Queridos todos:
Azorín decía que la técnica de la escritura consiste en decir una cosa después de otra; en colocar una palabra después de la otra sin saltarse el tema. Así de sencillo veía ese insigne representante de la generación del 98 el arte de la escritura. Otros, como Vargas Llosa, se lo toma como un trabajo de oficina: escribe de 9:00 a 2:00, interrupción para comer, con siesta incluida, y comenzar nuevamente de 17:00 a 20:00. En fin cada cual según le sople la Musa, esa malcriada a la que hay que doblegar pues de lo contrario tu “Opera Omnia” no superaría diez cuartillas. Así pues, la escritura, tu escritura, no es otra cosa que una suerte de mezcla, un cóctel desequilibrado entre Azorín y Vargas Llosa; entre técnica y disciplina al que añadiría algo más: el estilo. ¡Ahí está el detalle! como diría Cantinflas. ¿Cómo demonios adquirimos un estilo? No me atrevo a contestar esa grave pregunta. Al igual que en la pintura, muchos autores comienzan imitando a los maestros para luego ir poco a poco dejando aflorar su estilo propio. ¿Propio dije? ¡Qué sabemos cuanto de propio tiene un estilo...!
Estamos en navidades. Para nosotros estas fechas significan la reunión anual de toda la familia. Federico está en estos momentos en Nueva York atendiendo una reunión de trabajo. De allí partirá a España. Mañana domingo 18 le iré a buscar a Barajas. Manuel saldrá de Boston el 22. Este año cambiaremos de escenario y nos iremos a celebrar la Navidad a Moguer, mi pueblo natal, junto con mis familiares onubenses. A este respecto el martes 20 Federico y yo viajaremos en AVE a Sevilla y de la hispalense estación de Santa Justa, en coche alquilado, saldremos con rumbo a la cuna de Platero. El resto de la familia bajará, junto con Manuel, con el coche de casa el día 24. Aunque parezca mentira esta será la vez primera que Federico va a Andalucía. El ambiente de jolgorio y buen vivir del sur de España le fue ahorrado como producto de una estrategia nuestra. Cuando venía a España siempre le insinuamos cualquier otro lugar menos Andalucía. El carácter abierto, social y alegre de Fede mezclado con la continua festividad andaluza, pensamos seria una mezcla peligrosa y explosiva que podría ocasionar el abandono de sus estudios. Hoy en día, ya con Grado Universitario, Master y trabajo en Philips Morris los temores se disipan. Así pues, tendré una oportunidad extraordinaria de mostrarle y presentarle los lugares y gentes de donde proviene el 50% de sus raíces hispánicas.
Una vez me preguntaron sobre qué comidas extrañaría en caso de irme de Venezuela. Yo contesté que tres: El queso blanco, los cambures (plátanos) y las hallacas. De las tres cosas solo el queso blanco tiene alguna deficiencia pues el que aquí se vende es de tradición Colombiana y Ecuatoriana. Las otras dos se logran y con creces en España. Nuestras hallacas, modestia aparte, quedaron extraordinarias. Como dijo nuestra vecina Katina de Terrazas del Club Hípico la vez primera que las probó: “Son una experiencia religiosa” Afortunadamente gracias a la gran inmigración de Sudamérica presente en esta Comunidad, es muy fácil obtener todos los productos para hacer las hallacas y, ¡oh sorpresa!, de mejor calidad que en Caracas. Las hojas de plátano vienen de Ecuador exquisitamente preparadas, limpias y sin desperdicio; la harina pan es de calidad de exportación, sabe realmente a maíz y no a detergente de lavar ropa como últimamente me sabían las arepas en Venezuela. El onoto es estupendo y... agárrense: la panela la tienes tanto en su tradicional forma de ladrillo como pulverizada, con lo cual se facilita su proceso de disolución, amén que, por controles de calidad de la UE es 100% azúcar virgen de caña y no mezclada con ceniza. Existe además una manteca de cochino mezclada con pimiento (pimentón) que localmente se conoce como “manteca colorá” utilizada sobretodo en Andalucía y Extremadura como la mantequilla sobre el pan en el desayuno, que es ideal para añadirla a la masa por el exquisito sabor que le aporta. En definitiva, queridos lectores, cuando quieran comerse una buenas hallacas de primer mundo, vengan por Madrid. Hallacas que por otra parte mis hijos venden como las mejores con la diferencia que no son de su mamá, sino de su papá... jajaja.
Un punto al cual quiero hacer referencia es a mi graduación. Como recordarán durante este año hice el curso para Corredor de Seguros. Lo culminé en Septiembre y el pasado 1º de Diciembre fue la ceremonia de Graduación. Como todo este tipo de eventos, tuvimos nuestra sesión de fotos y la parafernalia de la entrega de diplomas. Lo novedoso para mi fueron tres cosas; la primera el verme con 58 años recibiendo un nuevo diploma y haber estado durante este año con las mismas angustias de exámenes y devaneos de cafetín universitario como en mis años de la UCAB. La segunda el uso de la beca, que no es dinero que me regalaron, sino una banda que tradicionalmente se coloca el graduando en el pecho en forma de uve (ve de vaca) y la tercera la “Lectio Magistralis”. Fue realmente MAGISTRAL. Al contrario de lo que suele ocurrir en otras graduaciones, esa clase fue de tanta altura, con tanto conocimiento, con tan excelente exposición, tan brillante en argumentos y datos así como tan agradable al escucha que, desde el principio al fin estábamos prácticamente en trance de éxtasis. La dictó el Director General de Normativa del Reino de España y el tema era, por su título, como para salir corriendo (excepción hecha de mi cuñado Germán Acedo quien lo percibiría hasta “excitante”): “La normativa en el marco de la Industria del Seguro en España” Pues bien a este tema tan espantosamente árido, monótono y aburridísimo, ese genio lo llenó de cultura, de interés, de brillo, de sabiduría y de magnífica exposición. Al finalizar, espontáneamente, toda la sala se puso en pie y le hemos aplaudido por un espacio no menor de 15 minutos como a un Pavarotti después de una de sus más logradas arias, pero en este caso de las leyes. ¡Qué gustazo da encontrar gente así! Afortunadamente abundan en España. Como comprenderán, en mi caso no pude evitar acordarme de Uslar Pietri, y su soledad en ese conjunto de gente brillante allá en Venezuela... Aquí don Arturo sería simplemente uno más. “Laudeamus te, Magíster...” El acto concluyó con los tradicionales vivas al Rey y a España y las notas musicales del Himno Nacional, la Marcha Real.
Recordaba, supra, que estamos en navidad. Y ayer por la tarde se oficializaba cayendo la primera “nevada” en la capital. Copos espesos y blancos flotaban desde el aire y caían sobre los niños que gritaban de alegría a su alrededor. Lo llamativo es que la nieve no era fría y sólo caía en la Plaza de la Villa. Un coro de villancicos aclaraba a los despistados transeúntes de que no se trataba de una fiesta infantil de la espuma, sino de la celebración de las Navidades que organizó el Ayuntamiento de Madrid, sustituyendo de esa manera el tradicional pregón que cada año leía (y en ocasiones amenizaba con improvisados villancicos) el Alcalde de la ciudad desde uno de los balcones del Consistorio. El espectáculo muy vistoso e imaginativo lo vimos por Telemadrid y es un adelanto de cómo será la famosa cabalgata de los Reyes Magos en esta ciudad. La Navidad en España es muy bonita pues las calles las engalanan de luces y motivos propios de la celebración así como también lo hacemos los particulares en nuestras respectivas casas: el arbolito, el nacimiento y los adornos sueltos por todos los sitios. El bullicio, las compras y algo muy importante: La lotería del Gordo. Yo creo que no existe persona en este país que por estas fechas no haya comprado al menos un décimo de esa famosísima lotería. Es un verdadero espectáculo ver las inmensas colas que se forman para adquirir un número principalmente el la Agencia de “Doña Manolita” en la Gran Vía madrileña. Y claro está en cada peña, compañía, sindicato, barrio, grupete, o asociación cualquiera se juega tradicionalmente a un número. Personalmente tengo tres décimos; uno que juego en unión con mis vecinos de calle, otro con los compañeros de trabajo y otro (no íbamos a librarnos) que hemos empezado a jugar este año con el personal de nuestra guardería. A ver que haya suerte... porque esta visto que si no lo juegas sale el número y si lo juegas no sale... ¡Murphy, Murphy!... La otra cosa típica de España por estas fechas son los dulces: Mazapanes, turrones, polvorones, quesadillas y un largo etcétera. A Jeannette la trae por el camino del vicio los mazapanes. Ayer le traje unos que son la leche de buenos, pues son de Sonseca, pueblo de Toledo famoso por ello. En el Nº 10 de la Calle Mayor de Madrid hay un establecimiento llamado El Riojano con más de 100 años de actividad en donde las colas son kilométricas para comprarlos. El dueño se da el tupé de cerrar los días de diciembre de 2:00 a 5:30 de la tarde (hay que dormir la siesta) como un día cualquiera cuando a su alrededor todas las tiendas están prácticamente abiertas de sol a sol. Tiene todo el año vendido por adelantado y se consumen hasta en nuestra antípoda Nueva Zelanda.
Anoche fue un día de cenas de compañías. Encontrar una mesa en cualquier restaurante es misión imposible; por lo tanto las empresas hacen con suficiente anticipación la reserva, algunas incluso de un año para el otro. Escuché en las noticias que solamente esa noche en Madrid los restaurantes ingresan en redondo unos 60 millones de euros. Nosotros no podíamos ser menos y también organizamos nuestra cena de empresa con nuestro personal de la guardería. Obviamente la tuvimos en Alcalá, que esta tanto o más congestionada a la hora de encontrar un establecimiento que Madrid. La pasamos fabulosamente bien. El grupo esta muy integrado, formado por profesionales jóvenes, con mucha gana de marcha y muy simpáticas. Son siete chavalas más nosotros tres, 10 en total. Comimos exageradamente hasta el extremo de no poder consumirlo todo. Anécdotas, comentarios sobre algunos padres y niños, chistes, y lo mejor de todo la personalidad de cada una de ellas fuera del ambiente de trabajo. Paralelamente sentíamos una satisfacción muy especial. Allí estábamos, con nuestra gente. Con españoles que gracias a nuestro espíritu empresarial han obtenido un puesto de trabajo con todas las de la ley en España. Salarios que incrementan la economía de este país, que pagan impuestos y Seguridad Social. Dinero que hemos inyectado y que ayuda en su modesta proporción en sostener e incrementar el porcentaje del crecimiento de la economía nacional. Si solo un millón de españoles o extranjeros hubiese hecho lo mismo, se habría creado en un solo año 8 millones de empleos fijos e indefinidos en ese tiempo. Comparemos esta cifra con los 4 millones de puestos de trabajo que se crearon durante los 8 años del Gobierno de Aznar. Jeannette y yo nos sentimos muy orgullosos por ello. Cuando al final de la cena brindamos, en mi copa estaba presente lo antes dicho, al tiempo que cumplíamos con el ritual de: ¡arriba, abajo, al centro y pa´dentro...!
Salud, pues por ellas, por ustedes mis queridos lectores, por nosotros que logramos nuestra meta, por tantos y tantos amigos de nuestra Venezuela y por España a la que tenemos mucho que agradecer. Un fuerte abrazo y ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y UN VENTUROSO Y PROSPERO AÑO NUEVO 2006! Agur.
Azorín decía que la técnica de la escritura consiste en decir una cosa después de otra; en colocar una palabra después de la otra sin saltarse el tema. Así de sencillo veía ese insigne representante de la generación del 98 el arte de la escritura. Otros, como Vargas Llosa, se lo toma como un trabajo de oficina: escribe de 9:00 a 2:00, interrupción para comer, con siesta incluida, y comenzar nuevamente de 17:00 a 20:00. En fin cada cual según le sople la Musa, esa malcriada a la que hay que doblegar pues de lo contrario tu “Opera Omnia” no superaría diez cuartillas. Así pues, la escritura, tu escritura, no es otra cosa que una suerte de mezcla, un cóctel desequilibrado entre Azorín y Vargas Llosa; entre técnica y disciplina al que añadiría algo más: el estilo. ¡Ahí está el detalle! como diría Cantinflas. ¿Cómo demonios adquirimos un estilo? No me atrevo a contestar esa grave pregunta. Al igual que en la pintura, muchos autores comienzan imitando a los maestros para luego ir poco a poco dejando aflorar su estilo propio. ¿Propio dije? ¡Qué sabemos cuanto de propio tiene un estilo...!
Estamos en navidades. Para nosotros estas fechas significan la reunión anual de toda la familia. Federico está en estos momentos en Nueva York atendiendo una reunión de trabajo. De allí partirá a España. Mañana domingo 18 le iré a buscar a Barajas. Manuel saldrá de Boston el 22. Este año cambiaremos de escenario y nos iremos a celebrar la Navidad a Moguer, mi pueblo natal, junto con mis familiares onubenses. A este respecto el martes 20 Federico y yo viajaremos en AVE a Sevilla y de la hispalense estación de Santa Justa, en coche alquilado, saldremos con rumbo a la cuna de Platero. El resto de la familia bajará, junto con Manuel, con el coche de casa el día 24. Aunque parezca mentira esta será la vez primera que Federico va a Andalucía. El ambiente de jolgorio y buen vivir del sur de España le fue ahorrado como producto de una estrategia nuestra. Cuando venía a España siempre le insinuamos cualquier otro lugar menos Andalucía. El carácter abierto, social y alegre de Fede mezclado con la continua festividad andaluza, pensamos seria una mezcla peligrosa y explosiva que podría ocasionar el abandono de sus estudios. Hoy en día, ya con Grado Universitario, Master y trabajo en Philips Morris los temores se disipan. Así pues, tendré una oportunidad extraordinaria de mostrarle y presentarle los lugares y gentes de donde proviene el 50% de sus raíces hispánicas.
Una vez me preguntaron sobre qué comidas extrañaría en caso de irme de Venezuela. Yo contesté que tres: El queso blanco, los cambures (plátanos) y las hallacas. De las tres cosas solo el queso blanco tiene alguna deficiencia pues el que aquí se vende es de tradición Colombiana y Ecuatoriana. Las otras dos se logran y con creces en España. Nuestras hallacas, modestia aparte, quedaron extraordinarias. Como dijo nuestra vecina Katina de Terrazas del Club Hípico la vez primera que las probó: “Son una experiencia religiosa” Afortunadamente gracias a la gran inmigración de Sudamérica presente en esta Comunidad, es muy fácil obtener todos los productos para hacer las hallacas y, ¡oh sorpresa!, de mejor calidad que en Caracas. Las hojas de plátano vienen de Ecuador exquisitamente preparadas, limpias y sin desperdicio; la harina pan es de calidad de exportación, sabe realmente a maíz y no a detergente de lavar ropa como últimamente me sabían las arepas en Venezuela. El onoto es estupendo y... agárrense: la panela la tienes tanto en su tradicional forma de ladrillo como pulverizada, con lo cual se facilita su proceso de disolución, amén que, por controles de calidad de la UE es 100% azúcar virgen de caña y no mezclada con ceniza. Existe además una manteca de cochino mezclada con pimiento (pimentón) que localmente se conoce como “manteca colorá” utilizada sobretodo en Andalucía y Extremadura como la mantequilla sobre el pan en el desayuno, que es ideal para añadirla a la masa por el exquisito sabor que le aporta. En definitiva, queridos lectores, cuando quieran comerse una buenas hallacas de primer mundo, vengan por Madrid. Hallacas que por otra parte mis hijos venden como las mejores con la diferencia que no son de su mamá, sino de su papá... jajaja.
Un punto al cual quiero hacer referencia es a mi graduación. Como recordarán durante este año hice el curso para Corredor de Seguros. Lo culminé en Septiembre y el pasado 1º de Diciembre fue la ceremonia de Graduación. Como todo este tipo de eventos, tuvimos nuestra sesión de fotos y la parafernalia de la entrega de diplomas. Lo novedoso para mi fueron tres cosas; la primera el verme con 58 años recibiendo un nuevo diploma y haber estado durante este año con las mismas angustias de exámenes y devaneos de cafetín universitario como en mis años de la UCAB. La segunda el uso de la beca, que no es dinero que me regalaron, sino una banda que tradicionalmente se coloca el graduando en el pecho en forma de uve (ve de vaca) y la tercera la “Lectio Magistralis”. Fue realmente MAGISTRAL. Al contrario de lo que suele ocurrir en otras graduaciones, esa clase fue de tanta altura, con tanto conocimiento, con tan excelente exposición, tan brillante en argumentos y datos así como tan agradable al escucha que, desde el principio al fin estábamos prácticamente en trance de éxtasis. La dictó el Director General de Normativa del Reino de España y el tema era, por su título, como para salir corriendo (excepción hecha de mi cuñado Germán Acedo quien lo percibiría hasta “excitante”): “La normativa en el marco de la Industria del Seguro en España” Pues bien a este tema tan espantosamente árido, monótono y aburridísimo, ese genio lo llenó de cultura, de interés, de brillo, de sabiduría y de magnífica exposición. Al finalizar, espontáneamente, toda la sala se puso en pie y le hemos aplaudido por un espacio no menor de 15 minutos como a un Pavarotti después de una de sus más logradas arias, pero en este caso de las leyes. ¡Qué gustazo da encontrar gente así! Afortunadamente abundan en España. Como comprenderán, en mi caso no pude evitar acordarme de Uslar Pietri, y su soledad en ese conjunto de gente brillante allá en Venezuela... Aquí don Arturo sería simplemente uno más. “Laudeamus te, Magíster...” El acto concluyó con los tradicionales vivas al Rey y a España y las notas musicales del Himno Nacional, la Marcha Real.
Recordaba, supra, que estamos en navidad. Y ayer por la tarde se oficializaba cayendo la primera “nevada” en la capital. Copos espesos y blancos flotaban desde el aire y caían sobre los niños que gritaban de alegría a su alrededor. Lo llamativo es que la nieve no era fría y sólo caía en la Plaza de la Villa. Un coro de villancicos aclaraba a los despistados transeúntes de que no se trataba de una fiesta infantil de la espuma, sino de la celebración de las Navidades que organizó el Ayuntamiento de Madrid, sustituyendo de esa manera el tradicional pregón que cada año leía (y en ocasiones amenizaba con improvisados villancicos) el Alcalde de la ciudad desde uno de los balcones del Consistorio. El espectáculo muy vistoso e imaginativo lo vimos por Telemadrid y es un adelanto de cómo será la famosa cabalgata de los Reyes Magos en esta ciudad. La Navidad en España es muy bonita pues las calles las engalanan de luces y motivos propios de la celebración así como también lo hacemos los particulares en nuestras respectivas casas: el arbolito, el nacimiento y los adornos sueltos por todos los sitios. El bullicio, las compras y algo muy importante: La lotería del Gordo. Yo creo que no existe persona en este país que por estas fechas no haya comprado al menos un décimo de esa famosísima lotería. Es un verdadero espectáculo ver las inmensas colas que se forman para adquirir un número principalmente el la Agencia de “Doña Manolita” en la Gran Vía madrileña. Y claro está en cada peña, compañía, sindicato, barrio, grupete, o asociación cualquiera se juega tradicionalmente a un número. Personalmente tengo tres décimos; uno que juego en unión con mis vecinos de calle, otro con los compañeros de trabajo y otro (no íbamos a librarnos) que hemos empezado a jugar este año con el personal de nuestra guardería. A ver que haya suerte... porque esta visto que si no lo juegas sale el número y si lo juegas no sale... ¡Murphy, Murphy!... La otra cosa típica de España por estas fechas son los dulces: Mazapanes, turrones, polvorones, quesadillas y un largo etcétera. A Jeannette la trae por el camino del vicio los mazapanes. Ayer le traje unos que son la leche de buenos, pues son de Sonseca, pueblo de Toledo famoso por ello. En el Nº 10 de la Calle Mayor de Madrid hay un establecimiento llamado El Riojano con más de 100 años de actividad en donde las colas son kilométricas para comprarlos. El dueño se da el tupé de cerrar los días de diciembre de 2:00 a 5:30 de la tarde (hay que dormir la siesta) como un día cualquiera cuando a su alrededor todas las tiendas están prácticamente abiertas de sol a sol. Tiene todo el año vendido por adelantado y se consumen hasta en nuestra antípoda Nueva Zelanda.
Anoche fue un día de cenas de compañías. Encontrar una mesa en cualquier restaurante es misión imposible; por lo tanto las empresas hacen con suficiente anticipación la reserva, algunas incluso de un año para el otro. Escuché en las noticias que solamente esa noche en Madrid los restaurantes ingresan en redondo unos 60 millones de euros. Nosotros no podíamos ser menos y también organizamos nuestra cena de empresa con nuestro personal de la guardería. Obviamente la tuvimos en Alcalá, que esta tanto o más congestionada a la hora de encontrar un establecimiento que Madrid. La pasamos fabulosamente bien. El grupo esta muy integrado, formado por profesionales jóvenes, con mucha gana de marcha y muy simpáticas. Son siete chavalas más nosotros tres, 10 en total. Comimos exageradamente hasta el extremo de no poder consumirlo todo. Anécdotas, comentarios sobre algunos padres y niños, chistes, y lo mejor de todo la personalidad de cada una de ellas fuera del ambiente de trabajo. Paralelamente sentíamos una satisfacción muy especial. Allí estábamos, con nuestra gente. Con españoles que gracias a nuestro espíritu empresarial han obtenido un puesto de trabajo con todas las de la ley en España. Salarios que incrementan la economía de este país, que pagan impuestos y Seguridad Social. Dinero que hemos inyectado y que ayuda en su modesta proporción en sostener e incrementar el porcentaje del crecimiento de la economía nacional. Si solo un millón de españoles o extranjeros hubiese hecho lo mismo, se habría creado en un solo año 8 millones de empleos fijos e indefinidos en ese tiempo. Comparemos esta cifra con los 4 millones de puestos de trabajo que se crearon durante los 8 años del Gobierno de Aznar. Jeannette y yo nos sentimos muy orgullosos por ello. Cuando al final de la cena brindamos, en mi copa estaba presente lo antes dicho, al tiempo que cumplíamos con el ritual de: ¡arriba, abajo, al centro y pa´dentro...!
Salud, pues por ellas, por ustedes mis queridos lectores, por nosotros que logramos nuestra meta, por tantos y tantos amigos de nuestra Venezuela y por España a la que tenemos mucho que agradecer. Un fuerte abrazo y ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y UN VENTUROSO Y PROSPERO AÑO NUEVO 2006! Agur.
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TITULO: La incurable manía de escribir... Iuv. 7, 52