05 febrero 2006

INVISA NUMQUAM IMPERIA RETINENTUR DIU

Queridos todos:

Hace 14 años me despierta el televisor y veo a una presentadora, enseñando disparos en el Palacio de Miraflores. Seguidamente un video de una tanqueta entrando en el Palacio Blanco y luego a Carlos Andrés Pérez hablando desde Venevisión. Después escuchamos en el Congreso de la República de Venezuela, a Rafael Caldera. Entre otras cosas, decía: “quiero decir que esto que estamos enfrentando responde a una grave situación que está atravesando Venezuela. Yo quisiera que los señores jefes de Estado de los países ricos que llamaron al presidente Carlos Andrés Pérez para expresarle su solidaridad en defensa de la democracia entendieran que la democracia no puede existir si los pueblos no comen, si como lo dijo el Papa Juan Pablo II. «no se puede obligar a pagar las deudas a costa del hambre de los pueblos». Con ese encendido discurso logró calmar sus nefastos deseos de un segundo período presidencial en el cual aceleró más aún, el estado de descomposición de la estructura democrática de Venezuela llevado a cabo durante toda la cuarta república y terminando de esa forma de allanar el camino para que surgiese la actual quinta república: Chávez.

Venezuela no solo exportaba petróleo; exportó democracia por 40 años. Para ello hizo toda suerte de regalos incluso un barco a la mediterránea Bolivia. En aquel discurso Caldera explicaba que: “Cuando he sido muchas veces preguntado, acerca de las causas de la estabilidad democrática en Venezuela, generalmente me referí a cuatro factores que para mí representaban una gran importancia. Por una parte, a la inteligencia que existió en la dirigencia política de sepultar antagonismos y diferencias en aras al interés común de fortalecer el sistema democrático. En segundo lugar, a la disposición lograda, de las Fuerzas Armadas para incorporarse plenamente al sistema y para ejercer una función netamente profesional. Tercero, a la apertura que el movimiento empresarial demostró, cuando se inauguró el sistema democrático, para el progreso social, comprensión que tuvo para el reconocimiento de los legítimos derechos de la clase trabajadora. Pero, en último término, el factor más importante fue la decisión del pueblo venezolano de jugárselo todo por la defensa de la libertad..” Al Dr. Caldera le faltó la quinta causa, la verdadera causa y explicación de la estabilidad democrática de Venezuela: El Dinero. Venezuela tenía un sistema democrático subvencionado por los petrodólares. Con el aumento geométrico de la población (ergo de la pobreza) e infinito de la corrupción, ya no había suficiente dinero para que el sistema siguiese insoslayable con las meras reglas del sistema democrático. Ni la ¿inteligencia? de políticos, ni la disposición de los militares, ni la apertura empresarial y ni mucho menos la decisión del pueblo eran quienes mantenían el régimen. El mismo, Caldera, sabía que ningún régimen puede mantenerse “a costa del hambre de los pueblos” y que la democracia no puede existir si los pueblos no comen. Por lo tanto muy bien podemos aplicarle aquella famosa frase del autodidacta de Rubio: “ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”

El quiebre institucional se manifestó en 1989 cuando los habitantes de los ranchos de Caracas en lugar de “jugárselo todo por la defensa de la libertad” se jugaron la vida saqueando los comercios y su ejemplo fue seguido por el pobrerío de todas las ciudades para quienes era más perentorio que la libertad, manifestarse con un televisor o con media vaca a sus hombros producto del saqueo. Carlos Andrés Pérez recién inauguraba, con un bochornoso espectáculo que se denominó “la coronación” su segundo periodo constitucional en la Presidencia. En él logró establecer un correcto control de la economía, yo diría que el mejor de la historia democrática, sirviéndose de los más preclaros profesionales; los llamados IESA-boys. Al tiempo que patrocinó un peligroso y grosero cokctail de corrupción, barraganato y discurso de austeridad sobretodo para quienes menos tenían, que terminó por sacarle de la presidencia. Ramón J. Velásquez fue el encargado de terminar con ese efímero periodo presidencial. Ya Caldera estaba listo. Asume la presidencia con una política improvisada, del día a día y que nadie entiende. Lo importante para él era cumplir con el “llamado de la historia” en ser nuevamente presidente; aunque el país sufriese unos muy mermados ingresos debido a que el barril de petróleo se pagaba a 9$. Lo mejor de su gobierno fue la labor de su mujer, doña Alicia Pietri, prácticamente Alcaldesa “ad honorem” de la ciudad de Caracas, y lo más notorio y trascendente, el haber indultado al reo Chávez.

Recuerdo que con aquella intentona de golpe de estado, nos entró fesquito a todos los que estábamos hartos de la corrupción y el clientelismo político enquistado en el gobierno de turno, ya sea de adecos o de copeyanos. Ese fresquito creo que alcanzó a la mayoría del país. El 4-F fue sacudir de una manera violenta el “statu quo” el estercolero político venezolano. Su cabecilla, siempre cobarde, se escondió en el Museo Militar. Una vez apresado los medios difundieron su famoso: “Por ahora...”

Pero al lobo pronto se le vio que tenia piel de cordero. Sus viajes y declaraciones en la Habana, su conexión con los Tupamaros en Uruguay, su cuasi afiliación al partido comunista de Venezuela, sus reuniones con narcotraficantes en la isla de Aruba, su amistad con Marulanda jefe de las guerrillas colombianas y varias pistas más. Por todo ello, ya para finales del gobierno del segundo Caldera sabíamos por donde iban los tiros de “Ojo Pelao”. Irene Sáez, la ex miss Universo, cuya labor como alcaldesa de Chacao fue excelente, fue valorada como la posible candidata para suceder al jurásico presidente Caldera. Cometió la torpeza de aliarse con aquellos que la población ya odiaba: los señores de la IV república. Ese fue el desencadenante del ascenso de Chávez en las encuestas y la causa de su victoria

7 años de Gobierno cumplió Chávez el pasado día 2 del presente mes. En la apoteosis del “Por ahora...” celebrada en el mancillado Teatro Teresa Carreño declaró el Tirano Banderas bolivariano, entre muchas otras indigestas frases, la siguiente: “Aceleremos esta batalla contra la miseria, contra la pobreza; estos siete años que hoy comienza. En 2013 debemos estar mucho más cerca de la meta de la misión Cristo, pobreza cero” Ante semejante promesa demagógica es bueno saber algunas cifras: El Salario mínimo en 1999 era de Bs. 154.000 y la canasta básica de alimentos valía Bs. 246.582,04. En el presente año, el salario mínimo es de Bs. 450.000 y la canasta básica asciende a Bs. 386.005,92. Sin embargo, para el CENDES (*) asciende a Bs. 1.628.827,00.

De acuerdo con ello, en 1999, año de comienzo de la “gloriosa revolución bolivariana”, hacían falta 1,6 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica alimentaria; siete años después, según los datos oficiales, a los que devenguen el salario mínimo decretado este mes, apenas les cubre los gastos alimenticios. Como los datos oficiales, al mejor estilo de Goebbels son mera propaganda, me temo que más cercano a la realidad está el valor dado por el CENDES con el cual, en Venezuela, a partir del 1 de Febrero hacen falta la friolera de 4,22 salarios mínimos para poder vivir, y esto ocurre cuando, gracias a los altísimos precios del petróleo, Venezuela recibe los más altos ingresos de toda su historia. Y su capataz lo administra como caja chica, a su real y libre antojo, entre los cuales está el gasto de ¡26 mil millones! como “solidaridad” con otros países de la Región. Si antes exportábamos petróleo y democracia, ahora hemos cambiado a esta última por Revolución y curiosamente Bolivia, con Evo Morales salta nuevamente en el escenario.

Chávez es más astuto y actúa con mayor autonomía que sus padres políticos los señores de la IV república; además tiene la asesoria de la entelequia cubana. Sabe, pues, cómo mantenerse en el poder y para ello emplea las mismas tácticas que otrora usaron los nazis. El último ejemplo: comparar a Bush o Mr Danger –como él le llama- con Hitler. Si revisamos la historia, el 4 de diciembre de 1944 escribía Goebbels en su diario: “El Führer se queda con nosotros durante dos horas, de las que aprovechamos cada minuto para charlar y evocar recuerdos. Se extiende sobre los problemas de la degeneración del arte, a la vista de unos cuadros de buena factura que hemos colgado en su honor en las estancias de nuestra casa. También hablamos de música y de los combates. Él está muy impresionado por la violencia de la guerra aérea que lleva a cabo el enemigo y las pérdidas que deploramos le causan gran dolor. Pero, una vez más, subraya que ha hecho todo lo que estaba en su mano por evitar este tipo de guerra, lo que es totalmente cierto. No ha escatimado medio alguno para que la lucha se desarrolle de forma más humana. Es Churchill quien siempre ha querido que la guerra adopte esta forma bárbara.” Y si quieren otra muestra de paralelismo entre ambos sistemas, basta recordar que, Hitler pronunciaba unos 50 discursos anuales por la radio (Aló presidente) con público en el plató que debía interrumpir con aplausos al orador. Además practicó la “cadena de medios”, instalando altavoces en las calles, y adiestrando miles de vigilantes que procuraban se escuchase al Führer en fábricas y cervecerías. Para suerte del pueblo alemán y descanso del resto de la humanidad, un día, tras el suicidio de Hitler, Goebbels asesinó a sus hijos y luego se quitó la vida junto con su esposa. A buen entendedor...

Y nada más. Hoy es un día de recuerdos tristes y de “venezolanitis”, quizás por eso hemos preparado un clásico “pabellón” Un fuerte abrazo para todos y hasta la próxima semana. Agur
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TITULO: Jamás se conserva por largo tiempo un poder detestado. Séneca, Phoen. 660
(*) El CENDES es un instituto experimental e interdisciplinario, adscrito al Vicerrectorado Académico de la Universidad Central de Venezuela. Sus actividades fundamentales son la investigación y la docencia de postgrado, la divulgación y la extensión en el campo de las ciencias del desarrollo y la planificación.

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