29 julio 2006

AEGYPTUS I

Queridos todos:

Cuando nuestro avión se acercaba al extremo oriental del mar Mediterráneo vivimos el momento cuando la inmensidad de las aguas se trocaba en la inmensidad de arenas del Sahara. Reconozco que me impresionó. Era la primera vez que veía el desierto y además le vi de forma amenazante y casi infinita… Entramos a Egipto por el aeropuerto de Aswan, en el extremo sur del país. Eratóstenes y las Pirámides le dieron, en la antigüedad notoriedad a esta ciudad. El primero porque la utilizó, junto con Alejandría, para medir, de manera magistral, 2 siglos antes del nacimiento de Cristo, la circunferencia de la tierra tomando para ello dos datos: la distancia entre ambas ciudades y los 7º de sombra producidos por un cuerpo en Alejandría en el mismo momento en que en Aswan (antigua Siena) un cuerpo similar no generaba sombra por ser el solsticio de verano. Las segundas, porque allí se encuentran las canteras de piedra que fueron utilizadas en su construcción. En el presente Aswan es más conocida por la represa del mismo nombre que en su momento fue la más grande del mundo. Hoy ocupa el tercer lugar, como ciudad egipcia y como represa mundial.

Una vez en tierra y superados los trámites aduanales, la primera impresión que tuve de Egipto fue su extraordinario parecido con Maracaibo. Los colores, y calores, su vegetación; acacias, berberías (o adelfas), trinitarias (o buganvillas) la fisonomía, simpatía y elocuencia de sus gentes y, no podía faltar, la abundante presencia de arena en la calzada… Por un momento me sentí en el aeropuerto de la Chinita; pero esta vez en lugar de ir a Perijá nuestro destino era el río interminable, el río por antonomasia: el Nilo. Allí nos esperaba un barco, el M.S. Florence para comenzar nuestro crucero. Lo primero que hicimos después de instalarnos en nuestras habitaciones fue tomar un viaje a una aldea Nubia en la Isla Elefantina. No lo hicimos con el barco crucero sino en un techado “peñero” que nos llevó a la costa occidental del Nilo desde donde pudimos divisar el hotel en el cual Agatha Christie escribió su famosa novela “Muerte en el Nilo” Ese día tuve dos sorpresas: la primera sumergirme en las aguas del Nilo. Todo un ritual propio de una iniciación mística (o faraónica) y la segunda el viaje en camello hasta la aldea. Fakir, (así bauticé a mi camello) me condujo por los más peligrosos desfiladeros que he podido sufrir e imaginar. Ya comenzaba a cobrar validez en mí el título de la novela de Christie. Solo esperaba el momento de verme con Fakir encima o yo sobre él allá abajo en la ribera del Nilo después de una aparatosa caída. El, sin embargo, como dueño de la situación, mascaba y me miraba de reojo y no se por qué me parecía que el puñetero se reía… Las casa del poblado Nubio son de adobe, muy rudimentarias, pero no por ello mal diseñadas y sobretodo perfectamente adaptadas a las altas temperaturas del desierto. Allí nos obsequiaron una bebida obtenida de los pétalos desecados de las flores de cayena (Hibiscus Sabdariffa) que llaman “Karkadé” y que es la bebida de bienvenida por excelencia en Egipto y otros países árabes. Sus gentes son de piel negra con rasgos muy finos; una raza muy bella y la propia de los Faraones. Acto seguido varias mujeres nubias salen a escena ofreciendo pintar, por 1 euro, algún “tatoo” con “Gena” un tinte natural, deleble o temporal, también utilizado para teñirse el pelo o cubrir las canas. ¿Qué tiene de especial este pueblo Nubio? Nada, pues tienen una vida doble entre el pasado y el presente. Para mi lo novedoso fue recibir la lección de cómo hasta en los más extremos paisajes el hombre tiene la capacidad de adaptarse y vivir.

Egipto tiene una superficie de 1 millón de Km. Cuadrados (+ o - como Venezuela) y una población de 74 millones de habitantes de los cuales 50 millones se concentran en el 5% de su territorio que no es otro que la vega del Nilo. Se declara República Unitaria y Presidencialista cuyo presidente como Jefe de Estado y Comandante Supremo de las fuerzas armadas del país representa al Poder Ejecutivo elegido mediante plebiscito popular por seis años pudiendo ser elegido una única vez. Sin embargo, su actual Presidente, el omnipresente en fotos y vallas, Hosni Mubarak esta en la presidencia desde 1981, año del asesinato de Anwar El-Sadat a causa de la firma del tratado de paz con Israel. Mubarak controla y decide toda la política del país, que después es aprobada “unánimemente” por la “Asamblea Popular” Su ingreso per cápita es de 1254 dólares al año y su salario medio unos 80 euros mensuales; (lo que yo pago a Iberdrola por energía eléctrica) y todo ello gracias a los Faraones y al Canal Anglo-francés. ¡Esto es lo que se llama vivir del cuento! La gran obra del Egipto independiente fue la represa. Hoy, 53 años después sus pobladores esperan y merecen mucho más. De todas maneras es un país señero, con más de 60 siglos de densa historia y fundamental para entender el surgimiento del cristianismo y el islamismo.

Al día siguiente, nos levantamos a las 3 am para ir al Templo de Abu Simbel. Salimos en autobús y nos detuvimos a la salida de Aswan en un sitio de concentración en donde se reunieron unos 40 autobuses. Por la ventana del bus veía mucho movimiento militar. Patrullas y soldados con ametralladoras. Me preocupé. Estando en vivo el conflicto entre Israel y el Líbano pensé que había un movimiento bélico o, quien quita, algún estado de excepción. Me recordé de la madrugada del fallido golpe de estado chavista en Venezuela en 1992. Afortunadamente no pasaba nada; era “mera rutina”. Como antes asomé. Egipto vive fundamentalmente de dos fuentes de divisas: el peaje del Canal de Suez y los ingresos de nosotros los turistas. Por eso el Estado nos brinda una protección especial, máxime cuando está despertando el fundamentalismo islámico que ya ha llevado a cabo atentados al turismo desde 1996 con un trágico saldo de 236 muertos y mas de mil heridos. Por lo anterior, se explica que nuestro viaje hasta Abu simbel fue en caravana; todos los autobuses juntos y fuertemente escoltados por el ejército egipcio. Lo mismo ocurrió en el resto de nuestros viajes. Incluso en el barco había militares no solo uniformados y con ametralladora sino de civil. Esta vigilancia y logística militar ocasiona que los turistas vayamos todos en cambote a los mismos sitios y a la misma hora.

Pero Egipto no es solo un país de riesgo para el turista, también es una especie de mega máquina “tragaperras” que solicita tu dinero por cualquier sitio que vayas. En el viaje al poblado nubio, se acercó una pequeña barca con un par de niños que al notar que éramos españoles, empezaron a cantar “Aserrejé” y “Guantanamera” buscando con ello su propina… En el peñero de pronto apareció un tipo que por la agilidad y destreza mostrada yendo, de una punta a la otra, en ese remedo de barco, parecía que había nacido en él. Minutos después sacaba de un bolso su “mercancía” de collares para la venta. Los niños del pueblo Nubio se acercaban mientras caminábamos en camello y nos decían: -me llamo Sara, me llamo Carlos, me llamo María… (en español) y daban unas cuantas voces en árabe a los camélidos. ¡Qué miedo no quiero ni recordarlo! Una vez en el poblado se acercaban para solicitar un euro por la algarabía soltada al aire. Algunos militares, como excepción, te ofrecían la posibilidad de tomar fotos en “sitios prohibidos” a cambio de una modesta dádiva. Si tomas fotos y aparece una persona hay que “bajarse de la mula” por esa persona. En el barco las propinas las pagas de antemano, pero aun así, algunos camareros y el “arreglacuartos” siempre abrigan propinas adicionales. Si en la barra del Salón bar solicitas alguna bebida y tratas de llevarla a tu mesa, te suplicaran que sean ellos quienes la lleven… Si se ofrecen a tomarte una foto, después de tomada extenderán la mano y así ante cualquier evento en el que interactúan con el turista. El colmo de ello fue cuando llegamos a la esclusa de Esna. Desde ella los niños tiran al barco unos tubos plásticos con algo de arena con una precisión digna de campeonato olímpico pues te llegan con refinado acierto a tus manos. En contrapartida debes meter un euro en ella y devolvérselo, claro está. Asimismo, tiran al barco mercancías: manteles, pañuelos, etc. Y el “regateo” es durante el paso de la esclusa. Si no le compras te preguntarán con sorna: ¿eres catalán? ¡Eso mismo! ¡Y además en perfecto español…! Pero, de entre todos, el maestro de sacarte dinero es el guía del grupo. Después de cada visita o viaje, siempre terminas, curiosamente, en una tienda ya sea ésta de alabastro, perfumes, papiros o cualquier otro souvenir. En ellas siempre hay un mestro de turno que te explica la fabricación del género en cuestión y al final, los vendedores vienen a por ti como “caimanes en boca de caño” de tal manera que casi es forzosa la compra y por supuesto por cada compra que hagas, el guía se lleva una comisión… pero ojo, que al final del viaje hay que darle su propinilla también. “business are business”

Y ahora, querido lector, antes de continuar te propongo que por un momento suspendas la lectura y te regales una buena taza de café, pues, con vuestro permiso, paso de inmediato a narrarles el tostón de las visitas. Como dije antes Egipto tiene unos 60 siglos de historia los primeros 40 son los correspondientes a la etapa Faraónica pero fue alrededor del año 3000 A.C, cuando Egipto fue unificado bajo Menes, un Faraón del Alto Egipto (paradójicamente el sur del país). Los Faraones rápidamente adquirieron mucho poder sobre sus súbditos. Su capital estaba inicialmente en Menfis, situada 19 km al sur de El Cairo, en la ribera occidental del Nilo. Ya en aquella época los faraones organizaron la primera irrigación sistemática del río del Nilo, que permitió que mucha más gente pudiese vivir en Egipto sin morir de hambre. Para mi visitar Egipto es visitar fundamentalmente las Pirámides y los Templos. Las Pirámides (Keops y grupo Gizeh) fueron construidas hacia el 2570 AC como grandes tumbas de los faraones. Herodoto el historiador, narra con lujo de detalles el proceso de construcción: “La pirámide (Keops) se construyó de este modo: a manera de gradas, que algunos llaman adarves y otros zócalos. Hechos así el comienzo, levantaron las demás piedras con máquinas formadas de maderos cortos, que las alzaban desde el suelo hasta la primera hilera de las gradas; cuando subían hasta ella la piedra, era colocada en otra máquina levantada sobre la primera grada, y desde ésta era levantada hasta la segunda hilera por otra máquina. Porque había tantas máquinas como hileras de gradas, o bien la misma máquina, siendo una sola y fácilmente transportable, la irían llevando de grada en grada, cada vez que descargaban la piedra: demos las dos explicaciones exactamente como las dan ellos. La parte más alta de la pirámide fue labrada primero, después labraron lo que seguía y por último la parte que estribaba en el suelo y era la más baja de todas. En la pirámide está anotado con letras egipcias cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para los obreros; y si bien me acuerdo, al leerme el intérprete la inscripción, me dijo que la cuenta ascendía a mil setecientos talentos de plata.” (Historia, Libro II, Nº 125)

La Semana que viene continuará esta colectiva. Besos y abrazos. Agur
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TITULO: Egipto (I)

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