01 julio 2006

AD CONSILIUM NE ACCESSERIS ANTEQUAM VOCERIS

Queridos todos:

Fue Simón Bolívar quien dijo que lo que se puede hacer en la América latina es emigrar. Normalmente se emigra por dos causas; muchas veces las dos van unidas: la primera por causa de la miseria como ocurre con los miles de subsaharianos que llegan a las costas españolas, en cayucos y pateras, como quien llega al cielo. La segunda como asilo, como exilio, como inevitable refugio. En la primera, tú dejas tu hogar y tomas la dolorosa decisión de irte. En la segunda no. “Ser refugiado es mucho más que no tener hogar. Significa que alguien decidió tu destino en alguna oficina distante, frente a un mapa. En su mayor parte un gobierno extranjero, una transnacional, pero algunas veces tu propia gente, tu mismo gobierno. Un puñado de gente con armas y poder decidió que preservar tu vida, tu hogar, tu país, tu gente, tus costumbres, tu manera de vivir no valía más de lo que valía el petróleo bajo tus pies, los bosques que te alimentaron por generaciones, las tierras donde pastaban tus animales”. (Gabriela Etcheverry) Es muy duro tener que cambiar de país. Y dependiendo de la edad, del país de procedencia y del país de acogida, se acentúa esa dureza. De esa dureza puedo hablar del caso de los refugiados venezolanos que hemos tenido que dejar Venezuela por las razones por todos conocidas y refugiarnos en España. En lo personal el venezolano (hablo de aquellos que he visto por España) se enfrenta después de llegado a España con tres situaciones:

A- La ñoñez y el apego familiar están a 9 mil Km. Eso de estar “lejos de mamá” la imposibilidad de ir y venir continuamente de la casa de un pariente a la de otro, el sentirse muy solo y sin ese sentimiento “tribal” tan característico en el venezolano. Ser un buen Don Nadie. Carecer de esa “ayudita que me dio mi padrino”; de las arepitas de mi mamá; del “contacto” en los organismos públicos, etc, etc. La eremiofobia ha sido motivo suficiente para que muchos regresen derrotados. En España las familias no son tan allegadas, es más, en muchísimas de ellas hay verdaderas batallas campales. El sentimiento de lo propio e individual es el que prevalece sobre el gregario, sea este de amistad, familia, trabajo, político o cualquier otro. Este apego a la familia, al país nativo es mayor en la medida que sea un valor cultural “ab origen” y se hace más fuerte dependiendo, como dice Óscar, del grado de “canto rodado” que se tenga. A diferencia de una pieza de puzzle o rompecabezas que calza perfectamente en su lugar, el canto rodado solo toca algunos puntos de la realidad que le rodea. Estas personas nunca son parte integrante al 100% del lugar en donde viven y para ellos ese apego es bastante menor. Eso, me pasa a mi pues confieso que siento que no soy completamente ni de España, ni de Venezuela, ni de Valencia, ni de Moguer, ni de Madrid, ni de Nueva York aunque en todas ellas me sienta bien, aprecie sus valores y dejen en mí experiencias muy marcadas.

B- La falta de humildad. El venezolano llega a España con las mismas percepciones que tenía en Venezuela y con una falsa imagen de la España de hoy. Recordemos que cuando el venezolano viajaba compulsivamente a Miami y a Europa era un “pavo real” que dilapidaba dinero (o acumulaba endeudamiento) a diestra y siniestra. Lo he dicho más de una vez: Así como el pecado capital del español es la envidia, el del venezolano es el orgullo, la soberbia. Y la máxima manifestación de ese orgullo viene del dinero. Piensa: “Yo vengo de un país rico, país petrolero; ergo yo soy rico” y con la moneda otrora fuerte y sobrevaluada, el “ta’ barato, dame dos” se impuso globalmente. Hoy sufre porque no puede comer todos los días en El Zalacain ni ufanarse prácticamente de nada pues aquí todo ello será visto como algo baladí. Otra faceta de esa falta de humildad y, por cierto, muy común, es la creerse “la gran vaina” porque estudió en la UCAB, o en la Simón Bolívar y además ostentan un glorioso Master en el IESA Institución de la que soy profesor invitado. Asumen que cuando presentan su CV a una compañía para lograr un puesto de trabajo, todos a allí se pondrán pálidos y nerviosos, algo así como si Atila invade nuevamente Europa, por el impactante currículum que muestran acompañado de una densa experiencia laboral reflejada con cargos eufemísticos de Vicepresidentes, Gerentes Generales Adjuntos o casi la Cuarta Persona de la Santísima Trinidad… A todos ellos en el mejor de los casos les ofrecerán un puesto de teleoperador en donde se encontrarán con compañeros españoles con postgrados realizados en España. La diferencia estará en que el español será un recién graduado o un vejete que ya nadie quiere emplear a pesar de su densa experiencia. La falta de humildad también se refleja en querer, a toda costa, mantener “el nivel de vida” que mantenía en Venezuela: Una pedazo de casa (quinta), varios coches de lujo, normalmente uno por miembro de familia, varias mujeres de servicio (asistentas del hogar) Acciones en clubes, lancha en una buena marina y una bodega llena de güisqui. Por eso, los que vienen con mucho dinero, suelen buscar vivienda en los sitios más costosos de Madrid. No preguntan donde hay una vivienda de tal o cual característica, sino, dónde queda la Moraleja, Pozuelo, Majadahonda, o cualquier otro municipio de alto standing y sufren una barbaridad cuando ven que tienen que pagar entre 600 y 800 mil euros para adquirir un apartamento de 80 m2. De todas maneras, “pa’ eso hay dinero” y se compran un costoso inmueble, no precisamente en esas urbanizaciones sin faltar, un par de coches de lujo, al tiempo que hacen una inversión, no necesariamente exitosa, en un negocio no bien estudiado. Irónicamente decimos por aquí que la mejor forma de tu regresarte a Venezuela con un millón de euros es que te vengas a España con 3 millones.

C- ¡Ay cuanta falta me hace Yuleisi! Esto merece una consideración aparte. Cuando un grupo de parejas de venezolanos se reúnen salta entre ellas, nuestras esposas, el tema de la “cachifa” Por encima de los beneficios de una Extraordinaria Seguridad Social, por encima de los Servicios del transporte público; la vida cultural y cosmopolita, las grandes tiendas, la calidad de los productos, incluso, por encima de ya poderse adquirir hasta cachapas en mercados especializados y de poderse elaborar hallacas de muchísima mayor calidad que las preparadas por la perfecta Ama de Casa o Scannone en Venezuela; la falta de una o dos cachifas fijas en tu casa es el gran calvario de todas ellas en estos países. La asistenta en Venezuela no es solo una parte fundamental del desahogo y ayuda en el trabajo del hogar sino un punto de honor y viejo resabio de la añorada y abolida esclavitud. Es el recurrente tema de conversación en las piñatas, bautizos, matrimonios y etcétera en donde hay que cuidarse mucho de alabar a tu “servicio” so pena que otra te la quite. ¡Que de esas malucas y cuaimas abundan en todo party!. Esta falta de mujer de servicio o criada al estilo tropical o del Virreinato, ocurre tanto en los países de Europa como en Japón y en los Estados Unidos. En ellos no existe la “mujer de servicio” al estilo del colonialismo latinoamericano. Aquí una de estas asistentas gana más que la señora de la casa en su trabajo. A nuestra casa llega Carmen, una mujer española y educada, viene por cuatro horas a la semana y se lleva ¡37 euros! (unos 145 mil bolívares) Además viene un su coche y vive en un buen piso. La que nos hace la labor de limpieza en la Guardería se lleva 900 euros al mes mas la Seguridad Social. Vive en un chalet, tiene una bellísima familia; sus hijos son profesionales y uno de ellos es integrante de una Orquesta Sinfónica pues es músico profesional y violado… jajaja!, no por lo que ustedes mal piensan, sino porque toca la viola. Advierto que me aprovecho de ello pues de cuando en cuando me pasa alguna entrada al Auditorio Nacional de Música… ¡algo tenía que sacar! ¿No? Lamentablemente, pues, para las venezolanas, aquel cuadro propio de Gaugin o de Modigliani en el que se puede contemplar a una mujer que limpia y otra que cocina mientras tu, queridísima lectora, estas, en tu ajardinada terraza rodeada de “riquirriquis” (Heliconia áurea) echada a lo largo de una cómoda tumbona y atendida semanalmente por una negra de ojazos grandes e intrigantes con el culo gordo y que te cuenta los chismes de sociedad mientras te hace la pedicure y la manicure…. Jejejeje!, es en España de un surrealismo hiriente que solo es lograble por damas como Alicia y Esther Koplowitz o Ana Patricia Botín… Ello explica el muro de lamentos que construyen dos venezolanas en Madrid en cuanto se encuentran y, en honor a la verdad, no les falta razón.

El consejo no pedido: Entiendo como el que más que muchísimos venezolanos sientan actualmente que deben salir de Venezuela y refugiarse en otros países. Esto lo recomiendo solo si tienes un contrato de trabajo previamente establecido en el país que te acoge o una importante suma de dinero para invertir. En lo posible si tienes familia, da el paso, primero, tu solo. En España lo más conveniente es ser autónomo, es decir crear tu propio trabajo, ya sea con una profesión liberal (que ha de estar homologada) o invirtiendo en algún negocio en el cual tengas un mínimo de experiencia gerencial para asegurar el éxito del mismo. Buscar empleo es posible pero muy difícilmente lograrás tus metas con él. De todas maneras, al comienzo siempre es bueno tener cualquier experiencia de trabajo pues te ayudará mucho a conocer el medio y la forma de pensar del paisanaje. Hay que saber mantener un sano desprendimiento de la familia y del entorno que se deja. Normalmente ellos son, sin saberlo, la causa de tu desgracia emocional al irritar tu sensibilidad contándote cuanto te extrañan y remarcando “el vacío que has dejado” o narrándote situaciones de terror de las muchas que allá se viven ya sea por causa de persecución oficial, por desidia gubernamental o por el imperio del hamponato. Aparca tu egolatría. Vales mucho no porque tengas títulos y experiencia demostrada en otros lugares sino porque puedes luchar mucho. Tus títulos, tus destrezas, tu experiencia son tus mejores aliados y tus armas más poderosas con las que cuentas para el próximo éxito. No pretendas mantener el mismo nivel de vida de “nuestra Venezuela”, es decir la del 3% de su población. Mantente inicialmente en una sana clase media española, eso te ayudará tanto en lo económico como en lo emocional al verte liberado de cargas que no puedes soportar, y créeme, la clase media en España vive muy bien. Todos han de integrarse en el trabajo doméstico y repartir las labores de la casa con su esposa e hijos. La obligación del hogar es para todos y no puede ser solo para la mujer pues aquí el soporte de una mujer de servicio es casi imposible aparte de ser desde mi punto de vista, algo realmente abominable.

Mensualmente nos reunimos unos cuantos venezolanos “de éxito” el grupo lo conforman, Presidente y Vicepresidentes de Bancos, Representantes de Bancos Norteamericanos, Ingenieros, Abogados, Arquitectos, Economistas… hoy en lugar de esos cargos tenemos: Empresas de Asesoramiento Legal, Guardería, Tiendas de ofimática, Empresa de toldos, Franquicia de créditos, Empresa de Mudanzas, Constructoras… A buen entendedor pocas palabras. Se termina el espacio. Espero que esta misiva sea útil a quienes yo me se y sin dar más la lata me despido hasta la semana que viene. Agur.

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TITULO: No des un consejo antes de que te lo pidan

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