Queridos todos: (conocidos y desconocidos)
Me cuenta Oscar que en Telemadrid en el programa “Alto y Claro” el tema de discusión era el de las autonomías españolas y un televidente llamó y citó un párrafo de una de mis colectivas y dio, además, mi nombre… Alto honor que me hizo ese ignoto e invisible amigo. No podemos saber en el mundo de hoy las vueltas que dan nuestros escritos gracias a internet…
Quiero comenzar esta de hoy, pero reconozco que me abruma la cantidad de cosas que me circundan en este espacio del escritorio de casa: cables, vasos, tarjetas, lápices, cajas, papeles, plásticos, folletos… todo en perfecto desorden como corresponde a un hogar con presencia de hijos. De muchacho mis amigos se admiraban del orden que había en mi cuarto y principalmente en mi escritorio. En él tenía de todo y un espacio para cada cosa. Normalmente el ordenado sufre las consecuencias del desordenado y éste, para colmo, goza y abusa de las ventajas del primero. Recuerdo que en las vacaciones de 4 año de bachillerato me entretuve armando todos los modelos mineralógicos de cristalización en cartulina. Por ser algo perfeccionista puse mi empeño en construirlos muy bien. Una vez en 5 año, el profesor pidió los modelos, y eligió los míos por lo bien hechos que estaban, los repartió al resto de clase para su estudio y los compañeros se lo pasaban de unos a otros… como era lógico regresaron a mis manos “algo defectuosos” por no decir añicos. Recuerdo la cara de “Cuto” Carbonell con mis modelos en mano diciendo: “paralelepípedos, paralelepípedos… interesante… interesante!” Aparentemente orden y perfeccionismo van muy unidos. Nuestro Maestro de Novicios, Adolfo Hernández, SJ nos decía que más que tener las cosas ordenadas, importaba el tender al orden y San Agustín en su obra “De Civitate Dei” nos dice: “ordénate que el orden te salvará”...
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Me cuenta Oscar que en Telemadrid en el programa “Alto y Claro” el tema de discusión era el de las autonomías españolas y un televidente llamó y citó un párrafo de una de mis colectivas y dio, además, mi nombre… Alto honor que me hizo ese ignoto e invisible amigo. No podemos saber en el mundo de hoy las vueltas que dan nuestros escritos gracias a internet…
Quiero comenzar esta de hoy, pero reconozco que me abruma la cantidad de cosas que me circundan en este espacio del escritorio de casa: cables, vasos, tarjetas, lápices, cajas, papeles, plásticos, folletos… todo en perfecto desorden como corresponde a un hogar con presencia de hijos. De muchacho mis amigos se admiraban del orden que había en mi cuarto y principalmente en mi escritorio. En él tenía de todo y un espacio para cada cosa. Normalmente el ordenado sufre las consecuencias del desordenado y éste, para colmo, goza y abusa de las ventajas del primero. Recuerdo que en las vacaciones de 4 año de bachillerato me entretuve armando todos los modelos mineralógicos de cristalización en cartulina. Por ser algo perfeccionista puse mi empeño en construirlos muy bien. Una vez en 5 año, el profesor pidió los modelos, y eligió los míos por lo bien hechos que estaban, los repartió al resto de clase para su estudio y los compañeros se lo pasaban de unos a otros… como era lógico regresaron a mis manos “algo defectuosos” por no decir añicos. Recuerdo la cara de “Cuto” Carbonell con mis modelos en mano diciendo: “paralelepípedos, paralelepípedos… interesante… interesante!” Aparentemente orden y perfeccionismo van muy unidos. Nuestro Maestro de Novicios, Adolfo Hernández, SJ nos decía que más que tener las cosas ordenadas, importaba el tender al orden y San Agustín en su obra “De Civitate Dei” nos dice: “ordénate que el orden te salvará”...
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Hoy es 17 de septiembre. Estoy en el ordenador de La guardería. Hasta aquí quedó escrita la pasada colectiva. El disco duro del Ordenador de casa nos dijo adiós. Tuve que encargar la instalación de uno nuevo al tiempo que los muchachos de la tienda informática lograron salvar la información que el anterior contenía. Ahora en lugar de 40 gigas tendré 120, cantidad que pronto se vera mínima ante la cantidad de datos, imágenes y música que a diario se graba en él. Trataré de continuar el hilo por donde lo había dejado. Estaba hablando del orden y me reconozco muy falto de él. Si solo pienso en la cantidad de documentos por archivar estoy a la altura de cualquier Ministerio tercermundista, pero tenemos que reconocer que es demasiada la cantidad de papeles que recibimos. Un día me digo voy a vaciar la información de lo que gastamos en teléfonos o en luz o en agua y así llevar un control, de lo gastado y no de lo que se debería gastar. Ya una vez lo hice y por supuesto el disco duro en donde estaba ese trabajo también murió y con él el trabajo. Y como Murphy es algo así como Dios... entre sus leyes ha de haber una que diga: Todo disco duro perecerá y lo hará en el momento en que tu no hayas hecho una copia del mismo. Además un corolario de esta Ley es: Normalmente la copia del disco duro esta mal realizada o no puede activarse en otro ordenador. En fin así es la maldición del mundo de la informática. Yo ya la he sufrido en tres oportunidades y se el cabreo que da cuando pierdes la información debido a que el antivirus Norton no se actualizó correctamente y dejó colarse al más bestial de los virus que gozó “un puyero” comiéndose toda tu información, que en ocasiones representan miles de horas de trabajo. Quizás lo mejor sea volver al método antiguo, a los papeles y guardar las cosas en los archivadores en donde después no nos acordamos ni lo que archivamos ni en donde archivamos. Churchill decía que “un archivador es un mueble en donde las cosas se pierden ordenadamente...” Tenía razón.
Hoy es 17 de septiembre. Estoy en el ordenador de La guardería. Hasta aquí quedó escrita la pasada colectiva. El disco duro del Ordenador de casa nos dijo adiós. Tuve que encargar la instalación de uno nuevo al tiempo que los muchachos de la tienda informática lograron salvar la información que el anterior contenía. Ahora en lugar de 40 gigas tendré 120, cantidad que pronto se vera mínima ante la cantidad de datos, imágenes y música que a diario se graba en él. Trataré de continuar el hilo por donde lo había dejado. Estaba hablando del orden y me reconozco muy falto de él. Si solo pienso en la cantidad de documentos por archivar estoy a la altura de cualquier Ministerio tercermundista, pero tenemos que reconocer que es demasiada la cantidad de papeles que recibimos. Un día me digo voy a vaciar la información de lo que gastamos en teléfonos o en luz o en agua y así llevar un control, de lo gastado y no de lo que se debería gastar. Ya una vez lo hice y por supuesto el disco duro en donde estaba ese trabajo también murió y con él el trabajo. Y como Murphy es algo así como Dios... entre sus leyes ha de haber una que diga: Todo disco duro perecerá y lo hará en el momento en que tu no hayas hecho una copia del mismo. Además un corolario de esta Ley es: Normalmente la copia del disco duro esta mal realizada o no puede activarse en otro ordenador. En fin así es la maldición del mundo de la informática. Yo ya la he sufrido en tres oportunidades y se el cabreo que da cuando pierdes la información debido a que el antivirus Norton no se actualizó correctamente y dejó colarse al más bestial de los virus que gozó “un puyero” comiéndose toda tu información, que en ocasiones representan miles de horas de trabajo. Quizás lo mejor sea volver al método antiguo, a los papeles y guardar las cosas en los archivadores en donde después no nos acordamos ni lo que archivamos ni en donde archivamos. Churchill decía que “un archivador es un mueble en donde las cosas se pierden ordenadamente...” Tenía razón.
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Hoy es 25 de Septiembre. EUREKA! Ya instalé internet nuevamente en casa y otros muchos programas íntimamente necesarios para que funcione nuestro ordenador.
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Hoy es 25 de Septiembre. EUREKA! Ya instalé internet nuevamente en casa y otros muchos programas íntimamente necesarios para que funcione nuestro ordenador.
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Ayer, sábado 24 fuimos a Torremocha atendiendo una invitación de Santiago Contreras (primo hermano de mi padre; ¿primo abuelo mío?) Ir a Torremocha, Tortonda, Torresaviñán, Navalpotro, Pelegrina, Cortes, Alcolea... es regresar a nuestro profundo origen; de allí venimos. ¿Cuantos años hará que aquel antepasado de Diego proveniente de las montañas de Santander sentó casa en esos pueblos de Guadalajara? No menos de 500 años ya que el apellido es de los más antiguos de España (1200) Pues bien, de Torremocha fuimos a Pelegrina y allí a merendar a la Hoz del río Durce en Pelegrina. Lugar privilegiado y antiguo escenario y guarida de Félix Rodríguez de la Fuente, el hacedor de una bella serie de TVE sobre la fauna Ibérica y Venezolana. Como era de esperarse la “merienda” organizada por La esposa de santiago, Felicidad Esteban era como para 30 personas cuando en realidad habían 8. Dato curioso: todos los ingredientes de la merienda, salvo el café eran productos de la tierra y producidos por ellos, incluso el chorizo. Dimos un paseo precioso por toda la Hoz en donde abundaba el olor a espliego y romero, los frutos de mora y la nueces. Era la primera vez que veía una nuez en su árbol y notar su cáscara verde protectora de la que comúnmente conocemos. Tomé unas cuantas fotos que pronto colgaré en Internet para compartir con ustedes esa agradable tarde. De regreso, Felicidad nos obsequió del huerto familiar un repollo, una lombarda (repollo morado) y unos espectaculares tomates. ¡qué gente tan buena y servicial! Quedamos en reunirnos en mi casa la próxima vez para una barbacoa.
Tomo del ABC de hoy domingo parte del artículo de Manuel Mantero, escritor y profesor en la Universidad de Georgia en Estados Unidos algo que me gusta y no tiene pérdida:
¿Y España, qué le sobra a España? Le sobran varones, aclaro que varones en puestos políticos y profesionales. En la foto de este año de los presidentes autonómicos con Rodríguez Zapatero -no le echaremos la culpa ¿verdad?- se repitió la aberración del último año: sólo una mujer, Esperanza Aguirre. Luego, en la foto con los Reyes y los Príncipes de Asturias, ya había dos mujeres más, Doña Sofía y Doña Letizia, y quizá sea hembra la criatura esperada por Doña Letizia. Continuemos. Sobra en España la incultura, estamos a la cola de Europa, ¡qué vergüenza! Sobra el déficit exterior nacional y el de las autonomías. Sobra el racismo, ¡el treinta por ciento de los españoles!, racismo que se disfraza de respetable indignación cívica al meter a todos los extranjeros bajo una capa unánime de delincuencia. Sobra tanta evocación de la guerra civil, sólo sirve para abrir heridas; tiene razón Rajoy, hay que mirar adelante o, como Orfeo, perderemos a España-Eurídice. Una pregunta, señor Rajoy: ¿le harán caso los suyos? Sobran los nacionalismos y sus chantajes al gobierno central. Sobra el señor Carod-Rovira, y esta vez la cirugía ética que propugno también se convierte en cirugía estética; en vano busco término de comparación a su fealdad. Bueno, me atreveré: es más feo que él mismo.
Sobran los malos modos, empezando por los que muestran los políticos a cualquier nivel, municipal, regional, nacional. Las discusiones entre representantes de los partidos han degenerado en barriobajeras. Pongan la televisión, hierven conflictos entre los tertulianos, cualquier día la emprenden a patadas; en política ¿por qué se busca el fallo ajeno más que el acierto propio? Ya que menciono las patadas, sobra tanto fútbol, aunque las retransmisiones deportivas hayan logrado el prodigio que grandes talentos buscaron durante siglos y siglos, descubrir el círculo cuadrado: ¡un balón ocupando la pantalla de televisión! Qué hartura de Beckham y de su insulsa cónyuge, esa que declara no leer nunca un libro. Como infinidad de españoles.
Sobran muchísimos móviles. La otra mañana, en el autobús, me enteré a la fuerza de lo que hablaba -casi gritaba- un señor, un catedrático, hablaba de dimitir de no sé cuál comité del Partido Popular, y decía que con el gobierno socialista no se podía pactar ni tampoco abstenerse, que lo supiera Ángel (Ángel Acebes) y que lo repetiría en la reunión de la tarde. Omito otros particulares de la conversación. ¿Se trataría de un chiflado? Sobra en España tanto exhibicionismo heterosexual y homosexual; sea usted lo que sea, pero no presuma de ello. Y sobra tanto esqueleto enseñado y desafiante en los pases de modelos, no son mujeres reales, son fantasías, con las cabezas impasibles, los andares bizcos, y los labios -como en algunas reediciones de libros- corregidos y aumentados; cualquier día un perro salta babeando y desordena esta nueva versión de la Danza de la Muerte. Sobra la proliferación cancerosa de chismes a costa de personas justa o injustamente famosas, en asedio tan agobiante que no me extrañaré si alguien termina reaccionando de forma sangrienta. Quizá el objetivo primero de los acosadores sea la familia de la duquesa de Alba. Cuando el treinta de mayo pasado en Sevilla di las gracias en nombre de los galardonados con la Medalla de la ciudad y glosé los méritos de cada uno, me referí a la duquesa de Alba como duquesa de la Paciencia, por el colosal aguante que muestra frente a la invasión de su intimidad. Si yo fuera ella saldría a la calle, imitando al Papa, motorizada felizmente en su duquesamóvil.
La pregunta que me ha planteado el lector merecería responderse en un grueso libro. Baste lo apuntado para que adivine por dónde va el resto de mis pensamientos. Y si tuviera que priorizarlos, contestaría que en Estados Unidos hoy la máxima preocupación es el clima de recelo y de miedo ante los avisos de amenazas terroristas, y en España la insolidaridad y el revanchismo para que resucite la división de las dos Españas que condujo a una guerra civil. Además, si hay dos Españas ¿por qué no cinco o mil? Llegado el momento, yo pediré la independencia de mi distrito madrileño. Ahora mismo, el distrito es menos independiente que la letra «ch» en los diccionarios.
Termino aquí. Espero vuestras disculpas por esta interrupción en el envío de “mi cartica semanal” . Un fuerte abrazo para todos. Hasta la próxima semana. SEOLP (Si el ordenador lo permite) “paralelepípedos, paralelepípedos… interesante… interesante!”
Tomo del ABC de hoy domingo parte del artículo de Manuel Mantero, escritor y profesor en la Universidad de Georgia en Estados Unidos algo que me gusta y no tiene pérdida:
¿Y España, qué le sobra a España? Le sobran varones, aclaro que varones en puestos políticos y profesionales. En la foto de este año de los presidentes autonómicos con Rodríguez Zapatero -no le echaremos la culpa ¿verdad?- se repitió la aberración del último año: sólo una mujer, Esperanza Aguirre. Luego, en la foto con los Reyes y los Príncipes de Asturias, ya había dos mujeres más, Doña Sofía y Doña Letizia, y quizá sea hembra la criatura esperada por Doña Letizia. Continuemos. Sobra en España la incultura, estamos a la cola de Europa, ¡qué vergüenza! Sobra el déficit exterior nacional y el de las autonomías. Sobra el racismo, ¡el treinta por ciento de los españoles!, racismo que se disfraza de respetable indignación cívica al meter a todos los extranjeros bajo una capa unánime de delincuencia. Sobra tanta evocación de la guerra civil, sólo sirve para abrir heridas; tiene razón Rajoy, hay que mirar adelante o, como Orfeo, perderemos a España-Eurídice. Una pregunta, señor Rajoy: ¿le harán caso los suyos? Sobran los nacionalismos y sus chantajes al gobierno central. Sobra el señor Carod-Rovira, y esta vez la cirugía ética que propugno también se convierte en cirugía estética; en vano busco término de comparación a su fealdad. Bueno, me atreveré: es más feo que él mismo.
Sobran los malos modos, empezando por los que muestran los políticos a cualquier nivel, municipal, regional, nacional. Las discusiones entre representantes de los partidos han degenerado en barriobajeras. Pongan la televisión, hierven conflictos entre los tertulianos, cualquier día la emprenden a patadas; en política ¿por qué se busca el fallo ajeno más que el acierto propio? Ya que menciono las patadas, sobra tanto fútbol, aunque las retransmisiones deportivas hayan logrado el prodigio que grandes talentos buscaron durante siglos y siglos, descubrir el círculo cuadrado: ¡un balón ocupando la pantalla de televisión! Qué hartura de Beckham y de su insulsa cónyuge, esa que declara no leer nunca un libro. Como infinidad de españoles.
Sobran muchísimos móviles. La otra mañana, en el autobús, me enteré a la fuerza de lo que hablaba -casi gritaba- un señor, un catedrático, hablaba de dimitir de no sé cuál comité del Partido Popular, y decía que con el gobierno socialista no se podía pactar ni tampoco abstenerse, que lo supiera Ángel (Ángel Acebes) y que lo repetiría en la reunión de la tarde. Omito otros particulares de la conversación. ¿Se trataría de un chiflado? Sobra en España tanto exhibicionismo heterosexual y homosexual; sea usted lo que sea, pero no presuma de ello. Y sobra tanto esqueleto enseñado y desafiante en los pases de modelos, no son mujeres reales, son fantasías, con las cabezas impasibles, los andares bizcos, y los labios -como en algunas reediciones de libros- corregidos y aumentados; cualquier día un perro salta babeando y desordena esta nueva versión de la Danza de la Muerte. Sobra la proliferación cancerosa de chismes a costa de personas justa o injustamente famosas, en asedio tan agobiante que no me extrañaré si alguien termina reaccionando de forma sangrienta. Quizá el objetivo primero de los acosadores sea la familia de la duquesa de Alba. Cuando el treinta de mayo pasado en Sevilla di las gracias en nombre de los galardonados con la Medalla de la ciudad y glosé los méritos de cada uno, me referí a la duquesa de Alba como duquesa de la Paciencia, por el colosal aguante que muestra frente a la invasión de su intimidad. Si yo fuera ella saldría a la calle, imitando al Papa, motorizada felizmente en su duquesamóvil.
La pregunta que me ha planteado el lector merecería responderse en un grueso libro. Baste lo apuntado para que adivine por dónde va el resto de mis pensamientos. Y si tuviera que priorizarlos, contestaría que en Estados Unidos hoy la máxima preocupación es el clima de recelo y de miedo ante los avisos de amenazas terroristas, y en España la insolidaridad y el revanchismo para que resucite la división de las dos Españas que condujo a una guerra civil. Además, si hay dos Españas ¿por qué no cinco o mil? Llegado el momento, yo pediré la independencia de mi distrito madrileño. Ahora mismo, el distrito es menos independiente que la letra «ch» en los diccionarios.
Termino aquí. Espero vuestras disculpas por esta interrupción en el envío de “mi cartica semanal” . Un fuerte abrazo para todos. Hasta la próxima semana. SEOLP (Si el ordenador lo permite) “paralelepípedos, paralelepípedos… interesante… interesante!”
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TITULO: El exceso de precaución no perjudica
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