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En el muy exquisito XVIe arrondissement de Paris, a la vera del río Sena y a los pies de la majestuosa Torre Eiffel se encuentra la plaza y jardines de Trocadero. Una plaza no solo bella sino extensa, pues ocupa una superficie similar a 10 campos de fútbol y que fue creada para la Exposición Universal de 1937. Es notoria su fuente conformada por varios estanques en cascada que alimentan una gran piscina donde danzan los chorros de agua lanzados desde sus bordes adornados con bellísimas esculturas de la década de 1930, entre las cuales destacan El hombre de Traverse y La mujer de Bacqué. En pocas palabras una auténtica y exquisita expresión del refinado gusto francés para deleite universal y al mismo tiempo, claro está, una explícita y poco divulgada ofensa a España pues el nombre de la plaza rememora la Batalla de Trocadero, que tuvo lugar en la isla homónima situada en la Bahía de Cádiz (España).
La historia fue así: Después de la bochornosa pérdida por parte de Francia de la guerra de la Independencia contra España (1808-1814), se promovió el movimiento liberal en la España de comienzos del siglo XIX. La Constitución de Cádiz de 1812, más conocida como “La Pepa”, marcó un impulso reformador y anti absolutista único en su género tanto fuera como dentro del país. Sin embargo, el rey de España Fernando VII (1784-1833) que durante la guerra de Independencia estaba curiosamente exiliado en el campo enemigo, es decir, en Francia a su regreso a España anuló inmediatamente dicha Constitución, pues la liberalidad de ésta atentaba directamente contra los derechos absolutistas del monarca español.
Paralelamente los españoles de los virreinatos de América aprovecharon ese momento de debilidad interna que había en España para sublevarse contra la Corona. En 1819 el rey ordena enviar varios batallones para contener, desesperadamente, la rebelión americana. En Andalucía se prepara un batallón al mando del coronel Rafael del Riego que debe embarcar en Cádiz. Sin embargo, el coronel del Riego en lugar de ir a luchar a América, se sublevó contra Fernando VII. Las tropas no se embarcarían a América durante los próximos tres años, fracasando de esa manera los auxilios a los regimientos realistas, que lucharon solos, olvidados y alejados contra unos rebeldes americanos cada vez más apoyados por otros estados europeos, en concreto Inglaterra. Aun así, ni las virtudes militares de Bolívar y San Martín, ni las intrigas de masones y jesuitas, ni el apoyo financiero y logístico de Inglaterra fueron tan eficientes para la independencia de las Provincias de Ultramar (hoy América Latina) como lo fue el vacío defensivo ocasionado por Rafael del Riego. Este hecho en Latinoamérica ni es muy conocido ni reconocido y por el complejo anti-español allí reinante, tampoco creo que se quiera conocer y reconocer.
Ese período liberal promovido por del Riego duró sólo tres años, (1820-1823), pues las monarquías absolutas de entonces, no toleraron un régimen tan liberal en España que ponía en peligro su propia estabilidad, ante lo cual, Francia, y aquí viene lo de Trocadero, en el Congreso de Verona (1822) junto con la cuádruple alianza y la Santa Alianza, (Rusia, Austria y Prusia) lideró la reinstauración del absolutismo en España, atendiendo así el reclamo que había hecho el mismísimo Fernando VII, mediante una invasión a España con un ejército numeroso, hecho que ocurrió el 7 de abril de 1823 por parte de los Cien Mil Hijos de San Luis, que llegaron con escasa resistencia hasta Cádiz en donde se había refugiado el gobierno liberal y estaba retenido el rey.
Sin misericordia alguna la bella Cádiz fue bombardeada, pero sólo los fuertes que protegen la entrada a la bahía fueron abatidos, sobre todo el fuerte de San Luis del Trocadero. Como resultado, el gobierno liberal no tuvo más remedio que rendirse siendo derogado en el acto y Fernando VII recuperó todo su poder, llevando de esa manera a España a las más oscuras páginas de su Historia y todo gracias a Napoleón II hijo del primero, aquel envilecido emperador producto de la gloriosa revolución francesa que aplicó “pro domo sua” aquellos principios universales de “Liberté, Égalité, Fraternité”
Si amigo lector, fue en homenaje a esa batalla, en la que Francia, para vergüenza universal, ayudó a eliminar el liberalismo en España para reinstaurarse el absolutismo, que nuestros vecinos del norte no tuvieron mejor ocurrencia que bautizar como Trocadero a la famosa Plaza parisina porque, como me respondió orgullosamente un parisino cuando le pregunté por qué la plaza tenía ese nombre, en esa batalla “España perdió la guerra contra Francia...”
En el muy exquisito XVIe arrondissement de Paris, a la vera del río Sena y a los pies de la majestuosa Torre Eiffel se encuentra la plaza y jardines de Trocadero. Una plaza no solo bella sino extensa, pues ocupa una superficie similar a 10 campos de fútbol y que fue creada para la Exposición Universal de 1937. Es notoria su fuente conformada por varios estanques en cascada que alimentan una gran piscina donde danzan los chorros de agua lanzados desde sus bordes adornados con bellísimas esculturas de la década de 1930, entre las cuales destacan El hombre de Traverse y La mujer de Bacqué. En pocas palabras una auténtica y exquisita expresión del refinado gusto francés para deleite universal y al mismo tiempo, claro está, una explícita y poco divulgada ofensa a España pues el nombre de la plaza rememora la Batalla de Trocadero, que tuvo lugar en la isla homónima situada en la Bahía de Cádiz (España).
La historia fue así: Después de la bochornosa pérdida por parte de Francia de la guerra de la Independencia contra España (1808-1814), se promovió el movimiento liberal en la España de comienzos del siglo XIX. La Constitución de Cádiz de 1812, más conocida como “La Pepa”, marcó un impulso reformador y anti absolutista único en su género tanto fuera como dentro del país. Sin embargo, el rey de España Fernando VII (1784-1833) que durante la guerra de Independencia estaba curiosamente exiliado en el campo enemigo, es decir, en Francia a su regreso a España anuló inmediatamente dicha Constitución, pues la liberalidad de ésta atentaba directamente contra los derechos absolutistas del monarca español.
Paralelamente los españoles de los virreinatos de América aprovecharon ese momento de debilidad interna que había en España para sublevarse contra la Corona. En 1819 el rey ordena enviar varios batallones para contener, desesperadamente, la rebelión americana. En Andalucía se prepara un batallón al mando del coronel Rafael del Riego que debe embarcar en Cádiz. Sin embargo, el coronel del Riego en lugar de ir a luchar a América, se sublevó contra Fernando VII. Las tropas no se embarcarían a América durante los próximos tres años, fracasando de esa manera los auxilios a los regimientos realistas, que lucharon solos, olvidados y alejados contra unos rebeldes americanos cada vez más apoyados por otros estados europeos, en concreto Inglaterra. Aun así, ni las virtudes militares de Bolívar y San Martín, ni las intrigas de masones y jesuitas, ni el apoyo financiero y logístico de Inglaterra fueron tan eficientes para la independencia de las Provincias de Ultramar (hoy América Latina) como lo fue el vacío defensivo ocasionado por Rafael del Riego. Este hecho en Latinoamérica ni es muy conocido ni reconocido y por el complejo anti-español allí reinante, tampoco creo que se quiera conocer y reconocer.
Ese período liberal promovido por del Riego duró sólo tres años, (1820-1823), pues las monarquías absolutas de entonces, no toleraron un régimen tan liberal en España que ponía en peligro su propia estabilidad, ante lo cual, Francia, y aquí viene lo de Trocadero, en el Congreso de Verona (1822) junto con la cuádruple alianza y la Santa Alianza, (Rusia, Austria y Prusia) lideró la reinstauración del absolutismo en España, atendiendo así el reclamo que había hecho el mismísimo Fernando VII, mediante una invasión a España con un ejército numeroso, hecho que ocurrió el 7 de abril de 1823 por parte de los Cien Mil Hijos de San Luis, que llegaron con escasa resistencia hasta Cádiz en donde se había refugiado el gobierno liberal y estaba retenido el rey.
Sin misericordia alguna la bella Cádiz fue bombardeada, pero sólo los fuertes que protegen la entrada a la bahía fueron abatidos, sobre todo el fuerte de San Luis del Trocadero. Como resultado, el gobierno liberal no tuvo más remedio que rendirse siendo derogado en el acto y Fernando VII recuperó todo su poder, llevando de esa manera a España a las más oscuras páginas de su Historia y todo gracias a Napoleón II hijo del primero, aquel envilecido emperador producto de la gloriosa revolución francesa que aplicó “pro domo sua” aquellos principios universales de “Liberté, Égalité, Fraternité”
Si amigo lector, fue en homenaje a esa batalla, en la que Francia, para vergüenza universal, ayudó a eliminar el liberalismo en España para reinstaurarse el absolutismo, que nuestros vecinos del norte no tuvieron mejor ocurrencia que bautizar como Trocadero a la famosa Plaza parisina porque, como me respondió orgullosamente un parisino cuando le pregunté por qué la plaza tenía ese nombre, en esa batalla “España perdió la guerra contra Francia...”
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NOTA: Imagen superior izda: Plaza del Trocadero en Paris. Imagen inferior Dcha: Fernando VII pintado por Goya
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NOTA: Imagen superior izda: Plaza del Trocadero en Paris. Imagen inferior Dcha: Fernando VII pintado por Goya
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