendigos en la TV todas interesantes y sacadas de nuestra experiencia. Estoy seguro que en caso de verme durmiendo en la calle o en un Albergue de Madrid me llevaría a mis experiencias en El Salvador. Allí, en el antiguo Cuzcatlán vivía entre mis compañeros de la ínclita Compañía de Jesús. Esos mismos que el 16 de noviembre de 1989 fueron masacrados por fuerzas gubernamentales. Hablo pues, de Ignacio Ellacuría y sus compañeros. Yo estudiaba Filosofía en la Universidad José Simeón Cañas y semanalmente íbamos en grupos de dos a dar clases de alfabetización. Mi compañero, Napoleón Alvarado, nicaragüense, era un apasionado lector de Unamuno y en sus venas corría sangre sedienta de justicia por la indignación que nos causaba la impresionante miseria que tanto abundaba y abunda a lo largo y ancho de América Latina. Esa espantosa realidad se concretaba, en esa oportunidad, en las cercanías de un pequeño poblado llamado Aguilares. Mientras enseñábamos a los campesinos hablábamos de todo y “entre col y col una lechuga”: cooperativismo, unión de trabajo, organización para negociar precios etc. Desde el punto de vista de unos, era marxismo. Pero desde otro punto de vista no era otra cosa que enseñarles la fuerza de unirse y organizarse para producir más barato y mejorar sus posibilidades de venta y distribución. Enseñarles pues, la competencia exigida por el sistema Capitalista. Nuestras clases eran esperadas por ellos como agua del cielo y lógicamente, causábamos incomodidad a la clase gobernante pues miraban las acciones de la Compañía de Jesús como “preocupantemente izquierdizantes” Esa incomodidad llegó a manifestarse incluso con la presencia del ejército, que mientras impartíamos clases nos apuntaban con sus ametralladoras... Los campesinos compartían con nosotros su comida. Creo que lo que come una persona en un país desarrollado en un día es la comida de una semana para esta gente. Como es natural regresábamos a San Salvador con verdadero cansancio y con hambre atrasada. Yo recuerdo que una vez, me quise dar el antojo de comer completo y entonces fui a un establecimiento, tipo mercado CADA de Venezuela (CAPRABO en España) y pedí en la cafetería (Fuente de Soda) una generosa ración de pollo asado acompañado de mazorca de maíz. Mientras comía se acercó un niño, tipo indito que esta por allí con su perrito. Se acerca a mi mesa y me dice: -Ay Sr. Gringo, ¿me regala cuando termine los huesesitos? Cuando termino de comer se los doy en la esperanza que los quiere para su perrito... pero comenzó, en presencia mía, a comérselos. ¡qué bofetada moral tan inmensa recibí! Y esto lo estoy escribiendo 33 años después... cuando recién regreso de MAKRO en donde la inmensísima diversidad y variedad de comida realmente raya en delito o dicho en términos religiosos; en pecado. La tarde que fui a despedirme de mis alumnos campesinos fue muy emotiva pero nunca imaginé el extremo de ver como uno de los soldados se acercó a mi y me dio un abrazo de agradecimiento al tiempo que me dijo que él cumplía órdenes. ¿qué me agradecía? ¿que me iba? ¿lo que hacía por aquella su gente? Sabe Dios... Estas experiencias las he tenido muy vivas en mi memoria y aquella tarde, al enterarme en el ya lejano 1989, de la masacre de mis compañeros tuve muchos sentimientos encontrados: por una parte debía estar muerto, por la otra valoraba estar vivo... Me fui a la barra de un bar restaurante y Alain (uno de los dueños) al verme preocupado me preguntó que me pasaba. Le conté mi historia. Alain no dijo palabra, se limitó a servirme un whisky doble por la casa y me dejó solo... Más recientemente, trabajando en Citibank, me apunté en el programa de Junior Achievement que me permitió dar clases, en un Colegio de Fe y Alegría situado en un barrio de La Vega; algo similar a lo que hacíamos en El Salvador: enseñar a los niños a formar y dirigir su propia empresa. En ese barrio rodeado de chabolas (ranchos) antes de iniciar la clase les regalaba chocolate a los chiquillos. Así me aseguraba que ninguno se desmayaba de hambre cuando le daba la clase... ¡Viva Venezuela petrolera!

Aparte de esta, en el programa en Telemadrid contaría, ¿por qué no? a nuestros televidentes mi experiencia en Citibank. Empezaría asi: “Infelices televidentes, en aquellos años Citibank estaba dividido en 5 ramas: Institutional, Investment, Insurance, Individual y International. Eran las famosas 5 ies. Ingresé en Citi en la recién designada rama de Individual en Venezuela. Eran los años de “la deuda Latinoamericana” En Venezuela habían dos presidentes para el Citi: Tom Charter (Institutional) y Salvador López de Azúa (Individual). Desde el primer día tuve dos intrigas trabajando allí: 1 ¿Quién era mi jefe? Y 2 ¿Cuanto tiempo duraría mi empleo? Como Vicepresidente de la Sucursal de Valencia entré con un reto: había que incrementar la producción, es decir, captar dinero y reducir costos; lo cual implicaba entre otras cosas, echar gente a la calle. Tuve la alegría de que en mi cargo no sustituía a ninguno de los veteranos jubilados 'forzosamente', drama que vi y viví en muchas ocasiones. Simplemente estaba vacío (TBA) pues el anterior había renunciado por no haber podido lidiar con el aquelarre de mujeres que trabajaban allí. Mi trago más amargo fue el salir de personal que no pude salvar debido a su mentalidad anquilosada y poco proclive al cambio. En Citi, la mejor escuela bancaria del mundo, teníamos un libro que se llama el A&P (Accounting $ Proceedures) era la Biblia del Banco y a ella nos obligábamos con terror de burlarla. Esos empleados siempre apelaban a ese libro, pero no veían los cambios de estrategia y de mercadeo. ¡qué lástima ver a personas con mas de 20 años en una Institución en la cual son prácticamente zombis, que fueron así formados ¿tarados? por la misma institución que ahora les echaba a la calle sin conmiseración alguna. Estoy consciente que en su momento hice lo que se me ordenó y además lo hice con convencimiento y con la tranquilidad de conciencia de haber luchado por retenerles, pero, believe it or not, ellos fueron también causantes, en gran medida, de su despido. Mas de uno, sino todos me mirarían con desprecio como “ese engreído paracaidista y español del coño” (en Venezuela nunca ven como venezolanos los que han nacido fuera), que entra en la Institución con una guillotina bajo el brazo. Claro, había que generar ganancias y lograr que la gente estuviese 'entusiasmada' con su trabajo (los que quedaron y los nuevos contratados). Sin entrar en detalles, y con humildad puedo contar que logré en dos años ubicar a la sucursal de Valencia como la de mayor crecimiento de toda Latinoamérica. Recuerdo que en esa oportunidad viví un atraco, perpetrado por grupos de izquierda para recaudar fondos para la campaña electoral así como la amenaza de una bomba anunciada y hábilmente desactivada por la DISIP, durante la guerra del golfo. ¡Qué gracia, ese día me llamó, además de toda la prensa y los presidentes de las Multinacionales, la mismísima Embajada de los Estados Unidos! A pesar del éxito, cada año me sentía en la calle pues pensaba que no podía superar los objetivos asignados amen del deber de lograr alcanzar la condición de 'pan de piquito' que agrada a todo 'quisqui'. Me ascienden y debo irme a Caracas para encargarme de todas la sucursales del Citi. Mis antiguos 'peers' pasaban de esa forma a ser mis subordinados. Su cumplía de esa forma la frase de “voy a tratarte bien porque a lo mejor mañana eres mi jefe” tan vigente en la Institución. Pero todo llega... el triunfo se transforma en handicap y cada dos años tenía que venderme de nuevo ante el rutinario cambio de jefes. Veía cómo muchos compañeros eran nuevamente “guisados” (Hacerle la cama) y a la calle. En eso Citi era exquisito: te enviamos como international staff a New York por tres años y al cabo de los mismos, pues resulta que ya no tenemos cargo para ti... y ala! Que ahí abajo esta Lexington Avenue esperándote... Por eso decidí marcharme por mi cuenta, dejando de percibir una buena cantidad de dinero por haber sido yo quien tomó la decisión. Por cierto, de mis compañeros no queda ninguno en CITI... Moraleja: “Nunca pongas tu futuro en una Corporación.”

Después de publicidad, entraría Oscar con la continuación de su peripecia en Francia qie sigue así: “Fracasado nuestro intento de salir de Francia como palikarakis reanudamos el lunes nuestra vida de trabajo en Aciéries de Longway mientras considerábamos cuáles podrían ser nuestros próximos pasos. La primera y más inmediata tarea fue recuperar nuestros pasaportes en la Prefecture de Police. Allí acudimos con la angustia que supone caer en manos de la policía y no saber qué nos podría ocurrir. Y ocurrió lo más inesperado, que muy amablemente nos hicieron las preguntas de rigor sobre nuestra identidad, nuestra situación laboral y nuestros planes. Contestamos con toda sinceridad y nos asombraron al entregarnos sin más nuestros documentos y desearnos mejor suerte la próxima vez. Salir así airosos de la angustiosa duda con la que entramos nos dio ánimo para seguir en nuestro empeño. En una de aquellas calurosas tardes de verano nos salimos al tejado por el ventanuco de la buhardilla, como gatos en expedición de caza, y estuvimos divagando sobre nuestras posibilidades de llegar a Venezuela porque ése era nuestro destino final que nunca dudamos de poder realizarlo. Un domingo, cuando estábamos sentados en un banco del Jardin Public contemplando los cisnes del estanque, se sentó a nuestro lado un señor de perilla y con bastón quien al oír nuestra cháchara en español nos preguntó sobre nuestras vidas. Le informamos cuál era nuestra situación y nuestros planes y él, que indudablemente observó de inmediato que teníamos un nivel cultural e intelectual superior al del ressortissant espagnol corriente, nos preguntó sobre nuestra preparación técnica y capacidad de desempeño. Seguramente te acuerdas de él, el Sr. Malauzat, quien era terrateniente, tenía dos hijos jóvenes que deseaban emigrar a América y nos preguntó si podíamos darles clases de español. Fue un encuentro providencial porque además de las consiguientes y remuneradas clases de español, también nos indicó la dirección de Etablissements Quercy et Compagnie, donde buscaban un auxiliar técnico. Allí preguntaríamos por monsieur Louis Lloret quien era el encargado de la contabilidad de la empresa. La entrevista fue muy satisfactoria y empecé a trabajar con ellos de inmediato. Por tu parte enganchaste en calidad de técnico en Chantiers de la Gironde, con lo cual nuestra situación económica mejoró radicalmente y se nos abrió la posibilidad no lejana de poder adquirir los pasajes en barco para llegar a Venezuela. Te acordarás que desde entonces tenías que ir todas las mañanas al muelle para embarcar en la lancha que te llevaba al otro lado del Garona, donde estaba la empresa, y que durante las travesías diarias hiciste amistad con una señora a quien le cayó el apodo de “la madama de la canoa”. En el aspecto monetario mejoramos tanto que además de incrementar sustancialmente los ahorros destinados a los pasajes, nos permitió adquirir un aparato de radio, una cámara fotográfica, mejorar sensiblemente nuestra alimentación y llevar una vida menos ajetreada y más decente...” (Continuará)

Hoy son las elecciones para la Asamblea Nacional y otras tribus más. Ya sabemos el resultado final por ello espero que no hayan perdido el tiempo yendo a votar. Y nada más, esta colectiva debe salir hoy, si las compras navideñas lo permiten... Agur. Ah! Se me olvidaba: ¡que ya el limbo no existe...! ahora que nos digan en donde están todos los limberos. Veremos con el tiempo que todo quedará en nada de nada... y se volverá discutir: “Ex nihilo nihil fit...” Ahora si, y de “verdaíta” Agur.
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TITULO: A ti pues...