08 octubre 2005

QUI NESCIT TACERE, NESCIT ET LOQUI

Queridos todos:

Madrid ofrece el encanto de poder estar en una mesa, sentado y completamente solo, en medio de la calle (Guinness Record) con mayor bullicio y tránsito humano a nivel mundial: Preciados. A menos de medio metro habrá alguien sentado “a tu lado” en otra mesita pero entre ambas existe un invisible y poderoso muro de separación. Tu puedes leer la prensa, o mirar el divertido espectáculo de tantísima gente desfilando frente a ti, o enterarte de que se habla en las mesas colindantes... En esta ocasión, la más cercana a mi estaba ocupada por un par de señoras, muy elegantemente vestidas, con un quintal de joyas encima, gafas rebuscadas y con ese clásico peinado de canas con ribetes azulados o morados de la gente mayor y dos niños inquietos que imagino son nietos de alguna de ellas. No tengo que esforzarme mucho y escucho:

- La niña me quiere más que el niño, claro, su padre influye en ello....
- Es, desde luego, un zorro.
- El otro día le escuché que la decía: ¿No te dijo la tonta de tu abuela que te iba a regalar un aparatito de esos de escuchar música? Así le habla de mi a la nena.
- Ya te digo.... para lo que vamos quedando... con tantísimos sacrificios que hemos hecho por ellos.
- Pero va a ser verdad. Soy una tonta, porque en lugar de preocuparme por ellos, porque soy una madre y una abuela responsable, lo que debía hacer es ignorarles. Con lo bien que estaría yo con mi hermana en la residencia de San Sebastián... yo no necesito de ellos para nada.

Yo tomaba mi café en un verdadero mar de gentes que van y vienen. Gentes de aquí y de allá, desde turistas con cámara fotográfica en ristre hasta subsaharianos recién llegados en patera. Con el Corte Inglés enfrente que parecía una bestia mitológica que insaciablemente tragaba y vomitaba gentes de manera desenfrenada e incontinente...

El mundo de los Seguros me obliga mucho a estar en la calle. Jamás en mi vida había caminado tanto. Esa mañana venía de visitar un cliente, el día estaba hermoso lleno de esa luz y claridad enceguecedora del intenso cielo azul madrileño, y me dije: Manolo te mereces un café. A los quince minutos de estar sentado llega el camarero.

- ¿Qué desea el señor?
- Pues un “cortao”
- ¿Alguna cosita más? ¿Croissant, mixto, tortilla?
- No. Solo el café cortao con leche fría.

Un café servido en una de las muchas terrazas de Preciados o de Goya o de Gran Vía o de cualquiera de las muchísimas que hay por Madrid no cuesta menos de 5 euros (Unos 17 mil bolívares o 832 de las antiguas pesetas o 6 dólares USA) y están muy bien pagados. En realidad ese café es un evento, un espectáculo en sí mismo, una entrada en butaca privilegiada al Madrid viviente... Mientras tomo un sorbo de mi taza, veo un par de gorriones en el suelo mirándome de soslayo esperando que les de algo de comer... las dos abuelas continúan su conversación:

- ¡Con lo buenísima que he sido yo con él! Porque a fin de cuentas ya sabes que viene de familia muy pobretona y su madre, pues de hortera no pasa. Fíjate tu, mi pobre hija la clase de suegra que vino a buscarse... con la cantidad de chicos, bien formados, hijos de mis amigas de toda la vida....
- Pues a mi, mi nuera me odia... yo disimulo y me doy por no enterada porque mi hijo sufre con ello, pero el otro día la cogí en el ascensor y la dije que más le valía no hacer sufrir a mi hijo, que ya tiene bastante con haberse casado con ella, y que ya podía estar contenta por ello... ¡Dios mío si yo hablase!
- Es que se ve que le tiene abandonado. ¡Ay qué ver! Con lo limpito que siempre iba vestido y sus camisas tan bien planchadas!

Trato de leer la prensa y me paseo por algunos titulares de la edición del ABC:
·La CE enviará a Marruecos una misión para tratar de poner freno a las avalanchas de inmigrantes
· El asalto más violento a la frontera de Melilla pone en evidencia el plan de Zapatero
· Doña Cristina entregó un perro-policía
· Normalidad en el perímetro fronterizo entre Melilla y Marruecos
· Un soldado sufre heridas de mordisco en la cara y en los brazos
· El Gobierno recurre otra vez a la Guardia Civil y envía 80 antidisturbios a las fronteras
· Rabat pide un «plan Marshall» para el África subsahariana
· Londres envía a Gibraltar el sexto submarino nuclear desde la llegada del PSOE al poder
· Aguirre abrirá dos centros para el retorno de menores a Marruecos
· El Ministerio lanza el decreto de sequía para garantizar un año el agua de boca
· La Comisión del Alto Guadiana cederá 40 hectómetros para el campo de Castilla-La Mancha
· Acebes cree que Zapatero no va a negociar con el PP porque «ha elegido otros compañeros de viaje»
· Atutxa dice que no hay ninguna conexión entre su renuncia y el juicio que se celebrará contra él por desobediencia
· Ibarra encabeza la rebelión de los barones del PSOE contra las «ofensas» del Estatuto catalán

Lo mejor, una vez más, es la caricatura de Mingote. Aparece una pareja hablando y ella le comenta a él: “Somos raros. Hacemos que nuestra salud la cuide un médico; que nuestra casa la proyecte un arquitecto; que nuestro dinero lo maneje un economista... Y dejamos que nuestro país lo gobierne un aficionado...”

Sigo tomando mi café. Mis compañeros los gorriones se han ido. Ocupo una mesa de tres sillas. Muchas personas me miran intentando amedrentarme o insinuándome que me vaya. Las miradas hablan mucho. Parecen decirme: “Oye bonito, ¿para ti solo tanto sitio?” Yo impertérrito. El momento, el café, la mesa, la calle, sus gentes, Madrid y su cielo eran por entero míos.

- Javier, te vas a manchar hijo. Come la tarta con el tenedor; mira que eres pesado.
- Abuela déjame que coma con las manos...
- Mira tu hermana lo educada y limpita que es...

Al Javier le importa un bledo la finura de la hermana quien crecida con el comentario de la abuela le reprocha a su hermano:

- ¡Eres un guarro! Mira abuela la ha cogido con la mano...
- Si, si, ya veo, ya veo. Déjale. ¡Qué le vamos hacer! Después le limpiaré las manos.

Javier de pronto se da cuenta que le estoy mirando y me regala una sonrisa de cómplice. La abuela no salía de su sofoco. Hace su aparición una mujer de avanzada edad con un organillo. En el aire suenan melodías madrileñas de zarzuelas y chotis. En verdad la música crea un ambiente mágico. Mas de una vez he pensado lo rarísimas que serían las películas sin música; o lo que es lo mismo, como un día me dijo una amiga, lo aburrido de la vida es que no tiene música como las películas. Al acorde de la música, yo susurraba el chotis: “Cuando llegues a Madrid chulona mía, voy a hacerte emperatriz de Lavapiés...”. Un chaval me entrega un papelito en donde me ofrece comprar oro; otro me da una invitación a comer en un restaurante cercano; otro información sobre cursos de idiomas... Un pordiosero se acerca a las mesas llevando un letrero que reza así: “Tengo sida y cuatro hijos que mantener. No me dan trabajo. Ayúdeme” De pronto veo a uno de los mesoneros que le increpa:

- ¿Otra vez por aquí? Joder tío, mira que eres un ‘pesao’. Venga ya y márchate de una buena vez. Ya esta bien ¿no?, ¡que no te vuelva a ver...!
- Hombre (contestó el pordiosero) yo no voy a heredar el Café como tu... ¡so gilipollas!

Después de esa respuesta cargada de “coña” se fue, con unas cuantas monedillas, logradas antes de la aparición del mesonero. Continúo con mi lectura de la prensa, pero la discusión entre Javier y su hermana me interrumpe. La abuela y su amiga intervienen y ambos niños son amonestados. Han vuelto los gorriones... esta vez cuatro o cinco. De manera desesperada comen las pequeñas partículas de pan y tarta que hay en las mesas y en el suelo. Les observo y me admiro como esas criaturas aparentemente tan débiles son capaces de vivir hasta en el intenso frío del invierno. Cojo mis bártulos y me dispongo a dejar la mesa. Un grupo de 6 japoneses me preguntan si pueden cogerla. Les digo que si. Ellos verán. Son tres sillas para 6. Me acerco al lugar donde esta la organillera. La dejo una limosna.

- Dios se lo pague caballero... (me contesta)

Después de mi se han levantado las dos señoras y los niños. Los japoneses han tomado las dos mesas y pienso que esta experiencia es un bonito tema para una colectiva. Un fuerte abrazo para todos.




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TITULO: Quien no sabe callarse tampoco sabe hablar

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