07 octubre 2006

HISPANIA

Queridos todos:

Humildemente invitado por Doña Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid, asistí esta semana, a la presentación de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) en la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol de Madrid cuyo objetivo primordial es el cultivo del patriotismo, y la afirmación de España como Nación. El que en este país nos estemos planteando este tipo de “reivindicaciones” es desde luego un síntoma de desquiciamiento que tendría que ser abordado y resuelto por los grandes partidos políticos con presencia en todo el territorio nacional, los únicos con capacidad para alcanzar el Gobierno de la Nación. Tarea que por otra parte no es otra que cumplir y hacer cumplir el artículo 2º de la Constitución: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”


Sin embargo, vemos con preocupación la irritante y majadera actuación de distintas autonomías por ir logrando su reconocimiento como una nación distinta e independiente de España. Sin ir más lejos, los terroristas vascos imponen (no negocian) la independencia de Euzkadi como condición para abandonar las acciones terroristas y el sector separatista catalán, se salió con la suya mediante el “golpe de estado” que significa la aprobación en las Cortes de un estatuto local. Ese y otros estatutos que están en el horno de los cuerpos deliberantes no pueden, constitucionalmente ser aprobados en la cortes. Para ello se tendría que eliminar el Gobierno, establecerse una Constituyente y ser aprobada por el pueblo soberano. Ningún ciudadano español autorizó mediante su voto, la aprobación en las Cortes de ese ni de cuantos estatutos vengan después.

Pero el desmembramiento de España no solo se observa en los nuevos estatutos autonómicos; personalmente lo observo también en la falta de identidad en la mayoría de la ciudadanía con los símbolos de la nación: el himno, la bandera y el escudo. En los campos de fútbol, cada vez que suena el himno de un país los jugadores e hinchas cantan su himno. El español está privado de ello, pues creo que es el único país cuyo himno, no tiene letra. Ha habido intentos de ponérsela. En el reinado de Alfonso XIII le hizo una letra, sin éxito, el autor teatral Eduardo Marquina. Posteriormente y como era de esperarse en la II República, la “Marcha Real” (nombre del himno de España) se eliminó, y en su lugar se adoptó el "Himno de Riego", una marcha de los Batallones de las Milicias Nacionales de principios del siglo XIX pues ¿cómo es posible que una República tenga un himno “real”? ¡Menudo insulto! El colmo fue que el Himno de Riego fue incluso denostado por los propios republicanos, al considerarlo “vulgar y de escasa calidad”. (No todo fue malo en la 2º República). Durante la dictadura de Franco le puso letra el acaramelado poeta José María Pemán, muy acorde con los gustos políticos de la época. Se cantó un tiempo en las escuelas, pero fue abandonada por la misma dictadura cuando ésta empezó su acercamiento a los Estados Unidos y Europa. Mientras tanto el español sigue mudo mientras escucha, alguna vez en su vida, el himno de su patria y quien enmudece con su himno no lo puede sentir como algo suyo y que le pertenece y le identifica como miembro de una comunidad nacional. Con la bandera ocurrió otro tanto. El tradicional pabellón rojo y gualdo que nos dejo Carlos III fue cambiado por otro con una turbia franja entre azul y violeta. No es posible que el toro de Osborne sea enarbolado sin complejo y la bandera española nunca se ice o exponga por causa o efeméride alguna en ningún hogar español a excepción de airearla en algunos eventos deportivos. En este país no hay obligación de enarbolar la bandera como ocurre en Venezuela en días señalados ni hay devoción por la misma, como ocurre en los Estados Unidos cuyos ciudadanos muestran la bandera a diario unas veces si y las otras también. Es más cuando en la plaza de Colón, al comienzo del Paseo de la Castellana, se colocó una inmensa y preciosa bandera de España, hubo voces discordantes relacionando aquello como de “facha” y de resabios del franquismo. La fecha esta cerca y este 12 de Octubre, solo allí se verá la bandera, ningún hogar español la colocará en su puerta o ventana salvo excepción de la libérrima República de Manolia, que la exhibirá a guisa de respeto por el país circumlimitante y como experimento para ver y estudiar las reacciones de los vecinos. Al igual que los antes expuestos símbolos, el escudo ha sido protagonista y víctima de numerosos cambios a partir del primigenio que vino de los Reyes Católicos al unirse los escudos de Castilla y Aragón y añadiendo posteriormente cuarteles en la medida que se “reunía” nuevamente España. Dependiendo del Rey o gobernante de turno, han aparecido y desaparecido en el escudo: Columnas de Hércules, Águilas Imperiales, Coronas imperiales y reales, aureola de santo, yugo y flechas, flores de lis, Toisón de Oro y collar de la Orden del Espíritu Santo y la divisa de “Una, Grande y Libre”, lema del franquismo que utilizaré de inmediato para desmarcarlo de la dictadura y tomarlo como guia para analizar un poco ese tema telúrico y casi escatológico; místico, incómodo, eleusino y a punto de herético de: ¿Qué es España? Allá vamos:

España Una: Desde luego no dejo de imaginarme la comidilla que habrá, acompañada de risitas unas, de frotes de manos otras y de ambas cosas muchas de ellas, en los pasillos y salones de las cancillerías del resto del mundo preguntándose por qué España está empeñada en autodestruirse, o en “autosuicidarse” como una vez dijo un innombrable político y expresidente venezolano, amiguete de Felipe González. ¿Es España una quimera? ¿Tiene alguna identidad histórica? O ¿es simplemente un aglomerado, en lugar de una mezcla? Muchas veces he dicho en estas mismas colectivas que España fue una creación de sus Católicas Majestades. Esta afirmación puede y debe matizarse. En realidad no fue una creación sino una re-creación, una reconquista de la España que antes de ellos existía. Para fortuna, el mapa de España es una península perfectamente definida. Toda esa unidad y realidad geográfica tuvo por vez primera una unidad política y social bajo el Imperio Romano: HISPANIA. Fue Roma quien creó España creación que comenzó dos siglos antes de Cristo con las primeras invasiones y las guerras púnicas contra Cartago y que cristalizó definitivamente en el siglo I (años arriba, años abajo) de la era cristiana bajo el Emperador Augusto después de vencer las últimas resistencias cántabras y astures. La Hispania ulterior y citerior habian devenido, gracias a la conquista y a profundas crisis en el seno del Imperio, en tres grandes provincias: Tarraconense, Bética y Lusitania; las tres ocupando el 100% de la península Ibérica. Estamos pues hablando de una identidad y entidad con mas de ¡dos mil años de antigüedad! Y fue Roma quien trajo a esta tierra la estructura de nación y la cohesión de sus gentes con el idioma, las leyes, la ciencia, la industria, el ejército, la organización política, la expansión económica y… el cerdo. Si, queridos lectores, el jamón se lo debemos a Roma; ese símbolo exquisito y unificador de toda España, ese famosísimo “pata negra” es como el testigo de nuestra unión y antigüedad como nación. Todavía hoy en día, los gentilicios en España hacen referencia al Imperio: los nacidos en Huelva somos “onubenses” los de Mérida “emeritenses” los de Elche “ilicitanos” los de tarragona “tarraconenses” los de Sevilla “hispalenses”… ¿Hay que abundar más? Cuando degustes un buen de jamón de bellota entreverado, detente y mira también en él a la sustancia misma, entreverada también, de esta realidad bimilenaria que es España.

Hispania dio a Roma filósofos, poetas y emperadores. Roma fue declinando pero no la unidad de Hispania. A Roma le suceden en los años 500 los visigodos que fueron estableciéndose en Hispania al tiempo que el imperio se debilitaba. ¿Qué fue lo importante de este cambio? Pues que la unidad de España como nación se mantuvo; que ese castillete que es la Península siguió como una entidad, si bien una nueva entidad que sufre en el 710 los enfrentamientos por el trono tras la muerte de Witiza. Los pretendientes a la corona, Roderico (conocido como don Rodrigo) y Agila II, el primero en el sur y el segundo en el norte de la península, se sitúan en posiciones extremas. Witiza había pactado antes de su muerte la invasión de los musulmanes para el control del reino. ¡Hay que ser cabrón! Estos cruzan el estrecho de Gibraltar y conquistan Toledo, venciendo y matando a Don Rodrigo en Guadalete. La entrada musulmana es imparable y para el 713 toda la península, a excepción de Asturias, quedaría bajo su dominio. Don Pelayo, derrota el 722 a los musulmanes en la batalla de Covadonga y es elegido rey de Asturias creándose así un pequeño pero férreo núcleo de resistencia que daría lugar a la formación de los primeros reinos cristianos. El hecho pues de que los árabes invadieron un territorio peleando contra un único enemigo es prueba, más que evidente de que la unidad de España existía durante el reinado de los visigodos.

España Grande: El Reino de Asturias estaba rodeado por la invasión musulmana, y la aparición de los nuevos Reinos cristianos, Navarra, Aragón, León Castilla, Galicia, Portugal no hizo otra cosa que parcelar y fragmentar más aun el territorio español; si bien gracias a la aparición de esos nuevos reinos, los musulmanes iban poco a poco perdiendo terreno. Reinos cristianos que estaban, la más de las veces en pugna no solo contra los musulmanes sino entre ellos mismos. España estaba fragmentada por codicias y ambiciones intestinas. La unidad Romana y Visigoda la había roto el invasor musulmán y no la propiciaban los nuevos Reinos; pero algo grande ocurre con la unión de Castilla y Aragón: España vuelve a ser una y no solo reconquista la totalidad de la península ibérica sino que extiende sus límites, allende los mares, de manera tal que en ese nuevo Imperio “nunca se oculta el sol”

España Libre: Los Virreinatos, Provincias y Capitanías Generales de ultramar poco a poco van logrando su independencia. Proceso que empieza en 1808 con la entrada de Napoleón en España y termina en 1898 con la independencia de Cuba. De aquel vasto imperio solo queda la Península y las Islas Canarias. Canarias es un ejemplo de cómo deberían ser y estar hoy en día esas nuevas naciones de América, Asia y África que antes formaron parte de España. Desde 1898 hasta 1978 se han sufrido en este país todos los dolores de parto posibles protagonizados por reyezuelos, republiquetas, guerras civiles, dictaduras y transiciones. Pero ha nacido y al fin vivimos en una nueva España; una España Libre y europea con una Constitución aprobada por su pueblo y que lamentablemente nuevamente, sufre amenazas de ruptura a pesar de lo que España es y significa en todas esas parcialidades. Estoy molesto por ello, pero tranquilo. No lo lograrán, y ellos saben muy bien lo que ocurre después que se fragmenta España. Ya ha pasado. Un fuerte abrazo para todos y griten conmigo: ¡Viva España!

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TITULO: España

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