20 agosto 2006

ORA ET LABORA

Queridos todos:

Terminé la última colectiva del 5 del presente mes avisando nuestro viaje por Granada, Olvera, Sevilla y Moguer. Podéis tener calma y recobrar el aliento pues no pienso detallar el mismo, con el irritante rigor usado al narrar el periplo a la tierra de los faraones.

¡Granada, Granada, Calle de Elvira donde habitan las manolas…! Esta era la tercera vez en mi vida que visitaba Granada. Por encima de los lugares comunes del flamenco en Sacro Monte, la Alhambra, el Albaicín y el fantasma de García Lorca, reinante en la cabeza de la mayoría de sus visitantes, Granada me recordaba en primer lugar, ser el sitio donde se consolidó este país, o algo parecido a ello, que se llama España y segundo, ser el lugar en donde descansan los restos de sus Católicas Majestades Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón. No se por qué ni desde cuando, tenia en mi el velado, inconsciente e insistente voto de visitarles. Sentía que aquello era una obligación ineludible y que en esta oportunidad, la tercera, la de la vencida, debía llevar a cabo. Los eruditos en temas de heráldica y genealogía hispana afirman que mis antepasados fueron fieles e importantes servidores de ellos. En particular se cita el servicio realizado por los de Diego de la época en la Reconquista de Granada. Y por el lado de mi abuela paterna, cito: “Don Alonso de la Rosa prestó señalados servicios al rey católico Don Fernando y a su nieto el Emperador Carlos I de España y V de Alemania; por los cuales mereció ser Comendador de la Orden de Santiago y obtener el título de primer Conde de Torda”
Es domingo 6 de Agosto y leo en la prensa: “En una entrevista publicada hoy por Deia, recogida por Europa Press, el dirigente de Eusko Alkartasuna Rafael Larreina afirma que el presidente (Zapatero) ‘se tenía que haber puesto en contacto con ETA hace tiempo’ y ‘haber puesto en marcha los mecanismos para hacer operativa la mesa de partidos ya en junio". Acto seguido lo cierro con el asco de costumbre y nos dirigimos a la Capilla Real. una vez allí y frente a la cripta ubicada debajo de las moles escultóricas de Fernando e Isabel y de Juana y Felipe (la loca y el hermoso) cumplía mi “voto” y mientras veía los reales y rústicos ataúdes, con el ánimo destemplado después de haber leído la prensa, me vino a la mente, sin saber por qué, aquellos versos de Quevedo:

“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.”

De allí fuimos a la Alhambra, el monumento más visitado de toda Europa, en donde estuvimos 4 horas y media disfrutando y admirando sus distintos lugares: la Medina, La Alcazaba, Los Palacios Nazaríes y el Generalife. De regreso paseamos por el Albaicín lleno de callejuelas idénticas a las del bazar de El Cairo con sus vendedores todos árabes. ¡Ay Majestades! 514 años después tenéis a Granada reconquistada por los moros y a España fragmentada… ¡Tanto monta, monta tanto!

De Granada nos fuimos a Olvera, uno de los “pueblos blancos” de la sierra de Cádiz más bellos que se puedan ver. Está ubicado en una colina mostrando en lo alto, con el azul profundo y nítido de su cielo como fondo, su Iglesia y su Castillo; mientras sus casas, con blanco de cal vestidas, descienden en derredor, reflejando al tocarlas el Sol, una brillante y enceguecedora luz. Allí, nos esperaba María Josefa de la Rosa, familiarmente “Maripepa” En Venezuela mi grupo familiar era exiguo, quizás por eso en España me he dado a la tarea de encontrar mis raíces y ubicar a parientes por todo el territorio nacional. Maripepa es uno de ellos. Sabía de Olvera y de su importancia familiar como asiento de los “de la Rosa”. Por eso un buen día, ni corto ni perezoso busqué su teléfono y la llamé. Al atenderme la pregunté si conocía o era pariente de Juana de la Rosa (mi abuela) y por supuesto me contestó que sí, que era su prima. Me presenté y acto seguido, para maravilla mía, esa mujer de 88 años empezó a contarme mi vida de manera asombrosa. Jamás nos habíamos hablado ni visto pero tenía “nuestra pista” así como la tiene de toda la familia. Este acontecimiento disparó una serie de encuentros posteriores con otros parientes, principalmente con Joaquín Ballesteros de la Rosa y su familia. Maripepa me llama cariñosamente “manolito”. Estuvimos viendo y comentando una inmensa cantidad de fotos, en donde encontré una de mi padre, joven y guapo. Tu padre era guapísimo, me decía ella. ¡Hay que ver el revuelo que formó cuando vino a Olvera...! Su conversación es muy agradable además de ser una fuente inagotable de historia familiar. Impresiona su belleza y la calidad de su cutis, algo que haría temblar a las multinacionales fabricadoras de potingues “protectores de la piel” con efectos “antienvejecedores”. Seguramente su bello cutis es consecuencia del extraordinario aceite de oliva olvereño, el mejor de cuantos he probado hasta el momento.

Estando en Olvera fuimos a Ronda, en la provincia de Málaga. Decía Hemingway que: “Es a Ronda a donde habría que ir, si vais alguna vez a España a pasar una luna de miel o con una amiguita. La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico. (...) Bellos paseos, buen vino, excelente comida, nada que hacer...” Pendejadas del escritor gringo. Ronda es una ciudad encantadora, llena de historia, monumentos, salero, duende y turistas pero sobretodo ello es una ciudad taurina. De allí son los Ordóñez y los Romero y rondeños también lo son o lo fueron muchos connotados españoles: Vicente Espinel, Francisco Giner de los Ríos, Fernando de los Ríos, Blas Infante… y además ha sido harto visitada por gente famosa entre otros por Prosper Merimeé, el del texto de la ópera Carmen, Ernest Hemingway, por todos conocido y por lo que parece no hubo piedra en España que se le resistiese y Orson Wells, el verdadero genio del cine, cuyos restos descansan, a petición suya en el pozo de la finca de sus amigos los Ordóñez. ¡Todo un final de película! De regreso comentábamos la cantidad de turistas que están comprando casas allí en Ronda y en Olvera. En ambos lugares pudimos ver varias oficinas inmobiliarias con sus letreros en inglés… ¡ya te digo!

Nuestra próxima parada fue Cádiz, algo que decidimos en el camino. Aceptando que fue una temeridad, tuvimos una inmensa suerte, pues encontramos Hotel en donde pasar la noche en pleno mes de Agosto, cuando la demanda de habitaciones es total. Una vuelta en uno de esos autobuses de turismo por la ciudad, la más antigua de Europa, contemplando sus monumentos, castillos, murallas, restos de circo Romano… ¡y por supuesto una opípara sesión gastronómica de pescaito frito! Allí pudimos ver la estatua ecuestre de Simón Bolívar con una cara que parece estar diciendo: ¿Y yo qué carajo hice? Y lo más importante, íntegra como todas las del libertador que hay en España, sin sombra de represalia por la destrucción de la estatua de Colón en Caracas. Por la tarde y la noche disfrutamos de la playa, inmensa, perfectamente cuidada, bien delimitada: primero la limpísima playa, detrás el paseo marítimo, después la vía de circulación y por último los Edificios. ¡Igualito que en Tucacas! Caminamos por el paseo hasta altas horas de la madrugada, miles de gentes que van y vienen; “un ambientazo”, como dicen por aquí y por supuesto, mis mujeres metiendo el ojo de chiringuito en chiringuito comprando de todo… ¡Viva la pepa!

Bueno, por fin llegamos a Sevilla; mejor dicho, al Convento de Santa Paula. La fundación de este convento de religiosas Jerónimas se realizó en el año 1.475. Su puerta principal con arco ojival en cerámica es una verdadera joya; un magnífico ejemplo del estilo llamado Reyes Católicos, que se desarrolló en España en el siglo XV, y en el que se unen estructuras góticas, mudéjar y decoración renacentista. En su interior hay un magnífico museo con importantes obras de arte. Pues bien, en este Convento se encuentra como priora, la hermana de Maripepa: Sor Remedios de la Rosa una monja contemplativa con móvil e Internet. Nos atendió a cuerpo de rey, como solo saben hacerlo las religiosas y mantuvimos, por supuesto una muy emocionada e interesante conversación de historias de la familia. Nos hizo mucha gracia la narración de su viaje a Zaragoza a casa de mis abuelos. El tremendillo azar ha hecho que Sor Remedios esté muy enterada de Moguer y de mi familia moguereña, pues tenia una costurera que era de allí, y que además vivió un tiempo en la casa de enfrente a la de mi madre. Por ella estaba al tanto de nosotros y además ocurre que semanalmente el Convento es visitado por un sacerdote moguereño, el Presbítero Piosa, quien es otra fuente de información de las gentes y acontecimientos del pueblo. Le comenté mi sorpresa al ver que la virgen de Olvera y la de Moguer son iguales. Sabíamos desde la infancia que la madre de Cristo era una sola, pero que sus advocaciones eran distintas, por ello existen tantísimas patronas en todos los pueblos, ciudades y países donde está presente el Catolicismo. Se diferencian fundamentalmente en su forma de vestir y en su estar; algunas de pie, otras sentadas etc. No ocurre así con Ntra. Sra. De Montemayor (Patrona de Moguer) y Ntra. Sra. De los Remedios, (Patrona de Olvera), cuyo vestir y estar son idénticos. Este punto lo va a descifrar con Sor Remedios mi pariente Dolores López, quien en Moguer ejerce el importante cargo de cuidadora de la virgen que quedó muy impresionada cuando le regalé una de las estampas que Maripepa me obsequió de la Patrona de Olvera. Terminamos visitando el museo del convento en donde se guardan muchas obras pictóricas y escultóricas correspondientes a los siglos XVI al XVIII. En particular me encantaron un par de obras de Diego Ribera y la colección de orfebrería entre las que destaca la pieza más antigua datable en el siglo XV y el relicario regalado por Mariana de Austria en 1.694. El recorrido del Museo finaliza en el coro cubierto por un intacto artesonado mudéjar, prolongación del de la Iglesia. Prometí a Sor Remedios instalarme unos días allí y hacer unas buenas fotos para crearles un web site con la idea de promocionar no solo su museo sino sus excelentes mermeladas, angelicalmente elaboradas por las hermanas.

Finalizamos en Moguer, donde tuvimos la inmensa oportunidad de visitar el confiscado Convento de Santa Clara. Aunque está declarado Monumento Nacional es utilizado por el obispado de Huelva como ¡lugar de festejos! Y como este mundo es pequeño, en la Casa de Cultura me encontré con un pariente desconocido, pero no de Moguer, sino de Torremocha del Campo, el pueblo de mi abuelo paterno. El se llama José Contreras y vive en Moguer desde hace 25 años. ¡Y yo buscando parientes! ¡Mira tú por donde! Y nada más, les dejo hasta la semana que viene. Ahora me voy a desayunar unas ricas tostadas untadas con la santa mermelada de limón de las elaboradas por la comunidad de Santa Paula. Agur

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TITULO: Ora y trabaja

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