Queridos todos:
Fue el día de mi cumpleaños del año 1976, mientras miraba, a través de unos cristales, al recién nacido primogénito nuestro, Manuel, cuando mi padre, astuto y certero, dándome una palmada en el hombro me dijo: “Bueno, esto es cuestión de unos treinta años…!” Una treintena era el tiempo mínimo necesario, para Don Benigno, para verse cumplido el sueño de todo padre: ver a sus hijos formados, autónomos, dueños de sus vidas, fuera del nido familiar, en definitiva, independientes. Una vez más mi padre hizo gala de su sabiduría y experiencia: Ayer fuimos al acto de graduación de nuestra hija Isabel; ayer 29 de junio del año 2007, casi 31 años después que recibí, frente al cristal del reten del Hospital Coromoto de Maracaibo, aquella advirtiente, alentadora y dramática palmadita en el momento en que Manuel, recién nacido, lloraba desesperadamente en un nuevo ambiente poco ‘placentero’. Ayer, 31 años después, en el momento exacto cuando Isabel Teresa era orlada con la beca de la Universidad de Alcalá le dije a Jeannette: “Ya puedo morir tranquilo” Como padres habíamos logrado nuestro sueño y cumplido con la obligación de ver a nuestros hijos, formados, ya independientes los dos mayores y todos con las herramientas necesarias para luchar y desenvolverse en esta vida dura y cruel. Desde 1976 no me había sentido tan ligero de equipaje, tan libre de peso moral y con el dulce sentimiento de pasar al envidiable grupo de los que estorbamos en este delicado, complicado y amenazado planeta. Lo reitero: ¡Ya puedo morir tranquilo! Máxime cuando la kabala astronómica y numérica indicaba con datos fehacientes el importante desenlace y cumplimiento de la profecía de mi padre tres décadas atrás: el 9 de diciembre nació Manuel y el 10 cumplía años yo. Ayer 29 de Junio se graduó Isabel y hoy día 30 es el cumpleaños de mi esposa Jeannette! Las cosas de don Benigno… Qué lástima que no esté aquí, ahora, esta vez frente al cristal de la pantalla de un ordenador. Hoy añoro otra palmadita al tiempo que me diga cuantos años han de transcurrir del actual escenario de “Ya me puedo morir tranquilo” al sublime escenario de: “Ya quiero morirme tranquilo” Solo espero y aspiro que para ello no hayan de transcurrir nuevamente 30 años.
El acto académico fue alegre, ligero, masivo por el número de graduandos, y animado. Lejos quedaron esas graduaciones tiesas con largos y densos discursos pronunciados por personajes severos. Hoy los chavales son los protagonistas y sus maestros y autoridades, al menos ese día se “chavalizan” en una sana ósmosis de entendimiento, reconocimiento, cariño y prematura nostalgia. Y así el acto discurrió entre vivas, aplausos, nervios, lágrimas paternas, amapuches, fútiles esfuerzos fotográficos y como punto final las notas del himno, mundialmente conocido y usado, de la Universidad de Alcalá; el “Gaudeamus Igitur” Como me dice Oscar, “es que Alcalá es el ombligo del mundo” pues si, al menos en ese momento para nosotros lo fue. Y no queda aquí la cosa, pues por el lado de la familia de mi difunto hermano también han proliferado últimamente los actos académicos: Miguel obtuvo el grado de Licenciado en Biología, ¡Aleluya!, ¡Miguel über alles! Rodrigo el de Ingeniería Mecánica ¡Bravo! y Javier termina el bachillerato y se dispone a seguir los pasos de su hermano en Ingeniería. Ahora los dos primeros han de poner su ojo y esfuerzos en lograr cuanto antes un buen postgrado y adquirir otro idioma (que no sea euskera, esperanto, catalán o radraga). Mi enhorabuena a mi cuñada Lisa por los grados de sus hijos.
En la época que nos casamos, las parejas iban completamente ignorantes al matrimonio. La Iglesia obligaba a una especie de cursillo de actualización o aggiornamento en la fe. Pero nadie ofrecía la formación mínima necesaria para el funcionamiento de una nueva familia. Sobre todo en uno de los aspectos más importantes y del cual te das cuenta después que estas metido en el rollo y es el económico. Algo tan elemental y aparentemente, por lo que se ve y escucha a tu alrededor, tan difícil de cumplir como es el establecimiento de un “budget familiar” así como los costos inherentes por tener un hijo jamás nadie, ni iglesia, ni familia, ni escuela tuvieron a bien dar información y a lo mejor es porque tampoco la tenían en total detalle. Recuerdo que en nuestros inicios después que cobraba mi sueldo hacia un reparto monetario de los gastos fijos y pequeña provisión para los eventuales en sobres especialmente preparados y separados. Alimentación, Agua luz y teléfono, gasolina, hipoteca, etc. Cada ítem tenía su sobre y de manera espartana nos sometíamos a la disciplina de no gastar más de lo que se ganaba y en mantener un equilibrado crédito bancario. No había ayuda alguna, salvo la que buenamente nos otorgaron inicialmente nuestros padres. Como pueden comprobar, comienzo esta Colectiva con una cita bíblica que aboga por la ayuda y protección a los hijos. Ya en los tiempos del Imperio Romano existía el “Ius Trium liberorum” Derecho según el cual se concedían en la Roma de Augusto ciertas ventajas y exenciones fiscales a quienes eran padres de tres o más hijos. ¡Oh Salve Roma! Pues fueron prácticamente esas mismas ayudas, herencia arrastrada del Derecho Romano, las que recibimos del ostentoso y petroadinerado Estado Venezolano. Jamás disfrutamos ayuda directa del Estado por y para nuestros hijos. Por lo tanto, había que sacar cuentas, muchas cuentas y cuando estas no eran suficientes, pues había que recortar gastos o aumentar ingresos, normalmente solicitando aumentos salariales o buscando nuevos empleos. Esos treinta años profetizados por mi padre tienen un costo significativo y que se ha de tener muy en cuenta pues “quot unquot” cada chaval no sale por menos de 350 mil dólares americanos, que multiplicado por tres, como es mi caso, pues llegamos a la redonda suma de 1 millón de dólares en exceso. Claro, la Naturaleza en su sabiduría asegura la permanencia de la especie con el placer sexual y la civilización la emula pero con la alegría del enamoramiento y la dicha familiar acompañado, eso si, con la oscuridad de la ignorancia. Si no díganme ustedes quien es el valiente, fríamente analizado el fenómeno, que careciendo de todo apetito sexual es capaz de realizar semejante marranada en cumplimiento de “un deber con la Naturaleza” Seguro que le resultaría tan tedioso y aborrecible como a las 130 millones de mujeres musulmanas con el clítoris ablacionado. Si encima de ello le informas que su vida, sus vacaciones, sus amistades etc., No las decidirá él sino que darán vuelta alrededor de un nuevo elemento pivotante que serán los hijos producto de ese heroico acto de procrearse y que para más INRI, cada uno de ellos, cruzando los dedos y tocando madera, no representaran menos de 350 mil dólares del sudor de tu frente durante treinta años… ¡Uy! Me parece que este planeta no tendría problema de sobrepoblación alguno.
Obviamente la familia y los hijos son también una fuente de dicha y alegría, cuando ello bien ocurre, como la que recién narré de las graduaciones. Pero lo contrario no deja de suceder a diario. En España de cada 4 matrimonios 3 se divorcian. Yo propondría una nueva forma de generar riqueza: el festejo del divorcio. Así como celebramos el matrimonio, ¿por qué no se ha de celebrar el divorcio? Después de todo es un momento feliz por haberse dado cuenta la pareja de que “nanai…” de que ni yo calo contigo ni tu me soportas. Y que eso de contigo pan y cebollas… va a ser que no. Es un descubrimiento extraordinario digno de orquesta, deliciosos canapés, buen licor, cohetes y un extraordinario puro de despedida. Las tartas serian de un solo piso pero con los muñequitos no vestidos como patiquines sino como luchadores de sumo japonés, o quizás el muñequito varón en un barquito y la muñequita con el brazo extendido agitando un pañuelo en señal de un tierno adiós para siempre o “mal rayo te parta”. Las tarjetas de invitación serían de lo más creativas o sugerentes, quizás alguna podría decir algo como: “Fulanito y fulanita, en vista de su mutuo y grandísimo desconocimiento, tienen el placer de invitarles a su acto de D I V O R C I O, que puntualmente se realizará en el juzgado 5º de la Moraleja.” Seria algo realmente enternecedor o quizás esta otra de corte más pragmático y sensato sin dejar de ser solemne y pija de: "Don Fulano del hombre y Doña Fulana del hombre, padres del hombre de marras y Don Fulano de la mujer y Doña Fulana de la mujer, padres de la Fulana de marras tienen el intensísimo placer y regodeo en invitarles a la dichosa comunión de pareces de crecimiento personal “ab individuo” de nuestros hijos. El acto será llevado a cabo por el excelentísimo señor, Don Triquiñuela Legal y de los Propósitos Oscuros, juez ocasional y prudente del Partido judicial de Cuesta Arriba y Cuesta Abajo y bendecido por los Reverendísimos y altísimos representantes del Tribunal de la Rota: Monseñor Don Aquino huboboda y su secretario, Monseñor Don Masvale Asin". Por supuesto que una tarjeta de tanto calibre ira acompañada, como no podía ser de otra manera, de una tarjetita pequeña en donde de manera cursilísima y desvergonzada se reclama, con caligrafía británica una suma de dinero para el tratamiento psiquiátrico de cada uno de ellos. ¡Menuda ironía!
Pasando a otro punto, les contaré que Jeannette fue invitada por Federico a pasarse unos días en Miami. La sólita Meca y sueño de todo venezolano. Regresó muy contenta por los planes de nuestro hijo así como por las compritas realizadas por esa gran ciudad de la Florida (que no es su capital). Para no quedarse atrás, Manuel le ha extendido una invitación para ir a Paris el próximo 24 de julio, invitación que mi esposa me extendió a mi también. Como les comenté, hoy es su cumpleaños y nada mejor para celebrarlo que ir al Teatro. La invité a ver “El perro del Hortelano” de Lope de Vega en Alcalá de Henares, en donde actualmente se está celebrando el festival anual de Teatro Clásico. En esta oportunidad la función se lleva a cabo en el Teatro Salón Cervantes. Obra muy a propósito con enamoramientos y bodas y digna de ser no solo vista sino analizada. Una mujer (Diana) que ama por celos para luego frenar, como el perro del hortelano que ni come ni deja comer; o en la versión venezolana: "Ni lava ni presta la batea" Y nada más. Ahí les dejo esto como bocado:
Fue el día de mi cumpleaños del año 1976, mientras miraba, a través de unos cristales, al recién nacido primogénito nuestro, Manuel, cuando mi padre, astuto y certero, dándome una palmada en el hombro me dijo: “Bueno, esto es cuestión de unos treinta años…!” Una treintena era el tiempo mínimo necesario, para Don Benigno, para verse cumplido el sueño de todo padre: ver a sus hijos formados, autónomos, dueños de sus vidas, fuera del nido familiar, en definitiva, independientes. Una vez más mi padre hizo gala de su sabiduría y experiencia: Ayer fuimos al acto de graduación de nuestra hija Isabel; ayer 29 de junio del año 2007, casi 31 años después que recibí, frente al cristal del reten del Hospital Coromoto de Maracaibo, aquella advirtiente, alentadora y dramática palmadita en el momento en que Manuel, recién nacido, lloraba desesperadamente en un nuevo ambiente poco ‘placentero’. Ayer, 31 años después, en el momento exacto cuando Isabel Teresa era orlada con la beca de la Universidad de Alcalá le dije a Jeannette: “Ya puedo morir tranquilo” Como padres habíamos logrado nuestro sueño y cumplido con la obligación de ver a nuestros hijos, formados, ya independientes los dos mayores y todos con las herramientas necesarias para luchar y desenvolverse en esta vida dura y cruel. Desde 1976 no me había sentido tan ligero de equipaje, tan libre de peso moral y con el dulce sentimiento de pasar al envidiable grupo de los que estorbamos en este delicado, complicado y amenazado planeta. Lo reitero: ¡Ya puedo morir tranquilo! Máxime cuando la kabala astronómica y numérica indicaba con datos fehacientes el importante desenlace y cumplimiento de la profecía de mi padre tres décadas atrás: el 9 de diciembre nació Manuel y el 10 cumplía años yo. Ayer 29 de Junio se graduó Isabel y hoy día 30 es el cumpleaños de mi esposa Jeannette! Las cosas de don Benigno… Qué lástima que no esté aquí, ahora, esta vez frente al cristal de la pantalla de un ordenador. Hoy añoro otra palmadita al tiempo que me diga cuantos años han de transcurrir del actual escenario de “Ya me puedo morir tranquilo” al sublime escenario de: “Ya quiero morirme tranquilo” Solo espero y aspiro que para ello no hayan de transcurrir nuevamente 30 años.
El acto académico fue alegre, ligero, masivo por el número de graduandos, y animado. Lejos quedaron esas graduaciones tiesas con largos y densos discursos pronunciados por personajes severos. Hoy los chavales son los protagonistas y sus maestros y autoridades, al menos ese día se “chavalizan” en una sana ósmosis de entendimiento, reconocimiento, cariño y prematura nostalgia. Y así el acto discurrió entre vivas, aplausos, nervios, lágrimas paternas, amapuches, fútiles esfuerzos fotográficos y como punto final las notas del himno, mundialmente conocido y usado, de la Universidad de Alcalá; el “Gaudeamus Igitur” Como me dice Oscar, “es que Alcalá es el ombligo del mundo” pues si, al menos en ese momento para nosotros lo fue. Y no queda aquí la cosa, pues por el lado de la familia de mi difunto hermano también han proliferado últimamente los actos académicos: Miguel obtuvo el grado de Licenciado en Biología, ¡Aleluya!, ¡Miguel über alles! Rodrigo el de Ingeniería Mecánica ¡Bravo! y Javier termina el bachillerato y se dispone a seguir los pasos de su hermano en Ingeniería. Ahora los dos primeros han de poner su ojo y esfuerzos en lograr cuanto antes un buen postgrado y adquirir otro idioma (que no sea euskera, esperanto, catalán o radraga). Mi enhorabuena a mi cuñada Lisa por los grados de sus hijos.
En la época que nos casamos, las parejas iban completamente ignorantes al matrimonio. La Iglesia obligaba a una especie de cursillo de actualización o aggiornamento en la fe. Pero nadie ofrecía la formación mínima necesaria para el funcionamiento de una nueva familia. Sobre todo en uno de los aspectos más importantes y del cual te das cuenta después que estas metido en el rollo y es el económico. Algo tan elemental y aparentemente, por lo que se ve y escucha a tu alrededor, tan difícil de cumplir como es el establecimiento de un “budget familiar” así como los costos inherentes por tener un hijo jamás nadie, ni iglesia, ni familia, ni escuela tuvieron a bien dar información y a lo mejor es porque tampoco la tenían en total detalle. Recuerdo que en nuestros inicios después que cobraba mi sueldo hacia un reparto monetario de los gastos fijos y pequeña provisión para los eventuales en sobres especialmente preparados y separados. Alimentación, Agua luz y teléfono, gasolina, hipoteca, etc. Cada ítem tenía su sobre y de manera espartana nos sometíamos a la disciplina de no gastar más de lo que se ganaba y en mantener un equilibrado crédito bancario. No había ayuda alguna, salvo la que buenamente nos otorgaron inicialmente nuestros padres. Como pueden comprobar, comienzo esta Colectiva con una cita bíblica que aboga por la ayuda y protección a los hijos. Ya en los tiempos del Imperio Romano existía el “Ius Trium liberorum” Derecho según el cual se concedían en la Roma de Augusto ciertas ventajas y exenciones fiscales a quienes eran padres de tres o más hijos. ¡Oh Salve Roma! Pues fueron prácticamente esas mismas ayudas, herencia arrastrada del Derecho Romano, las que recibimos del ostentoso y petroadinerado Estado Venezolano. Jamás disfrutamos ayuda directa del Estado por y para nuestros hijos. Por lo tanto, había que sacar cuentas, muchas cuentas y cuando estas no eran suficientes, pues había que recortar gastos o aumentar ingresos, normalmente solicitando aumentos salariales o buscando nuevos empleos. Esos treinta años profetizados por mi padre tienen un costo significativo y que se ha de tener muy en cuenta pues “quot unquot” cada chaval no sale por menos de 350 mil dólares americanos, que multiplicado por tres, como es mi caso, pues llegamos a la redonda suma de 1 millón de dólares en exceso. Claro, la Naturaleza en su sabiduría asegura la permanencia de la especie con el placer sexual y la civilización la emula pero con la alegría del enamoramiento y la dicha familiar acompañado, eso si, con la oscuridad de la ignorancia. Si no díganme ustedes quien es el valiente, fríamente analizado el fenómeno, que careciendo de todo apetito sexual es capaz de realizar semejante marranada en cumplimiento de “un deber con la Naturaleza” Seguro que le resultaría tan tedioso y aborrecible como a las 130 millones de mujeres musulmanas con el clítoris ablacionado. Si encima de ello le informas que su vida, sus vacaciones, sus amistades etc., No las decidirá él sino que darán vuelta alrededor de un nuevo elemento pivotante que serán los hijos producto de ese heroico acto de procrearse y que para más INRI, cada uno de ellos, cruzando los dedos y tocando madera, no representaran menos de 350 mil dólares del sudor de tu frente durante treinta años… ¡Uy! Me parece que este planeta no tendría problema de sobrepoblación alguno.
Obviamente la familia y los hijos son también una fuente de dicha y alegría, cuando ello bien ocurre, como la que recién narré de las graduaciones. Pero lo contrario no deja de suceder a diario. En España de cada 4 matrimonios 3 se divorcian. Yo propondría una nueva forma de generar riqueza: el festejo del divorcio. Así como celebramos el matrimonio, ¿por qué no se ha de celebrar el divorcio? Después de todo es un momento feliz por haberse dado cuenta la pareja de que “nanai…” de que ni yo calo contigo ni tu me soportas. Y que eso de contigo pan y cebollas… va a ser que no. Es un descubrimiento extraordinario digno de orquesta, deliciosos canapés, buen licor, cohetes y un extraordinario puro de despedida. Las tartas serian de un solo piso pero con los muñequitos no vestidos como patiquines sino como luchadores de sumo japonés, o quizás el muñequito varón en un barquito y la muñequita con el brazo extendido agitando un pañuelo en señal de un tierno adiós para siempre o “mal rayo te parta”. Las tarjetas de invitación serían de lo más creativas o sugerentes, quizás alguna podría decir algo como: “Fulanito y fulanita, en vista de su mutuo y grandísimo desconocimiento, tienen el placer de invitarles a su acto de D I V O R C I O, que puntualmente se realizará en el juzgado 5º de la Moraleja.” Seria algo realmente enternecedor o quizás esta otra de corte más pragmático y sensato sin dejar de ser solemne y pija de: "Don Fulano del hombre y Doña Fulana del hombre, padres del hombre de marras y Don Fulano de la mujer y Doña Fulana de la mujer, padres de la Fulana de marras tienen el intensísimo placer y regodeo en invitarles a la dichosa comunión de pareces de crecimiento personal “ab individuo” de nuestros hijos. El acto será llevado a cabo por el excelentísimo señor, Don Triquiñuela Legal y de los Propósitos Oscuros, juez ocasional y prudente del Partido judicial de Cuesta Arriba y Cuesta Abajo y bendecido por los Reverendísimos y altísimos representantes del Tribunal de la Rota: Monseñor Don Aquino huboboda y su secretario, Monseñor Don Masvale Asin". Por supuesto que una tarjeta de tanto calibre ira acompañada, como no podía ser de otra manera, de una tarjetita pequeña en donde de manera cursilísima y desvergonzada se reclama, con caligrafía británica una suma de dinero para el tratamiento psiquiátrico de cada uno de ellos. ¡Menuda ironía!
Pasando a otro punto, les contaré que Jeannette fue invitada por Federico a pasarse unos días en Miami. La sólita Meca y sueño de todo venezolano. Regresó muy contenta por los planes de nuestro hijo así como por las compritas realizadas por esa gran ciudad de la Florida (que no es su capital). Para no quedarse atrás, Manuel le ha extendido una invitación para ir a Paris el próximo 24 de julio, invitación que mi esposa me extendió a mi también. Como les comenté, hoy es su cumpleaños y nada mejor para celebrarlo que ir al Teatro. La invité a ver “El perro del Hortelano” de Lope de Vega en Alcalá de Henares, en donde actualmente se está celebrando el festival anual de Teatro Clásico. En esta oportunidad la función se lleva a cabo en el Teatro Salón Cervantes. Obra muy a propósito con enamoramientos y bodas y digna de ser no solo vista sino analizada. Una mujer (Diana) que ama por celos para luego frenar, como el perro del hortelano que ni come ni deja comer; o en la versión venezolana: "Ni lava ni presta la batea" Y nada más. Ahí les dejo esto como bocado:
“Discreto y necio has andado:
discreto en que tu nobleza
me has mostrado en declararte;
necio en pensar que lo sea
en dejarme de casar,
pues he hallado a tu bajeza
el color que yo quería;
que el gusto no está en grandezas,
sino en ajustarse al alma
aquello que se desea.”
__________
TITULO: No son los hijos los que deben atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. Cor. 12,14
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