15 octubre 2005

AEQUO ANIMO AUDIENDA SUNT IMPERITURUM CONVICIA

Queridos todos:

El periódico ABC comentaba el pasado 13 de este mes: “HACE un par de años, la demagogia de Hugo Chávez le llevó a transformar la fiesta del Doce de Octubre en el «Día de la Resistencia Indígena». Ayer, el político ex golpista venezolano volvió a echar mano del manual de oprobios calificando a Cristóbal Colón de «jefe de la invasión». Mientras, miembros de las Fuerzas Armadas de Venezuela desfilaban en el Paseo de la Castellana de Madrid a los pies de la estatua del descubridor. Todo muy congruente. Pero a estas alturas, Chávez ya no engaña a nadie mínimamente avisado en el populacherismo y las trampas que suelen dirigir su acción política. Insulta en Caracas y desfila en Madrid a cuenta de un mismo acontecimiento. La lástima de todo este asunto, y lo que aporta trascendencia a tanta irrelevancia, es que el dirigente bolivariano forma parte de los aliados internacionales preferentes (junto a Fidel Castro y Mohamed VI) elegidos por el Gobierno de Zapatero en la «nueva etapa» exterior anunciada por el líder del PSOE.”

Varias reflexiones se desprenden de los actos que últimamente ha realizado ese mareado mamarracho de profunda y preocupante ignorancia como es Hugo Chávez.

La primera por llamar a Colón como “jefe de la invasión” pues Colón no sabía ni a donde iba ni a donde había llegado. Cuando se invade es a terreno conocido y no “descubierto” como fue en esa ocasión. Además ¿Cómo puede llamarse invasora a una expedición de tres carabelas en las que no figuran soldados ni armas entre su tripulación y equipaje?

La segunda por nombrar el 12 de octubre como Día de la Resistencia Indígena. Sin dejar de estar consciente de los abusos cometidos por particulares, no por la Corona, contra poblados indígenas durante la Conquista, resiste quien es atacado o subyugado. Pero si recordamos la historia, las primeras víctimas de ese “encuentro” fueron los españoles que se quedaron en el novísimo fuerte “Natividad” al ser aniquilados, a saber por qué motivos que parecen ser no muy edificantes para los europeos, por los indígenas que merodeaban en la actual República Dominicana. Esa fue la desoladora escena que vio Colón a su regreso: el Fuerte que fue hecho con los restos de la encallada Nao Santa María quemado, y los “castizos” que lo habitaban muertos. Por otra parte, esos indios, no tenían conciencia de posesión de tierra pues eran una suerte de agresivos “proto-pirata-gitanos” (unos chavistas cualesquiera, pues) que deambulaban por el Caribe, incluida la costa de la actual Venezuela. Es decir, unas tribus sin un asentamiento fijo; como por el contrario sí lo tenían las grandes civilizaciones Maya, Azteca o Inca.

Si es por ello, mejor sería que elimine del calendario como fiesta el oprobioso 12 de octubre y en su lugar establezca (invente) uno para el momento aquel cuando se efectuó históricamente el primer enfrentamiento entre tropas españolas e indios americanos, en Puerto Flechado (Tucacas-Venezuela) en el año de 1499 cuando los indios Ciparicotos-Caribes empezaron la contienda al recibir a Alonso de Ojeda y su expedición, (entre quienes estaban Américo Vespucio y Juan de la Cosa) sin mediar trato ni negociación alguna, con una mortífera andanada de flechas; de donde le viene el nombre al puerto y el golfo donde se asienta, recibe como corolario, el apelativo de “Triste”. Y eso para establecer un día “más acorde” porque en realidad, en aquella oportunidad, la resistencia fue española en lugar de indígena. Por cierto, si por casualidad algún lector tiene la desagradable experiencia de encontrarse con Chávez, pues que aproveche y le diga que ese nuevo día de la “Resistencia Indígena” tiene que ser después del 20 de mayo que fue cuando salió Ojeda de Cádiz. Es que la ignorancia es temible. ¡Qué miedo Dios mío y qué vergüenza!

La tercera es sobre los “mesmos” indios de la Venezuela de hoy. La Conquista no pudo llegar a todo ese vasto territorio que constituye el antiguo Imperio en donde nunca se ocultaba el sol. Esa inmensa isla verde formada por la selva amazónica y la ribera sur del caudaloso río Orinoco permaneció prácticamente virgen durante los 300 años de dominio español. Las poblaciones indígenas que entraron en contacto con Occidente fueron aquellas que se encontraban al alcance de los conquistadores. Guaicaipuro, Chacao, Terepaima, Tiuna, Mara y alguno que otro más estaban radicados, junto con sus poblaciones, en lugares cercanos y accesibles a la empresa conquistadora. Estas tribus fueron las que luego formaron parte integrante de la clase mestiza en la Venezuela de la Gobernación de Caracas. La Venezuela actual fue una creación de Su majestad Carlos III mediante Real Cédula del 8 de septiembre de 1777 dando un nuevo espacio geográfico, político y administrativo a lo que se llamó Capitanía General de Venezuela que creó anexando a dicha Gobernación de Caracas, la Guayana, Apure, Territorio del Amazonas, Los estados orientales y Trinidad. Los actuales indios de Venezuela son, pues, los descendientes de aquellas tribus ubicadas en esos inhóspitos lugares que se anexaron a la antigua gobernación caraqueña. Además en Venezuela nunca hubo una población indígena importante, ni estable, ni cultura indígena de notorio valor. A este respecto nos cuenta el padre José Gumilla, de la Compañía de Jesús, en su obra “El Orinoco ilustrado y defendido” Cap V, 1ª Parte: El indio en general (hablo de los que habitan las selvas y de los que empiezan a domesticarse) es ciertamente hombre; pero su falta de cultivo le ha desfigurado tanto lo racional, que en el sentido moral me atrevo a decir que el indio bárbaro y silvestre es un monstruo nunca visto, que tiene cabeza de ignorancia, corazón de ingratitud, pecho de inconstancia, espaldas de pereza, pies de miedo y su vientre para beber y su inclinación a embriagarse son dos abismos sin fin.” Son pues los actuales poblados indígenas, los descendientes de aquellas tribus descritas por Gumilla y que en definitiva estaban prácticamente “libres” de la influencia española. Ergo, ni sus antepasados ni ellos tuvieron jamás que “resistir” a los conquistadores y ahora, para “redimir” la falta cometida, el gobierno venezolano expropia al malvado latifundista sus tierras y les entregan, a unos pocos de ellos, un total de unas 600 mil hectáreas cuyo futuro veo en la misma indigencia e improductividad que puedan tener hoy en día, si es que no la venden pasado mañana por unas cuantas botellas de aguardiente.

La cuarta, los soldaditos de glorioso ejército venezolano desfilando en el Paseo de la Castellana frente a la Plaza de Colón. ¿Qué estarían pensando esos pobrecitos mientras desfilaban? ¿Sabrían quién era Cristóbal Colón? Obedecían una orden de alcance trasatlántico en un dos, un dos, un dos, por el Paseo de la Castellana. Compararían Madrid con el Tinaco, o con Cunaviche, quizás con Turmero o Cagua. Quizás alguno de ellos recordarían a su pariente español, quizás bisabuelo o abuelo. O quizás estaban angustiados por terminar el desfile e irse a comprar algún encarguito de esos de última hora para la mamá, o la novia. Pobres muchachos, piezas indefensas del megalómano de turno que en supremo dislate es capaz a un mismo tiempo de proferir toda clase de insultos a Colón y enviar a una muestra de “su” ejército a rendirle honores en Madrid.

Por eso envié una carta al director del periódico La Razón, Luis María Ansón, quien me honró publicándola y como muchos de ustedes me han dicho el no haber podido leerla, me tomo la libertad de transcribirla aquí: “El año pasado la digna estatua de Cristóbal Colón en Caracas que estaba allí desde 1898, para la conmemoración de los 400 años de la llegada del almirante al territorio venezolano fue brutalmente derribada, ajusticiada y ahorcada en principal teatro de aquella ciudad el Teresa Carreño, durante la “conmemoración”, a todas luces hispanófoba, realizada por las huestes del sátrapa venezolano Hugo Chávez y con la velada aprobación de él mismo. Ahora el actual gobierno de España, invita a una representación del ejército venezolano a desfilar en el día de nuestra Nación el 12 de Octubre precisamente frente a la Plaza de Colón. Siendo coherentes, Venezuela debería denegar esta invitación y el Gobierno de España por lo antes dicho, no debería cursarla.”

La quinta, El creerse muy importante llegando de último a la cita de Salamanca. ¿No había dicho el año anterior que ya no volvía a asistir a ninguna de esas reuniones porque mientras ellos “andaban de reunión en reunión, el pueblo se moría de hambre”? Pues bien, el mismo pueblo se sigue muriendo y él asistiendo, esta vez como las elegantes, llegando y retirándose de último de la cita Iberoamericana. ¡Menudo cantamañanas! Y una última reflexión que quiero hacer y que no tiene desperdicio es su alarde de ignorancia cuando creyéndose que cita el Quijote declara: “Que ladren los perros, decía el Quijote, luego cabalgamos”, declaración que hizo a los medios de comunicación después de una de sus reuniones bilaterales refiriéndose a las autoridades de Estados Unidos, que el viernes habían expresado su inquietud por las controvertidas declaraciones oficiales sobre Cuba en el marco de esta reunión de mandatarios iberoamericanos. Si bien estoy seguro que esa frase no se encuentra en El Quijote, me tomé la molestia de buscarla, “porsia”, hasta el capítulo XXXVI y por supuesto, nada de nada. Se que faltan muchos capítulos más pero es una tarea agotadora y estéril, que pienso no es necesario continuar.. Una vez más se cumple aquello de: “La ignorancia es muy atrevida” y en este caso, como muy bien lo dijo Don Arturo Uslar Pietri: “Chávez es de una ignorancia delirante”

Me siento incómodo cada vez que viene Chávez a España. Lo vivo como una ofensa personal. Cuento los minutos que le quedan para saber que se va; porque aquí, si puedo cantar con certeza: “se va, se va, se va, se va...” y cuando este frente al televisor viendo la noticia de su partida me serviré un buen jerez para celebrarlo.

Bueno ya vamos llegando al final de esta misiva. A María Gugni mis agradecimientos por los artículos y e-mails que he recibido. También quiero agradecer las notas que me envió Mercedes Morillo y las de Elisa Nadal. Son ustedes muy generosos en sus comentarios. Asimismo, quiero agradecer los mensajes enviados por Fco. Javier López-Cruz.

Y nada más un fuerte abrazo para todos y les dejo hasta la semana que viene en la que comentaré algunas otras vivencias de esas que he tenido en este sorprendente Madrid. Agur
__________
TITULO: Hay que escuchar sin inmutarse los denuestos de los ignorantes. Séneca. Ep. 76,4

No hay comentarios: